El destino nos unió (Sam Evans y tú)

Comienza una nueva vida

- Felicidades parejita.- Dijo Kurt.

- ¿Cómo...?- Pregunté.

- Fácil anoche os lo pasasteis demasiado bien.- Dijo Kurt nuevamente.

- Qu-qu-que vergüenza.- Me puse más roja que un tomate.

- No pasa nada. Pero la próxima vez iros a un hotel por favor.- Suplicó.

- Sí.- Dijo Sam rojo también.

- Bueno os dejo a solas. Asi que si queréis más aprovechar ahora que no habrá nadie.

- No, no pasa nada. Adiós.

- Adios.- Se despidió y se fue.

- Ahora que estamos los dos solos. ¿Te puedo proponer algo?- Dijo Sam.

- Claro.

- Quiero empezar de nuevo, de cero sin perderte en ningún momento. Esta vez, si tu te vas me iré contigo. Si te quedas me quedó. Pero esta vez no te dejaré ir, no te quiero volver a perderte, no quiero que la distancia ni nada ni nadie nos vuelva a separar. Quiero comenzar una nueva vida contigo.

- ¿A que te refieres Sam?

- Vayamonos de aquí y pillemos una casa para los dos solos. Hagamos nuestra vida, los dos juntos y sólo. Y te prometo que vendremos a visitar a Rachel, Santana y Kurt e incluso iremos a los otros sitios donde estén los demás. Pero comencemos de nuevo los dos, y tengamos una nueva vida tú y yo pero para siempre. ¿Quieres?

- No sé. Me gustaría, pero es una locura, me da pena dejarlos.

- Quinn y Puck lo han hecho. Artie y Tina también. Porque nosotros no?

- Vale. Trato hecho.

- ¿De verdad?

- Sí, ¿porque no?

Después de varios meses, estuvimos buscando casas y trabajos en Florida ya que era el lugar donde teníamos pensado ir. Rachel, Kurt, Santana estaban triste al saber que nos íbamos a ir.
Cuando encontramos un trabajo y una casa nos fuimos directamente ahí. Estuvimos bastante tiempo y estábamos muy contentos. El sitio era increíble y la casa también. La gente aquí eran muy buenas personas. Nos habíamos hecho amigos con los vecinos.

La casa era muy chula nos costó 264.400$ tiene tres habitaciones y dos baños. Nos venía bien ya que así había sitio por si los demás querían venir.

Meses después...

- Sam.

- Dime.

- Estoy embarazada.- Sus ojos se abrieron de par en par.

- ¿Y yo soy el padre?

- No. El vecino. Pues claro!- Se empezó a emocionar se acercó a mí y me abrazó.

- Te amo.

- Yo también.

- Deberíamos celebrarlo. Ponte guapa está noche. Ahora vuelvo.- Se fue corriendo. Salió de la casa.

Me estuve arreglando y me puse un vestido negro. A saber dónde me iba a llevar para celebrarlo.
Al fin llegó a casa.

- ¿Vamos?- Nos subimos al coche y arrancó.

- ¿Dónde vamos?

- A celebrarlo con champán ya que estamos. Bueno tu no vas a beber.

- Pero que no crees que te estás pasando, sólo estoy emabrazada.- Reí.

- Pero yo soy el padre y tu eres la madre de mi bebé y eso es lo más importante de mi vida y quiero celebrarlo porque voy a tener una familia contigo.

- Sam.

- ¿Que?

- Te amo.

- Y yo. Ya hemos llegado.- Bajamos del coche y nos acercamos al restaurante.

- He reservado para dos a nombre de Sam.- Dijo a la camarera.

- Síganme.- La seguimos y nos acompaño a una mesa. Y empezamos a pedir. Estuvimos hablando y riendo mientras cenabamos.

- Creo que ya va siendo hora.

- Sí, se va haciendo tarde.

- No. A eso no.- Se levantó y se acercó a mí.- _____ te amo y ahora que sé  que voy a ser padre de un bebé maravilloso. Quiero que el bebé tenga un padre y una madre que estén realmente juntos. Y me harías muy feliz si me dijeras que sí.

- Dios mío.- Se arrodilló.

- Te quieres casar conmigo.

- Claro.- Salté a abrazarle y escuchamos a la gente aplaudir. Al pasar el rato nos volvimos a casa.- Te amo Sam.

- Yo también te amo.

- Siempre juntos.- Dijimos a la vez. Y nos dimos el mejor beso que pudimos darnos.

Habremos tenido nuestros grandes baches pero no me arrepiento de haber vuelto con él. Sabía que éramos más fuertes que nunca los dos juntos y sabía que lo nuestro nunca iba a terminar.

FIN