Capitulo 4

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Cuando amaneció no ví a Agustín en la cama, de seguro ya se había ido a la empresa. Ví el reloj y eran las 9 de la mañana. Me levanté y me coloqué mí vestido de pijama y salí de la habitación de Agustín con cuidado de no ser vista.

-Carolina. -Di un salto del susto, me volteé y vi a Ruggero mirándome con una ceja levantada. Mierda.

-Hola. -Me sonrojé completamente al ver que estaba con mi vestido cortito saliendo de la habitación del jefe, no había excusa que valga.- Yo... Eh...

-Sé sobre tu aventura. -Dijo de lo más normal. ¿Mi aventura? ¿Era una aventura? Asentí nerviosa.- El señor Bernasconi me tiene una gran confianza. Los he visto en la cocina y en el living. -Mi cara no podía estar más roja. Gracias Ruggero, has logrado hacer esta la mañana más vergonzosa.

-Basta, Ruggero. -Susurré.- Nadie más puede saberlo.

-Es un hecho que no. El señor Bernasconi hoy no irá a la empresa, almorzará aquí.

-De acuerdo. ¿Valentina está despierta?

-Abajo, preparando el desayuno para el señor Bernasconi.

-Si, el señor Bernasconi. -Dije distraída.- Iré a bañarme, y por favor Ruggero, no te vuelvas a aparecer así de la nada que me dará un infarto. -Él rió negando con la cabeza y luego caminó hasta su habitación. Si, él también tenía habitación.

Luego de una ducha bajé hasta el comedor, Valentina terminaba de colocar todo en una bandeja, había tres. La ayudé con una, Katja al parecer aún no bajaba porque no la ví en ningún lado y en el jardín trasero no estaba. Al llegar al comedor la ví entrar por la puerta de ingreso con unos sobres. Los dejó en una mesilla y nos ayudó a servir lo que faltaba. Agustín leía atento el periódico mientras Ruggero tecleaba unas cosas en su celular. Gastón bajaba las escaleras para sentarse en la mesa.

Al terminar cada una de nosotras comenzó con sus actividades, fui a limpiar el cuarto de Agustín y entré sin golpear la puerta, estaba acostumbrada a que él nunca estaba. Me tapé la boca para evitar un grito al verlo desnudo completamente mientras veía televisión. No esperaba verlo aquí.

-Disculpe, señor. No acostumbro a que este aquí de día.

-No te preocupes. -Oh ****, estaba erecto.

Él siguió viendo la televisión como si nada y yo comencé por acomodar la ropa limpia y luego la ropa sucia meterla a un cesto. Cuando volví de la lavandería para pasar el lustra mueble por todos los muebles de su habitación, escuché los gemidos a través del televisor. Estaba viendo una película porno. Mis bragas se mojaron ante eso.

-Se parecen a los tuyos. -Dijo de la nada, me volteé a verlo. -Ella. -Apuntó con el control remoto la pantalla. Una rubia gemía mientras le daban por atrás. Mierda, mierda, mierda.

-Señor Bernasconi, estamos en horario de trabajo. Usted mismo dijo que no se podía hablar sobre eso.

Flashback

Ambos estábamos recostados en la cama, yo me había acomodado en su pecho y el mantenía sus ojos pegados al techo. ¿Qué pasaba ahora? Lo miré de reojo por un rato y él volteó a verme. Abrí la boca para hablar, pero la cerré al segundo. Él volvió a mirar hacia el techo.

-¿Y ahora? -Pregunté al fin.

-¿Ahora qué?

-¿Qué pasa ahora?

-Nada. -Dijo indiferente.- ¿Qué va a pasar?

-Haremos como si esto no hubiese pasado. -Afirmé, él asintió. Eso en parte me decepcionó un poco.

-Exacto. -Yo asentí y me enderecé de la cama, él me siguió y me tomó de la mano para atraerme a él.- Pero eso no significa que esto no volverá a pasar. -Me besó los labios y se puso de pie.- Solo fíjate de que nadie lo sepa. Lo nuestro es solo de noche, y de día no se habla del tema, completamente confidencial. -Oh, sí, el contrato confidencial.

Fin Flashback

-Yo hice la regla, yo puedo romperla. -Levante una ceja. Él se puso de pie y no pude evitar mirar hacia abajo, se acercó a mí y me besó. Con sus manos me acercó a él y me apretó contra su erección. Gemí por lo bajo.

-Señor Bernasconi...

-Oh, como me excita eso... Dilo, Carolina. -Dios, este hombre me iba a matar.

-Señor Bernasconi...

-¿Qué quiere señorita Kopelioff? -Oh, él sabía lo que quería.- Dilo.

-Quiero que me folle, señor Bernasconi. -Así que este era su juego. Excitante, pensando que en cualquier momento Ruggero, Gastón, Valentina o Katja podrían entrar por esa puerta.

-Con gusto, señorita Kopelioff.

Me recostó en la cama y me bajó el pantalón de chándal que utilizaba, me subió la blusa hasta la parte de arriba de mis pechos y desabrochó mi brasier, el cual tenía su broche adelante. Besó mis pechos y con su mano acarició mi sexo. Tomé su miembro entre mis manos y lo masajee, gruñó en mi oído, los gemidos de la película aún se oían y eso me calentaba más.

-¡Señor Bernasconi! -Se oyó la voz de Gastón del otro lado de la puerta.

-Maldición. -Gruño él.- ¡Ya voy! -Me besó por última vez y se levantó, se puso rápido un bóxer y un pantalón junto con una camiseta, yo acomodé mi ropa. -Metete al baño, que Gastón no sepa que estuviste aquí.

-Sí, señor. -Y ahí entré y él apagó el televisor y salió. Al cabo de un minuto y un poco más salí del lugar y bajé las escaleras para ir a la cocina.

-¿Y tú? -Me preguntó Valentina cuando llegué hasta ella.

-Arriba. ¿Qué cocinas?

-El señor Bernasconi quiere pasta. -Levantó los hombros.

-¿Quién es la mujer que está en el living? -Pregunte curiosa, Valentina se tensó y su nerviosismo fue notorio.

-Una ex empleada. -Asentí.- Era buena en casa, no sé porque la despidió.

-Quien sabe.

-¡Carolina trae un café y un té! -Me puse a prepararlo y luego lo llevé, no sé porque tengo que hacer esto yo, si yo limpio, no cocino. Tal vez le guste mi café.

-Aquí tiene, señor Bernasconi. -Él me señalo a la muchacha blanca de pelo rubio y ojos celestes. -Señorita.

-Gracias. ¿Nueva empleada?

-Sí. Tenía que reemplazarte. -Okey, eso sonó feo. Soy un reemplazo, qué más da. Eso era obvio.

-¿Reemplazarme? -Yo comencé a alejarme, pero realmente quería escuchar.

-Reemplazarte.

-¿En todo sentido?

-En todo el sentido que le veas a la palabra reemplazarte. -Ella gruñó.

-Agustín deja el pasado. -¿Pasado? Oh, esto se ponía bueno. Quería escuchar más pero Valentina me tomó del brazo y me llevó al segundo piso.

-Escucha Kopelioff, tu estas aquí para limpiar, no para chismear. Sí Agustín se entera que estas metiéndote en su vida privada se enojará. Y créeme no es bueno verlo enojado. -Asentí.- Eres mi amiga, no quiero que se comporte mal contigo.

-Si...

-Además Ruggero siempre ronda por todas partes junto a Gastón, y le cuentan todo a él. Ten cuidado. -Y ahí iba de nuevo esa típica frase de Valentina.

-Si, Valentina. Ve a cocinar. Yo seguiré limpiando.

¿Quién era esa mujer y cuál era aquel pasado?

Pequeño maratón & aquí termina.💛
- A.A.M. -💟🔥

En su cama • Aguslina. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora