SITUACION POLITICA
El antepenúltimo año de la década de los 50 empezó tal y como había terminado el anterior, una calma política era dueña de las grandes potencias y del resto de los países desarrollados.
La situación en África, en cambio, era mucho más explosiva. La última colonia, Sudáfrica, bullía en revueltas contra el gobierno colonial inglés, quedando en el territorio únicamente el ejército y parte de la administración para representar a la metrópolis. Los grandes comerciantes primero y los colonos después se habían ido retirando del territorio ante la escalada de conflictos, culminando esta huída en el mes de Febrero con el abandono de New Portsmouth tras ser atacado por la Guerrilla de Liberación Negra, una de las más importantes entre las que pululaban por la región. El gobierno central inglés, harto del escaso beneficio y los inmensos problemas que el territorio les daba terminó promulgando la Carta de Descolonización el 16 de Marzo, por la cual se comprometía a abandonar completamente la colonia antes del 25 de Septiembre del mismo año. Esto calmó los ánimos y detuvo la revuelta, iniciándose así un tranquilo proceso de descolonización.
Otra antigua colonia también saltó a la primera plana de los periódicos ese año. El presidente del Congo, el general Mwene Malate, había sido famoso por sus particulares ideas sobre la lealtad. El 11 de Abril demostró nuevamente su psicopatía al ejecutar indiscriminadamente a la población de una región, 1.625.000 personas, por no situar en la zona más visible de los poblados una imagen suya. Esta matanza provocó la indignación mundial y obligó a la Organización de las Naciones Unidas a realizar su primera intervención a gran escala invadiendo el país. Luchando duramente contra el ejército gubernamental, los "cascos azules" consiguieron llegar a la nueva capital construida por Malate, Krisham, arrestando al general y sometiéndolo, junto a todo su Estado Mayor, a un juicio por crímenes contra la Humanidad similar al de Nüremberg. Todos fueron condenados a la horca y un nuevo gobierno de carácter democrático fue instalado en el país, manteniendo en el mismo un contingente de tropas de la ONU que ascendía a 400.000 soldados. África no volvería a ver una matanza como la del Congo.
Tras la conmoción que supuso el holocausto del Congo la población mundial regresó rápidamente a sus pensamientos cotidianos y olvidaron el incidente, como tantas otras veces había ocurrido, al saltar a la palestra un nuevo enfrentamiento entre estados americanos. Los estados de Texas y Nuevo México presentaron el 14 de Junio juntos en el Senado una solicitud para la creación de guetos negros en sus principales ciudades, no haciéndolo inmediatamente y sin aprobación para evitar represalias de Washington. Naturalmente la propuesta fue denegada ante lo cual el fantasma de la secesión volvió a planear sobre la capital norteamericana. El gobierno, harto de tanto chantaje, advirtió a los estados del Sur que no aguantaría más ofensas y que emplearía los métodos que fuesen necesarios para preservar la Unión. A los estados de la confederación las palabras les sonaron mucho a las pronunciadas el siglo anterior y amenazaron a su vez a la capital con hacer realidad sus palabras.
Este rifirrafe se mantuvo durante quince días culminando con la famosa Declaración de Houston, el 29 de Junio, en la cual los estados de Carolina del Sur, Florida, Georgia, Alabama, Tenessee, Mississippi, Arkansas, Texas, Louisiana, Oklahoma, Nuevo México, Colorado, Utah, Arizona, Nevada, California, Idaho, Oregón y Washington renunciaban a su permanencia en los USA y formaban los CSA, con capital en Houston, rompiendo las relaciones diplomáticas con la hasta entonces capital nacional. Casi inmediatamente fue elegido presidente Thomas Hill Andrews, ex-gobernador de Texas, quien decretó, como primera ley de la nueva Confederación, la segregación racial total y la anulación de los derechos de la población negra junto con su esclavitud. El gobierno adquirió a todos estos nuevos esclavos y los comenzó a vender rápidamente ingresando miles de millones de dólares en las arcas del nuevo estado.
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La Era Imperial
Science FictionUcronía de parte del Siglo XX narrada por un ficticio historiador de un próximo futuro alternativo cual si de una crónica de sucesos se tratara.