Al momento de despertarme, sentía una gran tranquilidad en mi cuarto, busqué mi teléfono, lo tenía dentro de un millón de ropa enredada; Dentro de un pantalón viejo, por casualidad encontré una billetera.
No tenía nada adentro pero me podría servir para guardar las tarjetas viejas que tenía.
Al momento de abrir la puerta, sentí que una ventisca de aire rodeaba mi cuerpo, con la mirada apuntando hacia el pasillo estaba Milla caminando, cada paso que daba era como si la oscuridad que estaba en mi hogar se fuera, iluminandose poco a poco, no entendía bien el porqué, di un lento parpadeo.
No entendía la situación, estaba un poco sorprendido, cuando caí en la realidad, toda la casa estaba limpia y clara, me recordé a los tiempos que estaba con mi madre, ella se obsesionaba con la limpieza así que eso fue lo que empezó las fisuras con ella. Impresionado y extrañado, miré mis alrededores, no veía la suciedad o el olvido que estaba antes.
Decidí armado de valor dirigirme a la cocina, tenía miedo de lo que me pudiera encontrar, el aire que se sentía antes también había cambiado, era más ligero, no tenía ese peso el cual siempre te hace caer al suelo...
Cuando me asomé a la cocina, lo primero que vi fue aquel cabello el cual se unía con el resplandor del sol reflejado en la ventana, esos ojos que mostraban tranquilidad como siempre, esos labios que suspiraron verano, me miro a los ojos, y con una sonrisa me dijo.
–Buenos dias– Tenía una vos demasiado agradable, como el de una persona que intenta entrar a tu corazón.
Asustado por los cambios respondí con un seco
–Hola– Milla Dando unos lentos pasos se acercó a mí, me puso sus dos manos rodeando mis mejillas y se puso a apretarlas, mientras ella con su cara un poco molesta me dijo.
–Eso es todo lo que tienes que decir...Acaso no viste como limpie tu casa?– Mirándonos fijamente, observando su belleza en todos sus sentidos, me sonrojo, no tenía palabras, ella no dejaba de mirarme, con esas suaves manos tocando mi cara.
Siento como si todo mi mundo se frenara, volví a sentir un latido dentro de mí, mis pensamientos están totalmente idos, todos los pecados que siempre me han perseguido y juzgado se esfumaron, lo único en lo que puedo pensar ahora es en esa belleza.
En esos ojos, en ese cabello, en... Milla.
Desviando mi mirada rápidamente, lo único que logre sacar fue un sutil.
–Gracias– Cuando volví a verla, tenía una cara un poco sorprendida, los ojos se le aguaron, fue como si no se hubiese esperado que le agradeciera, o bueno esa fue la impresión que me dio, con sus mangas se limpió la cara, me miro y me dijo.
–No fue nada, Hugo– Realmente no entiendo bien la situación, pero me quede tranquilo, fue demasiada emoción por unos segundos.
De pronto se escucho como un trueno, el rugido de un león y una explosión, Milla Tenía hambre, para ir a comer la invite a un lugar de comida rápida a el cual siempre voy cuando tengo hambre, hacia demasiado frio en el exterior.
Me puse un suéter con una camisa manga larga por dentro, mientras que ella cargaba un conjunto muy bonito, un suéter negro con rayas blancas que lo bordeaban hasta su capucha, una falda que resaltaba de lo claro que era le llegaba hasta sus rodillas, no se le veía nada en medio de esas dos partes tristemente, unas pantimedias con unas formas de gatos muy bonitas, tenía su cabello recogido y metido dentro de su capucha.
Al momento de salir, había aún más frío que dentro de mi apartamento, mientras caminábamos la calle se veía sola, no se podía observar ni un alma cerca, el asfalto estaba resbaloso, y el conjunto de edificios estaban con las ventanas cerradas, no recuerdo la cantidad de veces que he dado el mismo recorrido, siempre tan sombrío, Milla no hablaba casi, al parecer es un poco tímida a veces y por otra parte yo no soy muy hablador que digamos, cuando íbamos llegando, nuestras miradas por casualidad se cruzaron, ella con la cara un poco sonrojada me pregunto qué tal se veía, me quedé sorprendido, nadie nunca me ha preguntado por algo como eso, pero eso tiene su contraparte, no sé cómo responder a esa pregunta, lo único que salió de mis helados labios fue.
–Bien– Milla voltio su cara sonrojada y me dijo.
–Eso ya lo sé, pervertido– No tengo ni idea de porque me dijo eso último, me siento tan feliz al igual que triste, ya que alguien reconoció que una parte de mi es pervertida pero... No dije nada malo que yo sepa. Cuando llegamos, el lugar estaba lleno, todos los asientos llenos y no se podía casi respirar de lo apretados que estaban, era un lugar de hamburguesas, no me sorprendía que este a ese punto de lleno, al momento de pagar, saque la billetera que había agarrado esta mañana, buscando entre sus compartimentos, intentando encontrar la tarjeta necesaria, la encontré, cuando la saque para pagar unas dos hamburguesas grandes, salió una foto pegada a ella, cayó al suelo, extrañado decidí recogerla.
Era una foto que me recordó cosas que estaban en un lugar el cual nunca pensé que recordaría otra vez, una foto que con el simple hecho de verla recordaba lo triste que es el significado de "vivir", una foto de la casa de mi padre...
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Una Sonrisa Mas
Storie d'amoreLa historia da vuelta en torno al protagonista llamado Hugo, el cual es un exiliado de la sociedad, con una infancia un poco dura el tratara de buscar nuevamente una razón de vivir