Año 1962

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SITUACION POLITICA

Llegamos al año del verdadero inicio de los grandes imperios modernos. Pese a que los CSA se habían anticipado un poco, la imperialización de Centroamérica se hizo de manera forzosa, no deseada, y por lo tanto no contó mucho a la hora de diferenciar el imperio confederado de otros imperios históricos. Pero en Febrero de 1.962, más concretamente el día 3, el primer paso para la conversión al comunismo de Europa fue dado en el Reino Unido. Dicho día se celebraron las elecciones generales en las cuales salió elegido presidente del gobierno el candidato del recientemente creado Partido Comunista Británico, William Holland, obteniendo una mayoría simple en la Cámara de los Comunes.

Este hecho sacudió a la opinión pública europea, que aunque compartía ya gran parte de las ideas de Moscú, no se podía creer que en un país tan conservador como el Reino Unido ganase la izquierda radical. Gracias a esta victoria los votantes del resto de Europa se armaron de valor y en las encuestas realizadas en todos los países europeos democráticos la izquierda comunista comenzó a ganar puntos en las intenciones de voto, llegando a los extremos de Italia que en caso de celebrarse las elecciones el 25 de Febrero el Partido Comunista Italiano obtendría un 84% de los votos, la mayoría absoluta. Las dos únicas dictaduras de derecha, España y Portugal, se sintieron atemorizadas por el avance del comunismo en Europa y tendieron sus manos hacia los CSA pidiendo protección contra el avance rojo. La Confederación firmó tratados de colaboración armada con ambos países, no por su actual posición estratégica ni por sus posibilidades económicas, ambas ínfimas en aquellos momentos, sino porque en caso de un avance de la frontera rusa hacia el Oeste ambas naciones pasarían a ser puntos clave de la avanzadilla confederada en el continente europeo.

Bondarenko, aún en el poder después de ocho años de gloria, aunque no dejó de mirar este pie puesto en Europa por los CSA, centró el trabajo de su gobierno en aumentar aún más las simpatías que Rusia estaba ganando entre los gobiernos occidentales. El siguiente logro por esa insistencia, más importante que el del Reino Unido, se produjo el 11 de Marzo.

Los comunistas finlandeses habían forzado las elecciones anticipadas consiguiendo que se celebrasen el 5 de dicho mes. Su programa electoral incluía, como principal argumento, algo que dejó atónitos a los gobiernos de medio mundo, incluido el confederado. Aparte de la importancia trascendental que le daban a la recuperación ecológica los comunistas finlandeses se presentaron a las elecciones con la promesa de convertir a Finlandia en una república soviética si conseguían la mayoría suficiente, y cuando el recuento de votos les otorgó el 81% de los escaños del parlamento no hicieron esperar al pueblo. En una reunión histórica celebrada en Tallinn, capital de Estonia, Finlandia se convirtió en la primera república soviética proclamada por unas elecciones libres. La República Socialista Soviética de Finlandia era una realidad.

A partir de ese momento los movimientos se aceleraron. El gobierno comunista británico, temeroso de realizar un acto contrario a los intereses del pueblo inglés (no había incluido la cláusula finlandesa en su programa electoral por ser demasiado atrevida), propuso en referéndum convertir al Reino Unido en una nueva república soviética, fijando la fecha de la llamada popular para el 14 de Abril. Se iniciaron entonces campañas de propaganda de signo contrario. Por un lado la del gobierno, que mostraba los logros de la economía, industria y ciencia soviéticas en los últimos años y añadiendo, muy diplomáticamente, que de unirse a la SSSR se mantendría la figura de la reina (muy apreciada por los ingleses) aunque como cargo honorífico únicamente. Por el otro lado, y avalados secretamente por los CSA, la campaña de los conservadores mostraba las purgas de Stalin con toda la crudeza posible y los desvaríos de los primeros gobiernos de Moscú. Naturalmente, de los últimos diez años no podían mostrar nada negativo ya que el gobierno Bondarenko había cambiado Rusia de tal modo que se acercaba mucho a los ideales comunistas, perfectos para cualquier nación.

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