29. Cambios.

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Dos semanas después...

Cerré el libro con una sonrisa, me levanté y lo devolví a su lugar en uno de mis libreros.

-¿Qué leeré ahora?-Me pregunté a mí misma en voz baja.-Floppy, tú...-Miré en todas las direcciones pero no encontré a mi compañero lector, suspiré, debe estar con Scarlett.

Desde que ella había vuelto las cosas habían cambiado demasiado en el departamento. Siempre que iba a la sala la encontraba a ella con alguno de mis tíos viendo una película en mi sofá favorito, en mi sofá. Mis tíos ahora le prestan más atención a ella que a mí, y no se hable de mi padre, prácticamente él se ha olvidado de mi existencia. Los Viernes por la noche es cuando todo empeora ya que todos van a la sala y se ponen a hacer maratones de películas hasta la madrugada, ¡algo que nunca hicieron conmigo porque siempre regresaban muy cansados del trabajo!

No lo soporto, no la soporto, quiero que se vaya, nunca debí haber deseado que volviera.

Me alejé del librero y me senté en mi columpio, miré al techo de la biblioteca y suspiré, silbé y esperé a que Doug Jr. viniera, pero no lo hizo, fruncí el ceño.

-¿Doug?-Me levanté del columpio y bajé las escaleras.- ¿Pequeñín?-Nada, ni siquiera un ladrido, salí de la habitación y lo busqué con la mirada por el pasillo, pero no había rastro alguno de él.

Bajé las escaleras hasta la primera planta y lo busqué, pero tampoco había rastro alguno de él, miré la puerta, encontrándola abierta, gruñí y salí al pasillo, a tiempo de ver a mi pequeño cachorro subirse en el ascensor (lo instalaron hace tres años al aumentar departamentos en el edificio).

Corrí hacia las escaleras de servicio y corrí cuatro pisos arriba hasta llegar a la azotea, a tiempo de ver como mi cachorro se paraba en la cornisa.

-¡Doug, no!-Grité y me lancé sobre él, alcancé a atraparlo, lo tuve entre mis manos justo cuando caíamos por la cornisa.

Cerré los ojos y absorbí a Doug dentro de mí, antes de dar una voltereta y crear una barrera a mi alrededor, la cual disminuyó el impacto del concreto contra mi espalda.

-Ay.-Gemí y me levanté, entré de nuevo en mi edificio y regresé a mi departamento, cerré la puerta y dejé de absorber a mi perro.-Corre, sé libre.-Él ladró un poco antes de correr entre mis piernas y luego hasta mi habitación.

-Zeus, hola.-Saludó Scarlett, dejé de llamarla mamá mentalmente cuando las cosas empeoraron en mi hogar.

-¿Fuiste tú quien dejó la puerta abierta?

-El perro quería salir.-Se encogió de hombros.

-En primera es mi perro, así que no te le acerques, en segunda él NO puede salir del departamento solo gracias a su patita, y en tercera no puedes dejar que un perro salga solo del departamento o puede extraviarse, y el mío estuvo a punto de morir.-Dije con frialdad, ella desvió la mirada con la mandíbula tensa.-No vuelvas a acercarte a Doug.-Dije antes de adentrarme en mi habitación, donde mi hermano era molestado por mi cachorro, reí y saqué una foto con mi celular.

(...)

-¿Vemos una película?-Pregunté a mi tío Hulk abrazando a mi almohada.-Podemos ver Love Rosie.-Canturreé, él desvió la mirada.

-Lo lamento, Zeus, pero ya tenemos planes con tu... con Scarlett.

-Adivinaré, maratón de pelis.

-Sí, lo siento.

-No importa.-Dije malhumorada y fui a mi habitación, cerrando la puerta de un portazo. Saqué mi cajetilla de cigarros de mi armario y encendí uno, me lo llevé a la boca y exhalé el humo, molesta.

Absorbente #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora