Una Sonrisa Mas

Capitulo 9: Tristeza

Y con un parpadear de ojos, el tiempo cambio; La realidad se mostró ante mi como un animal salvaje, haciendo aclarar lo peligrosa que es. Pero... Ya no tengo miedo a morir ante esos filosos dientes o bueno, nunca lo he tenido, sólo he alargado nuestro encuentro desde hace un año.

Hay tiempo para reír, hay tiempo para disfrutar, hay momentos en los que tienes que sacar hasta la última felicidad de tu alma, pero, hay momentos para llorar... Para terminar de quebrar los escombros que quedaban regados por el suelo.

Con lágrimas saliendo de mis ojos, no entendía la situación, "¿que hice para merecer esto?" pensaba mientras veía a la luna, su gigantesca belleza siempre me tranquilizaba, de alguna o de otra manera, me hacía feliz verla.

Aunque... Esta vez no es así, mientras más la veo, más lágrimas salen de mis ojos, el nudo que tengo en mi garganta se hace aún más fuerte, y con mis últimas fuerzas dije en voz baja.

-Que hago? Ayúdame, madre...- pero no solucionó nada pedirle algo a alguien que ya no se encontraba con nosotros.

Corrí, con todas mis fuerzas fui directo al baño; Abrí el agua caliente y sin pensarlo entre. Las gotas hirviendo cayendo sobre mi cuerpo no hacían nada.

-Porque!!! Porque no puedo sentir nada- con la voz entre cortada lo dije, las lágrimas que caían al suelo, sólo mostraban el dolor por el que he pasado, frustado ante la situacion di un golpe a la pared, ya no sabía que hacer.

«¿Porque mi pasado siempre me encuentra, acaso no puedo simplemente dejar de ser yo?» susurre mirando hacia el suelo.

Cuando cerré el agua camine hacia el espejo para lavarme las lágrimas que quedaban, estaba totalmente húmedo, no se podía ver nada; Con la toalla que tenía, intente limpiarla, lo primero que vi, fue el vacío que mostraba mi cara, no lograba expresar ninguna emoción, brotaban y brotaban lágrimas, pero no parecía que estuviese triste, eso sólo empeoró mi situación.

Antes cuando estaba triste, iba al cuarto de Ana, le contaba lo que me había sucedido, durabamos horas hablándo de la situación la cual yo planteaba, esos días, Ana no era como la actual, lo único que buscaba era cuidar y enseñar a su hermano pequeño; Yo la quería con toda mi alma. Ella cambio fue cuando nos adentramos en la escritura, el fracaso le destruyó su personalidad lo único que ahora puedes ver, son millones de personalidades divididas en fragmentos de su original personalidad, duele mucho, duele demasiado verla, pero más que todo, duele más saber que el causante de su destrucción... Fui yo.

Caminando por el pasillo, totalmente ahogado en lágrimas y pensamientos, estoy en busca de agua para poder seguir; mis piernas me duelen, mi corazón poco a poco deja de latir. Siento como si las heridas selladas desde hace tiempo se estuvieran abriendo, cuando giro, un camino de sangre me sigue, observó como alguien se derrumba, para cuando me di cuenta, ese río de sangre el cual me estaba siguiendo,era mío, y la persona en el suelo... Era yo.

"Oye Hugo, cuando te sientas mal o triste, cuando sientas que ya no puedes mas con este mundo, sólo escribe. Empeña toda tu ira en el papel, y muestrale a todos, el sentimiento que quieres expresar "

Esas palabras... quién me las habrá dicho... Oh si, fue mi madre.

Camine lentamente hacia el closet situado en mi cuarto, entre papeles, fotos, libros, se encontraba mi única distracción, Una maquina de escribir; La saque y la lleve a la sala, la sitúe al lado del balcón, justo donde la luna se mostraba con su mayor esplendor, entonces, Pulse la primera tecla.

Cuando pulso una tecla, en mi mente empieza una triste partitura, la cual mejora al momento de escribir, en cada párrafo que pongo, dreno toda mi tristeza, he intento explicar los sentimientos por los cuales siempre tengo que pasar, es como cuando un pianista está en su máximo esplendor. Tocando lo que a él le gusta, intenta expresar todos sus sentimientos a las personas que lo observan; el público se para de donde están sentados para aplaudir por tal belleza, o lloran por esa tragedia. Así me he sentido cada vez que escribo, y es la unica forma de saber que yo estoy vivo.

Aunque esa partitura se acaba, nunca dura lo suficiente, ella toca de una forma hermosa, pero termina, justo al momento de llegar al "." y ahí, es cuando el lector decidirá que hacer, si aplaudir por tal escritura, o llorar por esos sentimientos.