Problemas

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Por unos minutos Yuuri se quedo sin palabras y solo pudo observa a esa chica alejarse con una sonrisa de satisfacción en su rostro mientras la ira iba creciendo dentro de él de forma descomunal. Quería explicaciones y las querías ahora. Salió rápidamente al salón donde tendría su clase, ahí seguramente ya estaría Otabek, a cada paso que daba algo dentro de él dolía y todas las inseguridades y miedos iban saliendo a flote a tal punto que casi sentía sus lágrimas queriendo escapar de sus ojos.

Yuuri y el maestro entraron juntos a la clase por lo cual no pudo hablar de inmediato con el kazajo, decidió que no se sentaría a un lado de Otabek como siempre lo hacía ya que prefería calmase un poco.

Por otro lado cuando Otabek vio entrar a Yuuri sintió que su mundo se iba abajo el japonés ni siquiera lo miro y se fue lo más lejos posible de él.

Para ambos la clase duro una eternidad querían hablar, saber que todo estaba bien. El timbre que indicaba el final de la clase por fin sonó y todos los presentes abandonaron el lugar, menos dos que permanecían en sus respectivos asientos intentando aclarar sus ideas, el silencio fue perturbado por una melodía que indicaba la llamada entrante en el celular de Yuuri, este contestó de inmediato al ver el nombre de la persona que llamaba reflejado en la pantalla. Por acto reflejo Otabek giró y deposito toda su atención en el pelinegro, notando el sutil y creciente brillo en su mirada, esa que el japonés le negó hace apenas unos momentos acompañada de su bella sonrisa que llenó el lugar de forma armónica, entre líneas pudo escuchar palabras que hicieron estremecer su corazón dolorosamente.

-Claro que puedes quedarte conmigo, ya quiero verte... también te quiero Phichit- y esas fueron las últimas palabras que pronuncio Yuuri antes de terminar la llamada. La cabeza de Otabek se saturó con un sinfín de preguntas ¿otra vez ese nombre? ¿Qué significa ese tipo para Yuuri? ¿Por qué luce tan feliz? ¿Qué pasa?...

-Otabek, tenemos que hablar- su expresión cambio a una totalmente seria y un escalofrió recorrió la espalda del kazajo.

-Estoy de acuerdo

-¿Quién es Phichit?

-¿Quién es Mila?

Ambos preguntaron al mismo tiempo y lucieron claramente sorprendidos, otra vez el silencio se hizo presente mientras internamente cada uno analizaba e iba entendiendo de qué se trataba todo esto, Otabek fue el primero en comenzar a hablar.

-Mila es- guardo silencio un par de segundos antes de continuar- bueno ella era mi novia pero terminamos cuando se fue a España en un intercambio estudiantil no sabía que había regresado este año, en fin ella ya no significa nada para mí.

-Ella se acerco a mí diciendo que era tu novia y que merecías algo mejor yo-

-No tienes que creer en lo que personas como Mila dicen, salí con ella solo porque no me dejaba en paz y también nos acostamos un par de veces, pero como te dije todo se acabo y tu eres la única persona que me importa- coloco su mano sobre la mejilla del japonés dejando pequeñas y suaves caricias- Te amo Yuuri y tengo miedo de perderte por eso te voy a preguntar de nuevo ¿Quién es Phichit?

-Él es alguien muy importe para mi, después de lo que me ocurrió cuando tenía 10 años todo cambio para mí, ya no me importaban los demás solo me concentre en los estudios y las clases de piano, una tarde cuando me dirigía a una presentación importante vi como Phichit era golpeado por tres tipos más grandes, la gente pasaba a su lado indiferente de la situación y yo me vi reflejado en él en esos momentos la razón y mi juicio salieron volando, solo me abalance contra ellos golpeándolos lo más fuerte que pude, cuando reaccione ellos estaban tendidos en el piso cubiertos de sangre y mis nudillos estaban deshechos, tome a Phichit entre mis brazos y lo lleve al hospital, después de eso tuve muchos problemas en la escuela y otras cosas, fue gracias a su papá que me aceptaron en otra escuela junto a su hijo, al poco tiempo nos volvimos cercanos y comenzamos a salir.

-¿Te acostaste con él?

-Si

-¿Todavía lo quieres?

-Si

En eso momento Otabek se dio la vuelta dispuesto a huir de ese lugar ya no quería escuchar nada más, pero Yuuri fue más rápido y lo sujetó de su muñeca con fuerza.

-Él es importante para mí y lo quiero, pero es diferente a lo que siento por ti Beka tu eres mi novio te amo y no estoy dispuesto a perderte.

Unió sus labios en un beso que no tardo en ser correspondido esa unió no fue dulce ni suave, fue desesperada y con ansias de saber que se pertenecían, besos y caricias llenas de pasión, poco a poco los botones de ambas camisas fueron liberados dejando expuesta la piel que fue rapiditamente atacada dejando marcas, unas más escondidas y otra que serían visibles fácilmente.

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En algún lugar de París

Leo, ¿conoces a Yuri Plisetsky?

-Eh? No... bueno si, es un modelo que ha trabajado para mi agencia.

-¿Por qué preguntas amor?

- Entonces deben ser muy cercanos

-En realidad no...

-Leo deja de mentir ya vi los mensajes y las fotos que tienes con él, ¿qué tan idiota crees que soy?- Guang ya no pudo aguantar más y estallo en llanto.

-Yo confiaba en ti Leo te di todo mi amor ¿Por qué? No merezco esto, pensé que al menos serias honesto conmigo y lo admitirías.

- Guang, amor yo te amo, lo que tengo con él es solo una aventura, si tú me lo pides puedo terminar mi relación con Yuri.

-Eres un maldito idiota, no quiero volver a ver tu jodida cara de nuevo- se dio la vuelta con el corazón roto y su orgullo por los suelos no podía creerlo, la persona que más amaba lo traiciono, limpió las lagrimas de sus mejillas y no volteo a mirar a la persona que insistentemente gritaba su nombre.

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Yuuri salió primero del salón dejando atrás a Otabek que intentaba dejar su ropa de forma decente y tratando de recuperar el aliento.

En la cafetería se encontró de nuevo con Mila quien el ver las obvias marcas en el cuello del pelinegro se acerco furiosa a él.

-Te dije que él es mío...

- Oh disculpa, no vi tu nombre escrito en su piel, y te aseguro que recorrí cada centímetro de ella hace unos minutos.- la enfrento con una sonrisa burlona en sus labios.

Yuuri vio a su novio entrando por la puerta y no dudo en avanzar hasta él, enredar sus brazos alrededor de su cuello y besarlo de forma descarada y demandante, Otabek lo tomó por la cintura uniendo sus cuerpos y profundizo el beso.

Mila no tuvo más opción que abandonar el lugar sintiéndose humillada.

Sabor a chocolateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora