Treinta y ocho

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Después de ducharme salgo a la recamara, trato de descansar pero una pesadilla se interpone entre mis planes. Así que uso el teléfono y en dos segundos mi ángel aparece.

-¿Qué sucede? –pregunta.

-Tengo mucho miedo –digo abrazándome a mí misma.

Se dirige hasta el sillón y se planta ahí, me ordena que descanse y así lo hago.


¿Tenías que ser Tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora