IV • D̲e̲l̲i̲c̲a̲d̲e̲z̲a̲

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Es muy difícil salir del pozo.
Si tardas mucho en salir, estás en tu zona de confort, tú estás generando esa situación. Si sales rápido, no estabas tan mal, te tomaste las cosas muy a la tremenda.
Es difícil salir del pozo si le pisan los dedos a quienes alcanzan la superficie, si el entorno es tan hostil. Mejor quedarse en la conejera, escarbar más profundo, hasta que pase la época de caza.
Basta con echar un vistazo alrededor; el mundo se parece al juego de feria "aplasta topos", pero con personas.

Y tenía que levantarme todos los días, siendo consciente de esa realidad que me quería eficiente y me entendía descartable. Esa realidad en donde cada segundo que pasaba se iba para siempre y era mi culpa por desperdiciarlo. Y así, sintiéndome irresponsable e incompetente, se suponía que debía mejorar y salir del pozo con una sonrisa de oreja a oreja.
___

Eran las seis de la mañana cuando su abuela irrumpió en su habitación, sin permiso, abriendo la puerta como si tuviese una orden de allanamiento.

─¿Qué te pasa? ─reaccionó Jungkook, furioso, esa fue la forma en la que se había despertado.

─Levántate ─ordenó.

─No, ¿por qué? ─El chico enrolló sus piernas y agarró con fuerza el acolchado a la altura de sus clavículas.

Ante la negativa, la señora se inclinó hasta los pies de la cama y empezó a tirar del acolchado en dirección contraria, en un intento de destaparlo a la fuerza.

─¡Déjame quieto! ─chilló Jungkook, pataleando y resistiendo─ ¡Estoy en bóxer, para!

Ella se detuvo pero, en cambio, le dejó la mano marcada de una cachetada. Jungkook se quedó paralizado: su abuela le había pegado.

─Me llamaron del liceo, me dijeron que no estás yendo ─le recriminó con ira─. ¿Eres estúpido? ¿Crees que yo soy estúpida? ─Caminó hasta la puerta─ Te vas a levantar, vas a agarrar tu mochila y vas a ir a clase. El chofer te está esperando afuera, y no me vengas con tus escusas de que no te sientes bien porque te juro que te doy otra ─hizo un ademán de cachetada y se despidió con un portazo.

Le ardían los ojos y el nudo en la garganta le estaba asfixiando... su mejilla escocía, Jungkook quería llorar de la rabia. Pero no iba a hacerlo, creía ser más fuerte que eso.
Suspiró como si el aire fuese un hilo adolorido y, con todo el esfuerzo del mundo, se destapó y se sentó en la cama. Cerró los ojos, estaba afiebrado del enojo.

Cuando sus ganas de cometer homicidio cesaron, se metió al baño.
El espejo lo enfrentó a la verdadera razón de por qué no quería ser destapado: tenía heridas en los muslos que recién empezaban a cerrar. Iba a ser peor si las mojaba, así que decidió lavarse solo la cabeza y las axilas y fingir que se había bañado. Solía tener el cuero cabelludo graso por lo que, con ese detalle, ya tendría mejor aspecto.
De todas formas, nada le quitaba las ojeras ni los labios partidos de ser mordidos. No es como si nadie le prestara atención suficiente como para notarlo, tampoco.

Una vez limpio y uniformado, se fijó en el grupo de chat de la clase. Tenía más de trecientos mensajes sin leer, pero en los últimos tres ya había podido recaudar la información necesaria: tenía clase de Dibujo, por lo que debía llevar un juego de geometría. Las reglas y escuadras estaban a mano, pero no encontraba el compás, no estaba donde lo dejaba siempre. Se le ocurrió buscarlo debajo de la almohada, lo encontró. Hizo una mueca de asco al notar que el pincho tenía rastros de sangre, le puso saliva y lo limpió.

Todo listo.

Agarró la mochila y bajó a la sala de estar. Su abuela estaba leyendo recibos de luz y haciendo cuentas. Jungkook pensó en desayunar, pero no soportaba pasar un segundo más en el mismo kilómetro cuadrado que ella. La detestaba, no veía la hora en que le diera un pico de presión y estirara la pata.

I'm Fine [JiKookMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora