XII • S̲e̲n̲t̲i̲m̲i̲e̲n̲t̲o̲s̲

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Los faroles brillaban con intensidad, iluminaban las calles del centro de la ciudad. Había bastante movimiento, había mucha gente saliendo o entrando a trabajar, era hora pico.

Jungkook caminó hasta una fuente que no funcionaba, por ser invierno. Allí había quedado de encontrarse con Jimin y Taehyung. Se sentó en el aro de cemento de la fuente.
Se puso a replantearse por qué estaba en donde estaba, si nunca salía con nadie a ningún lado, si nunca fue de hacer ese tipo de cosas.
Recordó la voz de Jimin invitándolo a salir, jamás podría haberse negado.
Recordó estar sentado al borde del precipicio, se preguntó qué hubiera pasado si hubiese llevado consigo su compás. Por unos segundos, agradeció no haberlo llevado.
Tenía a Jungmyeon en su mente, pensaba en qué estaría haciendo ahora si la vida hubiese sido un poco distinta con ambos.

Una mano en su hombro derecho fue la encargada de regresar su mente al presente. Jimin, otra vez, esa luz al final del camino.

─Hola ─le saludó sonriente, como siempre. Parecía que solo conocía, en su sentir, a la alegría.

No tardó en aparecer, detrás de él, ese chico con los cabellos decolorados hasta el rubio que lo había saludado de forma extraña en la tarde: Taehyung. Aún no había determinado si le caía bien, no creía conocerlo lo suficiente. Percibió en él, sin embargo, una mirada distinta. Una mirada de esas que le solía dedicar su psiquiatra cuando escuchaba las cosas que Jungkook le contaba. No cabía duda alguna: Jimin le había hablado de la conversación que habían tenido horas atrás. No le molestaba, en absoluto, solo hubiera preferido que no lo vieran con pena.

─Hola ─respondió Jungkook, después de todo, se estaba esforzando en dejar atrás sus pensamientos sobre el acantilado─, ¿qué tenían ganas de hacer?

─¡Maquinitas! ─exclamó Taehyung cerrando los puños, era una bomba de energía─ Es una tradición que tenemos con Jimin: nos gastamos nuestros ahorros en café y juegos arcade.

─Suena divertido.

─Lo es ─afirmó Jimin.

Se dirigieron hasta el local. No había mucha gente, casi que tenían todo el lugar para ellos solos. Estaban los clásicos ─como PAC-MAN y Super Mario─ y también había otros juegos más nuevos ─como el de encestar y el tejo─. Era uno de esos lugares que tanto le gustaba a Taehyung y ya no había en su ciudad natal, donde había que comprar fichas de metal del tamaño de una moneda para poder jugar.

Recorrieron el local en busca de su primera víctima, resultó ser el "aplasta topos". Ponían a prueba sus reflejos dándole con un martillo de plástico a las cabezas de los animatrónicos que se asomaban por los hoyos del tablero. Jungkook descubrió que era especialmente bueno en descargar su ira en aquellos pobres topos de mentira.
Donde más tiempo y fichas invirtieron fue en el de pisar las flechas al ritmo de la música. Estallaban de risa cada vez que se entreveraban o perdían el ritmo.

Estaban por irse cuando, en una esquina, encontraron un viejo Pinball. Ya no tenían más fichas para gastar, pero a Jimin se le ocurrió la maravillosa idea de presionar el botón de "start". Resulta que alguien había puesto una ficha allí y se había ido sin usarla, por lo que les quedó una partida gratis.

─¡Ven, Jungkook! Está encendido ─le invitó─. Tu aprieta el botón de la izquierda y yo el de la derecha.

Fue algo muy sutil pero el hecho de que Jimin quisiera compartir con él su golpe de suerte, significó el mundo. Esos pequeños detalles eran su debilidad más grande.

I'm Fine [JiKookMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora