Veintisiete

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Los días fueron pasando lentamente, no aceptaba ningún tipo de alimento, cada vez que lo veía acercase a mí y me negaba a cualquier tipo de contacto obtenía un golpe en mi cara.

-Tienes suerte no poder mirarte a un espejo, incluso viéndote fatal yo te sigo amando, entiéndelo de una puta vez.

¿Tenías que ser Tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora