Capítulo 31

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💟 U L T I M O S     C A P I T U L O S 💟

Agustín se acercó a mí y me tomó por la cintura, me llevó hasta un grupo de hombres de más o menos su misma edad, ellos estaban acompañados de hermosas mujeres e incluso una de ellas tenía unos cinco meses de embarazo.

-Carolina, ellos son Xavi, Gabriel, Christopher, Matteo, Celia, Catherine y Zoe.

-Hola. -Saludé y ellos saludaron también.

-Felicidades, linda. -Me dijo... ¿Zoe?

-Gracias. -Sonreí.

-Déjame decirte que te daremos entre todos un premio, jamás pensamos que este día llegaría. -Me dijo uno de los amigos de Agustín, creo que era Gabriel. Nos reímos.

Luego de unos minutos más en los que nos felicitaron y demás, subí junto a -mi ahora esposo- Agustín al carruaje. Me despedí con la mano de los invitados y los caballos empezaron a avanzar. Ví como el resto se dirigía a sus vehículos, todos para dirigirnos al recinto donde sería la gran fiesta.

-¿Te dije que te ves hermosa? -Me preguntó Agustín al oído.

-Creo que no. -Me reí.

-Estás hermosa. Pareces una verdadera reina.

-Y tú un rey. -Él se rió negando.- Claro que sí.

-Yo soy un plebeyo que me saqué la lotería con los de la realeza. -Me guiñó un ojo y tomó mi mano para besarme el dorso. -Te amo.

-También te amo. -Me besó, como esos besos que nunca olvidas, como esos besos que te llenan por completo. Él me llenaba por completo.

-¿Sabes que dijo Nicolás hoy? -Me preguntó luego de unos segundos.

-No, ¿Qué dijo?

-Que cuando comenzaran las clases presumiría de nosotros. -Sonrió.- Dijo que diría que había asistido a una boda real.

-¿Real de realeza? -Fruncí el ceño.

-Sí, dijo que estabas como una reina. Oh, y que él te rescataría de los ogros con su dragón. -Frunció el ceño y rodeó los ojos.- No sé quién le habló de eso. -Me reí.

-Son cuentos, Agustín. -Volví a reírme porque yo siempre le contaba cuentos de guerreros y esas cosas como a él le gustaban, pero en todos hablaba de princesas y reinas. -Mis cuentos.

-Dame tu mano. -Le di mi mano y él la acarició.- Prométeme que nunca te sacarás este anillo, Carolina. -Me miró a los ojos. -Y que jamás me vas a abandonar.

-Te lo prometo, Agustín. Lo hice hace unos minutos también en la iglesia. -Agustín asintió.- Tú también prométeme que jamás te lo quitarás, y que nunca me abandonarás, pase lo que pase.

-Te lo prometo. -Me besó.

-Siempre soñé de niña con andar en un carruaje.

-Estoy para cumplir todos tus sueños y fantasías. -Me miró y se mordió el labio inferior, no pude evitar reír.

-De mis fantasías hablaremos luego.

En su cama • Aguslina. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora