Puse mi pie en la pared para impulsar mi cuerpo a la puerta, haciendo agobio de toda mi fuerza jalé una y otra vez pero nunca cedió. Sólo había una explicación, alguien me había encerrado con llave.
Fui por el teléfono inalámbrico para reclamarle a mi madre, pero no tenía sonido. Fui hasta la ventana pero era inútil, estaba enrejada y me encontraba en el segundo piso, no había manera de salir. Escuché la bocina por varios minutos y luego el sonido del carro alejarse, me senté en suelo resoplando.
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¿Tenías que ser Tú?
ContoPara un hombre, obtener él rechazo de una mujer puede ser un tiro al blanco en su ego. La venda impuesta por la irrealidad en nuestros ojos puede jugarnos a favor o en contra, la aprovechamos y nos permitimos vivir conforme a lo que soñamos, o atent...