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Dicen por ahí que el amor es una ilusión, que es algo efímero y que se acaba en un parpadear de ojos, dicen que los sentimientos ya no existen y que sólo creemos que están presentes para aparentar sentir algo, dicen también que ya nadie piensa en el otro, que todos fingimos hacerlo, que la humanidad se pierde en tan sólo unos minutos y que a veces nada puede cambiarlo.

Pero ésta historia no trata sobre eso, ésta historia será contada para que puedas entender que no todo lo que dicen es cierto, que sí, hay momentos de decepción, rabia y tristeza pero también de alegría, afectividad y amor, porque sí, el amor quizás no se vea siempre pero todavía logra verse.

Sol Martínez era la chica más linda que tenía el salón de segundo año, todos los chicos de su salón deseaban que ella le prestara la más mínima atención, intentaban cortejarla con flores, pasándole los apuntes de la clase, ayudándola con las tareas, llevando sus libros de un lugar a otro...habían muchas formas para eso, pero a Sol no le gustaba ninguna.

Ella prefería hacer sola su tarea, no le gustaban las flores, ni los chocolates, ni cualquier cosa que ellos pudiesen darle, no le gustaba que ellos le pasaran sus apuntes o que la ayudaran con sus libros, no le gustaba nada, a menos claro, que fuese Theo quién lo hiciese y para su mala suerte, él estaba pendiente de otra chica.

Theo estudiaba con ella desde siempre, o al menos desde que ella tenía memoria, pero no fue hasta principios de ese año cuando ella notó algo diferente en él. Quizás por su personalidad tan relajada, o quizás eran sus ojos mieles, o su cabello que solía pasarse desordenado...la cuestión era que a Sol le gustaba Theo mientras que él siempre estaba con alguna otra chica.

Hasta ese día.

— ¿Necesitas que te ayude con eso?—le preguntaron, Sol intentó mantener la calma al escuchar la voz del chico. Sabía que era Theo, lo podía reconocer incluso con los ojos tapados. Ella elevó la mirada y lo vio parado frente a ella como si no supiese todo lo que le estaba ocurriendo en su interior.

—Emm...—no sabía qué decirle. Quería aceptar en ese mismo instante pero no quería parecer apresurada.

—Digo, tienes como cinco libros y sé que son bastantes pesados—comentó—. Pensé que sería una buena idea ayudarte, no es que crea que no puedes con ellos, sólo quería ayudarte—ella sonrió animada.

—Sí, eh, puedes ayudarme—Theo le mostró una mueca y tomó sus libros para acompañarla hasta su casillero.

— ¿Te gusta leer mucho?

—Un poco—se encogió de hombros un tanto tímida.

—Es lindo—le sonrió—. No pensé que eras de las que leen mucho, me gusta—ella sintió cómo sus mejillas fueron lentamente sonrojándose—. No me lo malinterpretes, no es que creyese que no leías pero cómo nunca te he visto con un libro que no fuese los de la clase...disculpa, no sé ni qué estoy diciendo—meneó su cabeza.

Sol se rió.

—Creo que mejor me quedo en la parte en dónde me pediste ayuda con los libros—Theo se rió igual y siguió caminando hasta su casillero. Ahí ella colocó la clave y lo abrió para tomar los libros que éste tenía y ordenarlos dentro—.Muchas gracias por ayudarme.

—No hay de qué—le sonrió. Ella esperó que Theo se fuese pero él no se movió, se quedó mirándola como si se estuviese debatiendo en hablarle o no.

—Emmm—dijo ella también sin saber que decir, sin embargo no quería que él se fuera.

— ¿Ya tienes equipo en la tarea de psicología? —preguntó, ella negó—. ¿Quieres estar conmigo?

—Pensé que estarías con Minerva.

—Ella entenderá—respondió—. Entonces... ¿hacemos el trabajo juntos?

—Sí claro—respondió alegre—. Podemos vernos mañana al salir de clases.

—Mi hermana me recoge siempre, si quieres te vienes conmigo y comes en mi casa—le dijo—, mi mamá seguro no tiene problema con eso.

Sol se encotraba feliz por eso, no entendía cómo era que de la nada Theo se acercó a ella y le hablase pero no iba a pelear con el destino por eso, estaba más que encantada por la atención que estaba recibiendo de él.

—Sí, me parece perfecto—le dijo un tanto sonrojada, Guillermo, el mejor amigo de Theo se acercó a ellos—. Creo que ya debes irte—le dijo al ver al chico, Theo asintió.

—Sí, yo eh, te veo mañana entonces—le dijo, se acercó a ella y besó su mejilla haciendo que ella enrojeciera más de lo que estaba—. Chao—la saludó y se marchó junto a su amigo que se despidió de ella con un saludo de manos.

Sol esperó perderlos de vista para dar un pequeño salto de alegría, no sabía si eso era un sueño o no, pero Theo Cotton le había hablado luego de tanto tiempo sin ni siquiera mirarla y ella no podía desaprovechar esa oportunidad.

— ¿Por qué tan feliz? —le preguntó Rome, una de sus amigas.

—Theo y yo haremos el trabajo juntos—sonrió, Rome la miró sorprendida pero luego chilló emocionada.

— ¡Oh por dios! —gritó—. Juro que estaría molesta contigo por haberme dejado sola si no fuese porque estás con él. ¡No lo puedo creer!

Sol se rió y continuó feliz toda esa tarde, luego de ese día las cosas cambiarían entre ellos dos y ella estaba segura que lo haría para bien. 

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¡Bienvenidos a esta historia! Para las que ya llevan un par de historias en este universo y no saben quién es Theo, pues se los presento; es el hermano menor de Charlie.

Y para las que son nuevos en todo este mundo pues sean bienvenidos a Sunny Ice! Espero que les guste esta historia <3

¿Próximo Capítulo? Posiblemente el martes.

La primera vez que Theo besó a una chicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora