Capitulo 5

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Pero yo era testaruda y bastante porfiada y quería seguir escuchando, así que tome el lustra mueble y el limpia vidrio con la excusa de limpiar la sala. Tomé un paño y fui hasta el lugar, allí estaba ella llorando y él la miraba de brazos cruzados.

-Deja de hacerte la víctima, Martina. -Oh, así que ese era su nombre.

-Agustín, entiende que fue injusto para mí.

-No, no lo fue. Tú no seguiste instrucciones.

-¡Era una maldita inyección! -¿Qué tenía que ver una inyección en todo esto? Seguí limpiando un gran mueble mientras disimulaba, Agustín gruñó ante mi presencia.

-Carolina, ve a limpiar a otro lado. -Levanté mi mirada hasta él.

-Sí, señor. ¿Puedo acabar con este mueble primero? -Él gruñó otra vez, pero asintió.

-Así que ella es mi reemplazo. -Habló con disgusto la mujer.- ¿Es mejor que yo?

-En todo sentido. -¿Se refería a eso porque me acostaba con él, o porque era mejor empleada?

-Bueno, creo que hablar contigo es como hablarle a la pared. No llegaremos a un acuerdo.

-Exacto, vas entendiendo Martina. -Se puso de pie a lo que ella también lo hizo. ¿Se iban por qué yo estaba aquí?

-Nicolás aún pregunta por ti. -Agustín gruño.- Esta bien, adiós.

-¡Gastón! -El hombre apareció en la sala. -Llévala afuera. -Yo seguía limpiando el gran mueble, cuando la sala estuvo vacía, Agustín se acercó peligrosamente cerca.- ¿Era necesario limpiar esta habitación?

Un escalofrió recorrió mi cuerpo.

-Sí, señor. -Ví como Valentina atravesaba la cocina para subir las escaleras.- Eh, tengo que seguir limpiando.

-Puedes ir y acabar mi habitación. -Lo miré tratando de entender sus palabras, ¿No lo decía por lo de hace rato, verdad? Dios este hombre me congelaba las neuronas y no pensaba bien.

-Está acabada. -Terminé este lio, en cualquier momento alguien nos podría ver y no quería problemas.

-Bien. -Se alejó de mí y se fue a la oficina, cerró la puerta fuerte.

-Carolina. -Me habló Gastón cuando entro de nuevo a la casa. Me volteé a él.- Creo que Katja necesita ayuda allá adelante.

Asentí y fui donde estaba ella, sentada de rodillas mientras arreglaba unas flores rotas. ¿Quién las rompió? Tenía que ser un idiota para romper tantas flores hermosas.

-¿Ayudo? -Pregunté y ella asintió de inmediato.- ¿Quién las habrá roto?

-Fue Martina, la mujer que estaba adentro. -Asentí.

-¿Quién era ella?

-Fue una empleada durante dos años. Siempre estuvo enamorada de él. -Me tensé.

-¿Pasó algo entre ellos dos?

-Lo siento, Carolina. Es confidencial. Ya sabes, cualquier cosa que haya pasado en esta casa antes de que tú entraras es... Confidencial. Recuerda, el contrato. -Fruncí el ceño.

-Entiendo.

Decidí preguntar otra cosa, a ver si la respondía. Si lo hacía, entonces solo el tema de esa mujer era confidencial, y si no, ella estaba diciendo la verdad. No es que yo no sepa de ese contrato, yo igual firme. Pero, vamos, estábamos solamente nosotras dos ahí, nadie más podría escuchar.

-¿Es cierto que Agustín era alcohólico?

-Confidencial, Carolina. -Bien, por parte de ellas no obtendría respuestas.

-¿Todo es confidencial?

-La mayoría, solo cosas sin mayor importancia se pueden decir.

-¿Cómo qué?

-Am... Como que Agustín compró esta casa hace dos años, las empleadas que entraron y salieron, y la fiesta de cumpleaños con más de 200 invitados, en cierto punto.

-¿Qué empleadas han estado aquí? - Tenía una gran duda sobre Martina. ¿Quién era ella?

-Bueno primero entré yo, Ruggero y Samanta, pero ella tuvo que irse a otro país a estudiar y dejó el cargo. Luego entró Valentina y Martina, y más adelante entró Gastón. Luego Martina fue despedida y ahora estás tú.

-Ah. ¿En serio no puedes decirme nada de Martina?

-Nada. Solo él puede darte respuestas. -Asentí.

Cuando el día ya estaba por acabar y yo terminaba de darme una ducha, sentí el golpe leve en mi puerta. Fui a ver quién era y me encontré con Agustín en ropa interior. Mordí mi labio instantáneamente y él sonrió mientras entraba a mi cuarto.

-¿Quieres sexo? -Pregunté al ver que se recostaba en mi cama y se apoyaba en sus brazos para estar semi-sentado.

-Que directa, señorita Kopelioff. -Me ruboricé.- Y si, quiero sexo.

-¿Con una película porno de fondo? -Pregunté al ver que encendía el televisor. Recordé lo de esta mañana.

-Sí. ¿Vas a venir o voy a buscarte? -Me acerqué a él con piernas temblorosas. Me sentí un poco ofendida, más bien puta. Yo lo amaba, o al menos quería, y él solo se interesaba en mí por sexo.

-Sí, señor. -Me senté sobre él y me froté contra su pelvis. Los gemidos del televisor comenzaron a sonar, oh si, el canal Playboy.

-Mmm... -Me apretó las nalgas y gemí al sentir como su miembro crecía. Recordé la conversación con Ruggero hoy en la mañana, me ruboricé.

-¿Porque Ruggero sabe de lo nuestro?- Él gruñó mientras besaba mi cuello, susurró muy cerca de mi oído.

-Nos vio en el living y no pude negarlo. -Me apretó una nalga.

-¿Cómo sabias que hablaba de nosotros con Valentina? -Soy una total mata pasiones, pero quería saber.

-Si tengo que taparte la boca créeme que lo haré. -Me advirtió y gemí. Sus labios volvieron a atrapar los míos.

-Eso sería excitante. -Me miró con sus ojos ardientes, oscuros, llenos de lujuria y sonrió. Me levantó y se dirigió a mi armario, abrió las puertas y busco entre mis prendas algo que sirviera.- Tal vez en el cajón de abajo. -Le sugerí.

-¿Qué guardas aquí? -Abrió y sentí su sonrisa al ver mis tangas limpias. Sacó dos y las anudó, luego me la cruzó por la boca y la cabeza y las ató.- Que sexy te ves. -No podía responder, solo gemí.

Nos leemos el jueves✨ Las quiero mucho angelitos💛 Gracias.

- A.A.M. -💟🔥

En su cama • Aguslina. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora