IX • R̲e̲e̲n̲c̲u̲e̲n̲t̲r̲o̲

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La billetera, que ahora JungKook tenía entre las manos, era de cuerina color rosa claro. En ese momento, recordó una de las enseñanzas que la señora Sun Hee le dejó alguna vez; abrió la billetera con la intención de encontrar algún documento que le pudiera dar una pista de a quién pertenecía, para así poder devolverla. Se encontró con tarjetas de crédito y un poco de dinero, no era lo que estaba buscando.
Ojeando un poco más, encontró el plástico que necesitaba: una cédula de identidad. 
Al ver de quién se trataba, sintió a su pecho vibrar. Era de Jimin.

Miró alrededor, no lo veía por ninguna parte. 
Revolvió un poco más, por curiosidad, y encontró una foto carné antigua. Quedó petrificado. Al niño que sonreía en aquella foto, lo reconocería donde fuera. Creyó quedarse sin oxígeno. 
Se apresuró a compararla con la foto de la cédula, una al lado de la otra.
Viéndolo así, era tan obvio... no podía creer que no se había dado cuenta antes. Era Jimin. Ese Jimin que recordaba de su infancia, el mismo.
Sin su permiso, algunas lágrimas se le escaparon de los ojos.

─¿Cómo pude ser tan estúpido? ─se preguntó en un sollozo. 

Cerró los ojos, sonreía. Llevó la billetera hasta su pecho, respiró profundo, sintió alivio.
Mucho tiempo había esperado por el momento de su reencuentro. Muchas veces se lo había imaginado antes de dormir y muchas otras lo había soñado hasta despertar. 
Una fuerte ola de emociones se apoderó de su cuerpo. Las piernas le temblaban, intranquilas, su corazón latía rápido. Estaba feliz.

—¿Ese no es Jungkook? —escuchó decir a una voz familiar, cerca de donde estaba.

Abrió los ojos en dirección al sonido. Jimin estaba allí, junto a Taehyung. Vio que se acercaban a él, sorbió su nariz y se apresuró a secar sus lágrimas con el dorso de sus manos. Intentó regular su respiración, pensando en qué decirle una vez que estuvieran frente a frente.

─Hola, atractivo y no muerto, Jungkook ─dijo sonriente el rubio, ganándose una mirada confundida por parte de Jungkook y un, no muy suave, pisotón por parte de Jimin.

─Hola, Jungkook ─dijo Jimin, un poco nervioso, arreglándose el flequillo─. ¿De casualidad viste una billetera tirada? Es mía, la he estado buscando.

Él no sabía muy bien cómo tratarlo, ahora que había confirmado su identidad. Se sentía como si estuviera en un sueño lúcido. 
Lo único que le nació hacer, fue extender su mano hacia Jimin para entregarle la billetera.

La... acabo de encontrar... ─en su voz quedaban rastros de haber llorado, casi imperceptibles.

─¡Bien! ─exclamó Jimin, alegre, ajeno al mundo interno del chico─ Muchas gracias ─Tomó la billetera y se fijó si todo estaba en orden. Notó que le faltaba su cédula. Miró a Jungkook, se veía extraño. Lo llamó por su nombre para corroborar que se encontraba bien.

─Tengo que hablar contigo ─fue lo único que pudo decir, antes de devolverle sus documentos para que los guardara.

─¿Sobre qué? ─preguntó extrañado, poniendo su billetera en el bolsillo trasero de su pantalón.

Taehyung analizó la situación, miró en dirección a ambos chicos, en silencio.

Okay ─dijo, levantando las manos, dando un paso para atrás─, reconozco una señal de retirada cuando la veo.

─¿Te vas a ir? ─preguntó Jimin.

─Después me contarás ─Le dio un golpecito en el brazo, giró sobre sus talones y empezó a alejarse─, tengo que ayudar a mis padres a desarmar las valijas. 

─¡Te escribo! ─exclamó, luego volvió a Jungkook─ ¿Sobre qué me tienes que hablar? ─insistió, cuando su amigo estaba lo suficientemente lejos.

Era el momento de la verdad. Jungkook tomó alientos, recobró valor.

—Ha sido un tiempo, Jiminnie  ─le llamó por el apodo que solía decirle.

Y Jimin no necesitó que dijera más. Ató los cabos.

─Jungkook... ─dijo en un hilo de voz. Se tapó la cara con ambas manos, dejando solo sus ojos al descubierto, los cuales empezaron a derramar lágrimas─ Eras tú, lo sabía. 

Entonces, no le importó que estuvieran en público, Jimin se abalanzó hacia él y le dio un fuerte abrazo.
Jungkook no lograba entender la forma en que cada abrazo se sentía diferente, cada abrazo era una experiencia sobre la cual podría escribir una canción, una oda al amor, y cada una sería única.

Dudaba estar despierto. 
Estuvo tanto tiempo imaginando, que ya no quería saber nada de pensar. Su amado Jimin estaba frente a él, lo estuvo desde antes de que lo supiera. Si bien lo había sospechado en un principio, era demasiado bueno para ser verdad, demasiado bueno como para que le pasara a él. Pero estaba sucediendo.

Correspondió al abrazo.
Era real.
Por primera vez en mucho tiempo, Jungkook sintió esperanza. Sintió que todo su sufrimiento acabaría y podría ser feliz.
Ya no más llanto, ya no más días de angustia, ya no más.
Por su mente cruzó la idea de que con Jimin cerca, no existían la miseria ni el dolor... si era su Sol en el invierno, su llovizna en el verano. 

─Creí que nunca volverías ─susurró Jungkook, sintiendo como cada palabra le raspaba la garganta─, te extrañé tanto...

El pelirrosa sintió a su corazón retorcerse.

─Yo creí que habías muerto ─Le abrazo con más fuerza, al tiempo en que una lágrima caía al hombro del pelinegro. 

Habían cambiado muchísimo, ambos. 
Jungkook ya no cargaba con la inocencia de aquel chico que Jimin había conocido.
Jimin había visto más mundo.
Pero lo cierto era que habían caído dos veces por la misma persona, sin siquiera saberlo.

─Tengo muchas preguntas para hacerte ─dijo Jimin separándose del abrazo, al tiempo en que secaba sus lágrimas con la manga de su abrigo.

─Con gusto las responderé todas ─Ya extrañaba el calor del cuerpo del contrario.

─¿Quieres venir a casa?

Jungkook sonrió.

─Sí.

»«

Bueno, bueno, bueno; este capítulo también fue cambiado por completo, esperen a ver el siguiente.

(está bueno porque las personas que lo lean por primera vez, no tendrán idea de qué es eso tan diferente que está pasando... pero ustedes sí saben, los comentarios anteriores saben).

Recién en este punto, yo llegué a mil lecturas por primera vez en la vida.

Recuerdo que fue un momento re especial y, en definitiva, salvador.
En mi preadolescencia, yo no estaba en mi mejor momento anímico. Estaba terminando de descubrir mi orientación sexual, no lograba comprender mi identidad de género, sufría bullying, ansiedad, e incluso llegué a tener desórdenes alimenticios durante un período de tiempo y a autolesionarme.
Ese pequeño logro, significó EL MUNDO para mí.
Y obvio que no superé todos mis problemas solo gracias a eso, pero saber que existían personas que valoraban lo que hacía... eso jugó un papel muy importante.  Aparte de lo terapéutico que es el poder expresar, de una forma un tanto encriptada, lo que nos pasa y sentir que nos entienden.

Es por todo esto que siempre le tendré cariño a esta historia <3
Gracias a todas las personitas que me acompañaron en el proceso, sin siquiera saberlo.

I'm Fine [JiKookMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora