Capitulo 7

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Realmente estar con él era como ir en una montaña rusa, subías y bajabas constantemente y la sensación era indescriptible. Su beso me llenó completa y sus manos viajaban por mí cuerpo deseándome.

-¿Qué me estás haciendo? -La misma pregunta de anoche. La mía sería ¿Qué me hiciste?

-Señor Bernasconi...

-Si vuelves a decir eso te follaré en ese escritorio hasta que tus gritos los escuchen en toda la zona. -Oh Dios.

-Hazlo. -Le reté y él me miró.- Pero primero me dices quien es Martina exactamente. -Bufó y se alejó de mí.- No. Asi no era, tienes que decirme Agustín.

-Vuelve a trabajar.

-¿Por qué eres así?

-Porque no entiendes cuando te habló.

Y se fue, y ahí me quedé yo en su oficina sin respuestas mientras él se iba sin mirar atrás. Bien, si él no me quería dar respuestas entonces yo no le daré lo que él quiere, sí, sexo. Por más que eso era lo que más yo quería, tendría que evitarlo. Si es que puedo.

(...)

Hoy era día de compras así que me dirigí al supermercado en busca de comida y lo que sea que necesitaramos durante estos días. Cuando doblé por el pasillo en busca de fideos mi mirada se posó en la mujer blanca de cabello castaño quien me miraba fijamente, ella estaba acompañada por otra mujer. La reconocí de inmediato.

-Hey, tú. -Me habló. La miré mientras me acercaba a sacar un fideo.

-¿Sí? -Le respondí. No tenía intenciones de hablar con ella.

-Escucha, negra enana alejate de Agustín. -Okey, esto me había ofendido. En primer lugar yo no era negra, era de tez blanca. Y en segundo lugar yo no era ninguna enana.- Él no está interesado en ti.

-¿Si? Bueno no me interesa. -Empezaba a aniquilar con mi mirada a esta mujer.

-Escucha, a él jamás le interesan las mujeres. ¿Captas? Solo te utiliza.- Cogí dos paquetes de fideos y me alejé de ella, pero su mano agarró mi brazo y me volteó. Tenía fuerza. - Te lo advierto alejate de él.

-Escucha rubia teñida de ojos celestes, si yo le intereso o no a Agustín no es de tu incumbencia. Sea lo que sea que haya pasado cuando tu trabajaste con él no me interesa. -Mentí.- Y a ti no te interesa lo que yo haga o no con él.

Me di la vuelta furiosa y tiré los paquetes al carro y salí de ahí. Bien, esta mujer había amargado mi mañana.

Cuando eran las siete, yo me encontraba cebando mate con Valentina y Katja, las tres habíamos terminado nuestras obligaciones y nos relajabamos en el gran jardín de la casa. Hacía calor y las ganas de entrar en esa gran piscina eran grandes, pero se nos era imposible. El sonido de la puerta al abrirse nos hizo saber que ellos ya habían llegado, escuché la voz de Gastón en la entrada mientras hablaba con Agustín. Se dirigían al jardín.

-Tengo una reunión con Christian White a las diez y una junta a las tres y media. -Comentaba Agustín mientras Gastón anotaba tan rápido como podía en su agenda electrónica. - Oh, a las doce tengo que ir a la convención de escritores, ya sabes esa de los europeos. -Hablaba despreocupado, cuando se percató de nosotras asintió.- Buenas tardes.

-Buenas tardes. -Dijimos las tres al mismo tiempo, me causó gracia. Ví a Ruggero aparecer por la puerta, se acercó a saludar.

-¿Qué tal?

-Bien. Tomando mate. -Le respondió Valentina. Ella siempre tomaba mate, una vez fue a Argentina durante un mes, en su adolescencia, y desde ese entonces bebíamos mate cada tarde despues de la secundaria. Aunque ella nació alla, no vivió mas de un año pues sus padres por el trabajo tuvieron que irse a Australlia.

-Kopelioff. -Oí la voz de Agustín, lo miré.- A mi oficina.

-Esto me recordó a cuando el director nos encontraba haciendo maldades.- Me susurró Valentina haciendo que riera.

Lo seguí hasta su gran oficina, la misma que habíamos estado ayer cuando me pilló intruseando. Recordé mi encuentro con Martina esta mañana.

-¿Así que viste a Martina?

-¿Cómo lo supiste?

-Es verdad. -Afirmó.- No quiero que te acerques a ella.

-Yo no me acerqué, nos topamos en el supermercado.

-No la quiero cerca de ti. -Asentí.

-¿Me dirás por qué?

-No. -Dijo sencillo, él era frustrante.

-¿Por qué? -Dije acercándome peligrosamente, bien, aqui iba otro de mis tantos planes con él. Mi cara quedo frente a la de él, cerca muy cerca.

-No es necesario. -Dijo seguro.

-Mmm... -Pasé el dedo índice por el cuello de su camisa, se tensó. - Quiero saberlo, si no, no veo razón para no acercarme. -Claro que sabía, él no me quería cerca del pasado confidencial. Uno que para mí era obvio.

-Carolina, alejate.

-Ayer no me decías lo mismo. -Le repliqué, él gruñó y tomó mis labios en los suyos. Aquí vamos, resistencia, resistencia. No debía caer en sus besos. Me alejé de el.- No.

-¿No? -Me preguntó incrédulo.

-Exacto. Escucha... Agustín. -Dije haciéndome la interesante, rogaba que me saliera.- La cosa es así, tu me hablas de quien era ella realmente y yo te doy sexo, ya sabes, lo único que te importa. Es el trato. -Él asimiló mis palabras.

-No. -Rió burlándose de mí.- Yo no hago tratos, menos con una empleada metiche como tú.- Me sentí ofendida, pero no lo demostré. En cambio me apoyé en su escritorio.

-Tu decides. -Gruñó y se acercó a mí para atraparme y besarme, pero me alejé de él.- Tu decides.


Nos leemos el miércoles💙 Las quiero, gracias.💘

En su cama • Aguslina. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora