Años 1969 - 1971

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SITUACION POLITICO-ECONOMICA

En Mayo de 1.969 comenzaron a aparecer las primeras disputas sobre Alaska. Papeles rescatados de oscuras bibliotecas soviéticas demostraban que la venta a los USA del territorio de Alaska había sido totalmente irregular, siendo el contrato inválido según las leyes de la época. Aunque desde hacía mucho tiempo se especulaba con algo parecido, la pérdida de los documentos de venta hacía más de treinta años había impedido la investigación del caso. Los documentos aparecidos en Moscú y Kiev demostraban la ilegalidad de la venta, al menos en la opinión de Moscú, aunque Houston negó rápidamente la autenticidad de estos documentos en cuanto el gobierno soviético los hizo públicos, lo cual indignó a Penkovskiy que acudió a los organismos internacionales. Al haber desaparecido la Organización de las Naciones Unidas, únicamente quedaba el Tribunal Internacional de Barcelona, sustituto del Tribunal Internacional de La Haya cuando Holanda se convirtió en república soviética, para dirimir esta disputa entre los bloques, y a él fue a quien recurrió el dirigente soviético para llevar a juicio al gobierno confederado. El tribunal confirmó su autoridad en la materia y aceptó el juicio, y para no verse perjudicado ante su opinión pública el presidente Hill envió a su representante, el ministro de Asuntos Exteriores Andrew Phillips, a la ciudad española. Comenzaba un largo juicio que duraría más de dos años.

En este mismo año una nueva revolución estallaba en el mundo. Después de veinticuatro años de intentos fallidos, la economía japonesa no levantaba cabeza. Pese al enorme número de exportaciones a los CSA, este movimiento de capital no era suficiente para satisfacer las necesidades niponas, y una nueva generación cansada se hartó de esperar.

Estas nuevas generaciones eran las más preparadas de la historia del Japón, con un nivel cultural muy alto pero sin oportunidades de explotarlo. Debido a ello en las Universidades de Yokohama y Tokio estalló la revolución. Los estudiantes abandonaron las aulas y se lanzaron a la calle exigiendo el abandono de los valores tradicionales que les habían llevado a la destrucción en 1.945 y a la miseria desde entonces. Al no conseguir el efecto deseado en el gobierno, pese a que otras Universidades importantes les habían imitado como las de Osaka y Nagano, los estudiantes pasaron a la acción. Muchos de ellos eran hijos de hombres de negocios que se habían enriquecido con la derrota en la Segunda Guerra Mundial y con la depresión de la posguerra. Otros muchos eran hijos de nuevos ricos que habían aprovechado la situación para exprimir al gobierno de Tokio. Tan solo unos pocos eran hijos de la clase obrera, pero fueron aceptados como iguales.

Aprovechando esta gran cantidad de dinero los estudiantes se unieron y utilizaron este capital contra los que lo poseían. El gobierno les había preparado bien, eran los mejores economistas y financieros de la historia de su país, y utilizaron sus enormes conocimientos para enfrentarse al modelo de vida que les había llevado a aquella situación deprimente. Comenzaron a comprar empresas de no muy claro porvenir, lo cual abarató su precio, e iniciaron en ellas un sistema de trabajo desconocido hasta entonces. Los obreros, hasta esos momentos sobre explotados por salarios mínimos, comenzaron a percibir esos cambios cuando la jornada laboral se redujo a 45 horas semanales, repartidas en cinco días, dedicándose una al día para exponer ante los nuevos jefes las quejas y sugerencias para la mejora del empleo, o realizar ejercicios de relajación física y mental. También se aumentó la seguridad en el trabajo, hasta entonces prácticamente nula, y para evitar malnutriciones (comunes en la clase trabajadora de todo el mundo) las empresas estudiantiles, como se las comenzó a llamar, ofrecieron a sus trabajadores cafeterías en las cuales se servían comidas muy nutritivas a precio casi de coste que jamás habrían podido pagar de otra manera.

Gracias a todo esto, y a los aumentos de sueldo, la productividad comenzó a aumentar de manera asombrosa y, pese a los grandes gastos, los beneficios también lo hicieron, superando a empresas más grandes con el sistema de trabajo antiguo.

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