Cuarenta y ocho

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La noche llega y con ella la compañía de mi ángel. Cenamos un poco juntos y luego nos enfrascamos en una conversación para conocernos un poco más. Nos acercamos y mi corazón comienza a latir a mil por segundo, me permito pasar mi mano por sus brazos y sentir seguridad ante la calidez de nuestro tacto.


¿Tenías que ser Tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora