VII • C̲o̲n̲s̲u̲e̲l̲o̲

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Solo las personas que han sufrido acoso entenderán lo orgánico que puede llegar a sentirse, lo natural que puede resultar.
Simplemente terminas aceptando que es así, y cuando hacen chistes sobre tí te ríes con tus agresores y dejas que te pasen por arriba. Y cuando te pegan, te empujan y te patean, es lo mismo. Finjes que no sientes dolor y no le avisas a nadie porque no quieres ser un soplón, porque esos sí que no tienen perdón.
Y siempre vas a desear, en lo más profundo de tu ser, bien en el fondo, que ellos hayan sido tus amigos.
___

Jungkook estaba encerrado en el baño: no podía entrar al salón de clase luciendo como un luchador de boxeo fracasado. Por más que no hubiera sido la primera vez, se dedicó a limpiar sus heridas.

En su cabeza, se sentía culpable por cómo había reaccionado. Él no era un chico violento, se desconocía. Al mismo tiempo, se daba golpecitos de ánimo en la espalda: ya había soportado suficiente.

Abrió la canilla y se dedicó a lavarse la cara. Se miró al espejo, le dieron ganas de sacar el compás.
Sacudió las manos para quitarse el agua, se secó la cara con la camisa del uniforme, la cual quedó sucia de tierra y sangre.
Caminó hasta un rincón de las duchas, en el que se arrastró por la pared hasta quedar sentado en el frío suelo.
Era uno de los pocos lugares del liceo donde podía estar tranquilo, aislado de los demás.

Recordaba la escena con detenimiento, no podía evitar pensar en que se había pasado. "¿Qué me enfureció tanto?"

—¿Es posible que me guste Jimin? —se cuestionó, agarrándose la cabeza por la frustración.

No era imposible, y eso le preocupaba.
Solo tenía dos experiencias enamorándose: uno lo agredía y el otro lo abandonó.
Llegó a preguntarse si solo era una confusión debido al nombre del chico —si el nombre de Jimin le traía recuerdos de cuando había sido feliz— pero, de cualquier manera, se sentía incapaz de soportar otra decepción. Aun así no podía dejar de pensar en que Jimin era hermoso, no solo de forma física, su ser era hermoso.
Su cabeza era un lío, quería arrancarla de su cuerpo para poder dejar de pensar. Estaba harto.

Unos golpecitos en la puerta hicieron que JungKook interrumpa la discusión consigo mismo. 

—¿Hay alguien ahí? —preguntó una voz muy familiar: Jimin— ¿Puedo pasar?

Ehh... sí, claro —murmuró nervioso, mientras se arreglaba el pelo con rapidez, aún sentado en el suelo. Al darse cuenta de que se estaba arreglando para Jimin, volvió desordenarse el pelo.

Entonces Jimin entró al baño.
Sonrío débilmente, y Jungkook sintió como si le retorcieran el corazón.

—Aquí estabas... —dijo mientras cerraba la canilla, su voz sonaba apagada. La vista de Jungkook se clavó en el suelo, no quería que Jimin lo viera —Ví lo que hiciste allá afuera. ¿Siempre fueron así contigo y nunca hiciste nada? ¿Quienes eran?

—Algo así... —se limitó a decir, no quería meter a Jimin en sus líos del pasado— El estúpido que se metió contigo es Baekhyung, y la otra, igual de estúpida, es su noviecita.

JungKook levantó la vista por un momento y se encontró con un Jimin frágil, con el llanto de Jimin. Eso lo sorprendió bastante, ya que parecía que el chico solo sabia sonreír.

—Bobo... —dijo mientras se secaba las lágrimas con el abrigo del uniforme y se acercaba a él—. No te vuelvas a dejar pegar, menos por esos imbéciles.

Jungkook tomó aire y su rostro entristeció, estaba conmovido. 

—¡Hablo en serio! —exclamó Jimin al ver su expresión— Mira si un día te lastiman de verdad, o te dejan grave, o peor —dijo Jimin con la voz entrecortada por el llanto—. Me preocupas, mírate —sorbió su nariz.

—No sé de que hablas... —se negó JungKook apenado, miró para otro lado aún sabiendo que Jimin tenía toda la razón— Yo... ¡Mnph! —el castaño iba a intentar convencerle de que se encontraba bien, pero Jimin le interrumpió con un fuerte, fuerte abrazo.

Este abrazo era diferente al de aquella vez en su casa, cuando lo conoció. Este abrazo no era para nada superficial. Era como si abrazara directamente a su alma. El abrazo que necesitaba hace años, pero se negaba a recibir. Un abrazo confortador, cálido, reparador, que junte todas y cada una de sus piezas que de a poco se fueron esparciendo en el suelo, hasta curarlo por completo. Uno que le haga sentir seguro de sí mismo, por un momento al menos. Un abrazo de consuelo.

—Siempre que ocurra algo malo a tu alrededor, cuéntame, te escucharé —Jimin se separó por un momento para ver a JungKook a los ojos, ojos llorosos pero que no se atrevían a soltar lágrimas—. ¿Sabes? No es necesario aparentar ser rudo todo el tiempo, también se vale llorar. Está bien desahogarse —dijo Jimin en un tono muy dulce, tomandolo de los hombros— Está bien pedir ayuda.

—Jimin... —sollozó JungKook, extrañamente, atrayendo a Jimin contra su cuerpo en un nuevo abrazo, permitiéndose llorar, por primera vez, frente a alguien.

Las frías paredes de su corazón no soportarían mucho antes de que cierto rayito de Sol las derrita por completo.

»«

Regresé.
He estado de rodaje POR SEMANAS y no he terminado, pero me hice un espacio para actualizar la historia.

I'm Fine [JiKookMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora