Epílogo.

5.9K 358 51
                                    

Me quité mis lentes de sol y entré al gran edificio. Las mujeres en sus trajes de ejecutivas iban de aquí para allá. Nina venía a mi lado y corrió cuando vió a Agustín aparecer por uno de los ascensores. Él la recibió en un abrazo y yo caminé hasta ellos.

-Hola, amor. -Lo besé en los labios.

-Hola. -Me sonrió y caminó en dirección a un gran escritorio del Hall. Nosotras lo seguimos. -Ana, cuando llegue Carlos dile que suba a conferencia. Vuelvo en media hora.

-Sí, señor Bernasconi. -Le respondió la morena.

-Tengo media hora libre para un café, ¿Quieren ir a la cafetería de en frente?

-Bueno. Quiero una malteada de chocolate. -Dijo Nina y Agustín asintió.

-¿Y Nicolás?

-Se fue con Martina. -Le respondí y Agustín me miró. -Es raro... ¿sabes?

-Te entiendo. -Colocó una mano en mi hombro mientras cruzábamos hacia la vereda de en frente. -Para mí también es raro. -Entramos a la cafetería y cuando fuimos a hacer la fila nos encontramos con Nicolás y Martina.

-Hey. -Nos saludó él. -Mamá quería pasar a hablar contigo luego.

-Hola. -Saludó ella.- Es sobre un dinero, lo conseguí y es para los estudios de Nico.

-De acuerdo, en un rato tengo una reunión, podemos hablarlo en casa.

-Bien. -Nicolás pidió su orden.- Yo quiero un cappuccino, Nico.

-Sí, ma.

-¿Y cómo te ha ido en los exámenes? -Le pregunté a Martina, ella sonrió.

-Bien, no encontraron ningún daño ni nada. -Nos cedieron el lugar y Agustín pidió por mí y Nina.

-Y tú, Nina. ¿Ya empezaste las clases?

-Hace una semana.

-Enana, ven aquí. -La llamó su hermano, ella corrió hasta Nicolás.

-Es raro verte aquí, ya sabes...

-Sí, ¿No me odias, verdad?

-Ya te lo dije, nunca te odié. -Me reí.- Ambas tuvimos una idea igual, aunque las cosas no salieron iguales.

-Todas queríamos estar en su cama. -Dijo ella y Agustín se volteó.

-Siento que Carolina haya ganado ese lugar. -Martina se rio. Nicolás volvió a nosotros.

-Mamá tiene que contarles como sobrevivió. -Dijo él abriendo grande sus ojos.

-Se los contaré.

-Tengo... veinticinco minutos. -Nos dirigimos a una mesa para seis y nos sentamos, Nina prestó atención cuando Martina comenzó a hablar.

-Cuando el avión se estrelló en el suelo, unas ventanas estallaron. Muchos salimos por esta, pero todos corrieron al cerro para huir del fuego, yo me dirigí a una cueva a cubrirme del frío. Cuando llegaron por ayuda ellos no me vieron y yo no alcanzaría a llegar al cerro de ninguna manera. Un helicóptero bajó unos días después.

En su cama • Aguslina. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora