Apresó mis manos con fuerza a cada lado de mi cabeza y comenzó a besar mi cuello. Lo chupaba fuertemente mientras decía cantidad de palabras donde imponía el eres mía.
Subí mi rodilla y golpee fuertemente su entrepierna. Se alejó agachándose del dolor y comencé una carrera hacia la puerta, allí me encontré a mi padre quien se mostró divertido con mi cara de angustia. Minutos después Chris llegó riendo y haciendo comentarios sobre un juego muy brusco. No supe a que se refería hasta que vi mi cuello y mis clavículas llenas de marcas rojas.
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¿Tenías que ser Tú?
Historia CortaPara un hombre, obtener él rechazo de una mujer puede ser un tiro al blanco en su ego. La venda impuesta por la irrealidad en nuestros ojos puede jugarnos a favor o en contra, la aprovechamos y nos permitimos vivir conforme a lo que soñamos, o atent...