capítulo 16

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Al escuchar siento que me desmoronó, ¡Ivonne no puede morir!
-Pe-pero cómo que esta mal - lo agarro del hombro, sacudiéndolo  como un muñeco.

- Es ve..verdad si no la llevamos a un hospital morirá -dice tratando de librarse de mi agarre.
¡Maldición! Porque todo se tiene que complicar más, ya tengo suficientes problemas como para agregarlo esto. Con desesperación trato de aclarar mi mente y así intentar pensar mejor, sin embargo, nada parece ocurrir.

-¿qué sucede Efrén? suéltalo el pobre ya esta colorado -  me interrumpe Sebastián alejándome de él.

- Lo siento - digo al ver su rostro colorado, me alejo y después de prensarlo un momento me decido hablar -  yo la llevaré - mi voz sale decidida y sin esperar respuestas voy en busca de ella.
Tenía que hacerlo,no podía permitir que muera, no ahora.

Llego en el cuarto de Ivonne disparado, ella esta sobre la cama con una bata blanca húmeda ¡maldita sea ese imbécil la cambió! Trato de contenerme, la alzó con cuidado y bajo las escaleras. Ahora es el peor momento para tener algún tipo de celo.

- El coche esta listo - Sebastián me ayuda abriéndome​ la puerta.

-Gracias amigo - la acuesto en el asiento cuidadosamente -Tranquila todo va estar bien - susurro cerca del oído, de la inconveniente Ivonne.

Conduzco a toda velocidad, la ciudad queda muy lejos ya que lo odio, yo amo la naturaleza y no me gusta estar en un lugar lleno de sonido por todos lados.

-Ma...mamá.... u..un abrazo..

Al escuchar la voz de Ivonne freno de inmediato, pero que dijo, ¿acaso estaba pidiéndole​ un abrazo a su mamá? Ella esta con una pequeña sonrisa en su rostro. Pero no se supone que se estaba muriendo.
Claro que estúpido esta delirando vuelvo arrancar no quiero que le suceda nada.

( 3 días después....)

Me pase los tres días aquí en el hospital, y Rodrigo era el culpable de todo, no quería separarse de Ivonne ni un momento. El doctor me dijo que si llegaba un minuto tarde ella moriría, pero gracias a la diosa luna, ella se recupera lentamente.

-Efrén, puedes irte a casa yo te aviso cualquier noticia - dice  Sebastián sentándose a mi costado.
Lo miro mal, no me agrada para nada que quiera alejarme de ella, mejor dicho mi lobo lo mira mal.

- No, si ella despierta yo... yo quiero estar aquí -bajo la mirada pensativo. Detesto tener que darle explicaciones, pero dudo que él se quede sin su respuesta.

- ¡Efrén! Nunca te vi así, me vas a decir quién es ella en realidad -  se para frente a mí mirándome a los ojos.
¡maldita sea! en esa posición no podría mentir, Sebastián me conoce perfectamente. Y como les dije no parará hasta obtener su respuesta, y claro ya se puso en ese plan.

-Nada, ya te lo dije -miro al costado evitando su mirada. Quiero darme un golpe para que deje de hacer preguntas, sin embargo, no quiero lidiar con su molestia después.

-Efrén te conozco desde niño, por el amor de dios no me mientas. - veo a todos lados, rogando que nadie este presente, ¿Por qué diablos se comporta así? Y justo ahora. Resignado y sin ganas de mentirle más suelto la verdad.

-Esta bien, es mi mate ¡contento! -grito. No sé porque lo soportó tanto.
Sebastián se sorprende y me mira incrédulo.
-¿E..ella es tu mate?¡Es increíble la encontraste! -se lanza en cima de mí y me da un fuerte abrazo.
Pero qué le pasa justo, ahora se pone cariñoso. Es incorregible.

Siempre  Fuiste Tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora