XI • E̲s̲c̲a̲p̲e̲

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Hay algo seductor en escapar; cuando todo está mal y, en vez de gastar tu energía en intentar resolver algo en vano, simplemente escapas. Y te vas lo más lejos que puedas, hasta que tus problemas se vean pequeños y puedas ahogarlos... solo o en compañía. 
Hay algo vigorizante en huir; cuando la adversidad es mayor y sabes que no tienes las fuerzas para combatirla, entonces corres. Corres por tu vida, y tu corazón se acelera y sientes que por fin respiras... aunque sea por última vez, vives.
Hay algo relajante en zafar; cuando la catástrofe te mueve el piso y te aferras a ese único punto estable hasta que todo pase. Y al final te das cuenta de que estás solo y que ya no queda nada... pero sobreviviste. 
No está mal escapar, cada tanto.
___

Jungkook había llegado al portón de su casa con una sonrisa de oreja a oreja, la vida le sonreía. Ni siquiera le molestaba el grillar, ni el viento en su cara que le desordenaba los cabellos del flequillo. Se sentía pleno, como si pudiera luchar contra lo que sea. 
En su pecho, sentía amor y paz. Por fin. 
Estaba enamorado de Jimin, eso era todo lo que entraba en su mente. 
La sonrisa no se le fue tampoco del rostro cuando vio que las luces del comedor estaban encendidas. Su abuela estaba allí. Respiró profundo, no dejó que eso perturbara su buen humor. Caminó por el sendero del jardín a paso lento, como si estuviera estirando el tiempo lo más que pudiera, silbaba. 

Abrió la pesada puerta de dos hojas, su abuela estaba sentada en el sofá. Ella lo miró como si fuera a matarlo, con la mirada más afilada que una cuchilla, fría, le hacía saber que no lo quería allí.

─Llegas tarde ─le recriminó en cuanto la puerta estuvo cerrada. 

─No tenía nada que hacer ─respondió Jungkook con intenciones de irse a su cuarto. La señora puso su bastón en el camino, Jungkook tropezó.

─Te llamé al celular como veinte veces y no respondías ─hizo énfasis levantando su bastón a medida que hablaba. 

─¡Lo tenía en silencio! ─se defendió.

─¿Con quién andabas? ─preguntó, acusadora, levantándose del sofá.

─No te incumbe ─Jungkook rodó los ojos.

─A mí no me dices esas cosas, soy tu abuela, a mí me respetas ─Lo señaló con el bastón.

─Lo dices como si me hubieses respetado alguna vez. 

Sin decir más ni esperar respuesta, se puso en marcha a su habitación. Su abuela empezó a seguirlo con torpeza, no lo alcanzó. Jungkook entró a su cuarto y se encerró, trancó la puerta con el seguro del pestillo. 

─Jungkook Jeon, sal de tu cuarto en este instante, tenemos que hablar ─gritó, golpeaba la puerta entre palabras.

─Habla tú, si tanto quieres hablar.

─El chofer me contó que te andas juntando con un chico del barrio de al lado, ¿es verdad? ─Se notaba el rechazo en su voz.

Jungkook se quedó en silencio, de alguna forma, se sentía traicionado. 

─Lo que yo hago con mi vida es tema mío ─Se mantuvo firme. La señora gruñó.

─¿Por qué no puedes ser como tu hermano? 

—¡No te atrevas a meter a Jungmyeon en esto, vieja chota! ─rajó su garganta 

Aunque hubiese pasado años ya, que su abuela hablara de él le dolía. Le dolía más aún que lo mencionara en este tipo de situaciones, para echarle en cara lo que nunca podría llegar a ser.

—¡Yo hago lo que se me antoja! —gritó mientras golpeaba la puerta— ¡Tú eres mi nieto y haces lo que yo te digo! 

—No actúes como si me vieras como tu nieto, no ahora.

I'm Fine [JiKookMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora