Capítulo 22

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Maratón 3/5

Cuando me subí al taxi le indiqué la dirección de Agustín, tenía que ir a su casa quisiera o no. Ahí estaban mis cosas y además no tenía casa. Mamá cuando supo que yo trabajaría para Agustín puso nuestra casa en venta y se dedicó a recorrer el mundo liberalmente, más que antes. Una vez que llegué le pagué al taxista y él se fue, agradecí que Agustín aún no hubiese llegado y entré apresurada. Valentina me vió llegar y no pude evitar dejar las lágrimas caer.

-¿Carolina? -Se acercó rápido a mí. Tiró el paño de cocina que traía en sus manos al sillón y me abrazó.- ¿Qué pasó, Caro?

-Yo...

No podía gesticular palabra, dejaba salir mis lágrimas y mis sollozos. Valentina acariciaba mi espalda tratando de calmarme y yo no me detenía. Ví que Katja apareció por la puerta trasera y me miró preocupada.

-¿Caro? -Me preguntó Valentina.

-Él... -Ahogué otro sollozo y metí mi labio inferior dentro de mi boca.

-¿Él? ¿Qué hizo? -La puerta se abrió y se cerró de un portazo.

-¡Carolina! -Corrió hasta mí y yo cerré mis ojos para evitar soltar más lágrimas.

-¿Qué hiciste? -Le preguntó Valentina tratando de mantener la calma.

-Caro... -Puso su mano en mi brazo.

-No me toques. -Le dije entre dientes.

-¿Qué hizo? -Insistió Valentina.

-Me pegó. ¡Me pegó! -Grité y abrí grande mis ojos, sonreí irónica y me volteé a él con una gran sonrisa sínica.- Eso hizo, me golpeó.

-Carolina...

-¿No sabes decir otra cosa? -Me volteé.- Valentina, ¿Puedo dormir contigo?

-Si. -Miro a Agustín con recelo.- Vamos.

-¡No! -Gritó Agustín.- ¡Tu sigue cocinando y tú ve a mi cuarto!

-No. -Le dije.- Yo no soy tu empleada, no tengo por que hacerte caso.

-Vives en mi casa. -Quisé gritar.- Carolina, hablemos.

-No. Escucha, no quiero saber nada de ti. ¿Entiendes? -Él se quiso acercar a mí.- Lo que hiciste... Te quiero Agustín, no, ¡Te amo! -Le solté y al momento me arrepentí.- Pero no puedo aceptar lo que hiciste, Agustín.

-¿Me amas? -Preguntó con cuidado.

-Ahora no lo sé. Nunca amé a un agresivo.

Me volteé y corrí escaleras arriba hasta el cuarto de Valentina, entré y cerré con seguro. Agustín golpeaba la puerta y pensé que en cualquier momento la rompería con sus puños. Reprimí mis lágrimas y me abracé a una almohada ahogando mi llanto. Lo último que escuché fue a Agustín gritar mi nombre una y otra vez.

•••

-¿Caro? -Abrí mis ojos y me volteé para encontrarme con Valentina.

-¿Ya es de mañana?

-No, son las ocho. ¿Bajarás a cenar, verdad? -Asentí.- Escucha, Carolina. No quiero sonar como una madre o algo por el estilo, pero... Te lo dije. Ten cuidado.

-Lo se. -Sentí como mi labio inferior tiritaba, lo metí dentro de mi boca.

-Pero no puedes dejar que el sepa que tan afectada estas, ¿Ya? -Asentí.- Mira, él... Tú tienes que actuar indiferente, que él piense que... No estas afectada a un cien por ciento.

-Si. -Solté mi labio inferior y asentí.- Realmente no puedo creer lo que pasó.

-¿Cómo fue?

-Estábamos... Fuimos a la casa de Martina y Agustín conoció a su hijo. -Valentina asintió sorprendida.- Pero luego el niño no lo quería y él se enojó.

-¿Y entonces? -Me preguntó cuando dejé de hablar.

-El niño dijo que le daría una oportunidad, pero Martina se tenía que ir a trabajar y soltó que Nicolás se quedaba solo mientras ella trabajaba y Agustín se tomó atribuciones que no debía.

-¿Qué dijo?

-Que él se llevaría a el niño con él porque no podía dejar que se quedará solo y luego yo le dije que nos fuéramos porque todo estaba poniendo peor y cuando subimos al auto... -Apreté mis labios.

-¿Cuándo subieron al auto...?

-Él casi chocó como tres veces y yo le dije que parará el auto y me bajé, le dije que no era mi culpa todo lo que a él le pasaba y me cacheteó. -Reprimí el sollozo.

-Es un... No puedo creerlo, Carolina.

-Me iría de aquí e iría a algún hotel, pero no quiero quedarme sola, Valen. -Ella asintió.

-Recuerda que ya no trabajas y puedes salir a donde quieras. ¿Qué tal con Lionel? -Solté una sonrisa y asentí.

-Se ve una buena idea. Pero... ¿Y Clarisse?

-Oh... Yo podría cuidarla en nombre tuyo.

-Serías la mejor amiga, te lo juro.

-Eso es bueno saberlo. -Ambas sonreímos y nos abrazamos.

-¿Crees qué aún Agustín me pagará la universidad?

-Ah, cierto... -Lo pensó.- No lo sé, él es tan... Extraño a veces. No sé como tiene tantos negocios con gente igual de complicada que él. -Me reí.

-Le preguntaré, necesito saberlo porque si lo hará... -Fruncí el ceño.- Mis clases comienzan el lunes.

-Vamos a comer.

•••

Al día siguiente esperé a que Agustín se fuera a su empresa para levantarme, habia oído a Malena relinchando como caballo detrás de Agustín y eso solo me hacía enojar más. Me di una ducha y llamé a Lionel. Él me dijo que nos juntáramos en un café cerca del centro comercial a las diez. Tenía media hora para llegar. Me arreglé y tomé mi cartera y subí a mi auto, una vez que llegué ví a Lio sentado en una mesa para dos mientras jugaba con sus llaves, moviéndolas de un lado a otro.

-Hola. -Corrí la silla para sentarme, él levantó su vista y me sonrió.

-Hola, ¿Cómo has estado?

-Am... No muy bien, pero nada que importe justo ahora. -Él asintió y se acomodó.

-Pedí dos cappuccinos, ¿Está bien?

-Si. ¿Y qué cuentas?

-No mucho, visité a mi madre el fin de semana. -Le asentí.- ¿Y tú?

-Discutí con mi novio. -Hice una mueca.- Entraré a la universidad. -Ambos sonreímos.

-¿Este lunes, verdad?

-Si.

-¿Y qué estudiarás?

-Periodismo.

-Genial. -Me sonrió, un chico se acercó con dos cafés en una bandeja.- Gracias. Oye... ¿Te puedo hacer una pregunta?

-Si.

-Esa vez que... ¿Era Agustín Bernasconi del que estabas enamorada? -Lo miré a los ojos.

-Si... -Él apretó los puños y ví como se enfurecía.

-Ví las noticias, salió su discusión en la calle, nadie sabe de que discutían y...

-No me gustaría hablar de eso, Lio.

-Si, de acuerdo.

Pase una tarde entretenida con Lionel y luego volví a casa. Le dejé en claro mas de una vez que seguíamos siendo amigos y eso no cambiaría, no quería que se hiciera ilusiones como la otra vez. En el fondo yo quería arreglar las cosas con Agustín.  


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En su cama • Aguslina. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora