Capitulo 1

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Él me sonrió, una sonrisa que derretía a cualquiera, o al menos a cualquiera con el nombre de Carolina Kopelioff. Me acerque a él y le besé la comisura de los labios, aunque él me tomó de la cadera acercándome a él y me besó ardiente. Fue en busca de una corbata y terminó de vestirse frente al espejo, yo lo miraba atenta, atenta a cada uno de sus movimientos. Observe su rostro, sus ojos avellanados, sus labios deseables, su cuello largo, sus manos atando el nudo de la corbata azul. Él sonrió mientras me miraba a través del espejo, luego se acercó a mí y volvió a besarme, yo puse mis brazos alrededor de su cuello y él me rodeó de la cintura.

- Te veo en la noche. - Susurró sobre mis labios y yo asentí. - Tienes que ir por las compras.

- Si, me encargare de eso. ¿Valentina regresó?

- Hoy, en no más de una hora. - Se alejó de mí y se dirigió a la puerta de la habitación.- Carolina estuviste increíble anoche.

Sonreí mientras veía al hombre más hermoso que mis ojos vieron alguna vez, salir por la puerta para ir a su más famosa empresa. Si, él era Agustín Bernasconi. Me dirigía a su baño como si fuera el mío y me duché rápido, me vestí sencilla y comencé con el trabajo. Primero ordené las ropas que anoche nos habíamos sacado y las llevé a la lavandería, cambie las sábanas de la gran cama King de Agustín y luego aspire su habitación. No había mucho que hacer en su dormitorio porque el día anterior Katja y yo habíamos hecho un aseo profundo.

Se escuchó el ruido de la puerta y supuse que sería Valentina, una chica de veinte años que volvía de sus merecidas vacaciones. Parecerá absurdo tener a tres mujeres al servicio de limpieza en una sola casa, pero no señores, no era una sencilla casa. Si no que era la mansión de Agustín Bernasconi. Mientras Katja se dedicaba completamente al gran jardín delantero y trasero del lugar, Valentina era la encargada de la cocina y también de hacer el aseo al igual que yo, que limpiaba y me encargaba de las compras.

Valentina subía las escaleras para ir a su habitación seguramente - sí, cada una de nosotras tenía una habitación - y me la topé en el pasillo.

- ¡Volviste! - Ella asintió sonriente y me saludó de beso en la mejilla.

- Fue increíble. ¿Cómo va todo por aquí?

- Muy bien, cansador porque me ha faltado tu ayuda.

- ¿Y con Agustín?

- Mejor de lo que esperaba. - Ella asintió sonriente.

- Ten cuidado.

- Valentina, realmente si me vas a dar consejos dime la razón.

- Es... Carolina no puedo. Confidencial, firme un contrato y...

- Ya. - Giré los ojos. - No soy una niña.

- Como sea. ¿Pidió algo en especial el? - Se refirió a la comida, era la misma pregunta de casi todos los días.

- No, yo ire por las compras.

Valentina asintió y yo fui hasta la cocina, saque la lista de compras guardada en un cajón y tomé el dinero que Agustín había dejado anoche en la mesa para las compras. Salí y me subí a mi auto para ir al mercado. Mi celular vibró.

- ¿Hola?

- Carolina. - Sentí un calor a través de mi cuerpo al oír su voz, tal cual como el primer día.

Flashback.

- Tú eres Carolina Kopelioff. - Sentí un calor atravesar mi cuerpo, mi nombre en su boca sonaba tan... Sexy.

- Sí, señor.

- Veinte años, de California, estudió administración de empresas... - Leía mi currículum y un informe que realmente no sé de qué lugar saco. - Muy buenos colegios, señorita Kopelioff.

En su cama • Aguslina. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora