Absorbente #2

43. Tiburón.

Un año después...

Le puse protector solar a Levi por todo el cuerpo y luego a Jamie, para después ponerle los flotadores naranjas a ambos en cada brazo.

-¡Quelo patito de hule!-Gritó Levi.

-No me mires a mí, dile a tu padre que lo infle y te lo ponga.

-¡Shí!-Se dio media vuelta y corrió por la arena caliente hacia Doug.

-Mamá.-Miré a Jamie parado frente a mí.-Abua.-Señaló al océano, sonreí.

-¿Quieres ir a ella?-Asintió, lo tomé de una manita y me levanté con un poco de esfuerzo de la tumbona.

Caminamos hacia la orilla y nos detuvimos cuando el agua le llegó a las rodillas a él, Jamie chilló y pateó el agua salada, reí, me puse de cuclillas con lentitud y le mojé la cabecita cobriza, volvió a chillar, sorprendido pero extasiado.

-Zeus, ten cuidado.-Connor pasó una mano por mi cintura y me ayudó a levantarme.-El agua puede tirarte.

-Sé nadar.-Bufé y acaricié mi abultado vientre, sí, estaba embarazada, de nuevo. Al parecer los condones salían defectuosos, o simplemente no salían, cuando Douglas y yo nos acostábamos.

Tenía cuatro meses, pero mi vientre había crecido mucho y parecía de cinco, la razón era que estaba esperando gemelos, los chicos no lo saben, hoy les diré en una cena con mis padres cuando regresemos a Boston.

-Yo lo cuido, tú ve a recostarse.

-Connor, estoy embarazada no discapacitada.-Puse los ojos en blanco.

-Hay mango en la cesta.

-¡Ya voy!-Di media vuelta y corrí a mi lugar en la tumbona.

Mis antojos por embarazo se catalogaron de esta manera: Levi: cero antojos. Jamie: cosas extrañas. Con los gemelos: uno es de cosas saludables y el otro es de cosas chatarras.

Aún no sé el sexo de ambos, espero que uno de ellos sea una niña por lo menos, mi sueño, ahora que soy madre, es tener una pequeña niña a la cual enseñarle a patear traseros y malcriar.

Abrí la cesta y saqué un Tupperwarer violeta, abrí la tapa y la boca se me hizo agua al ver el delicioso mango amarillo que había dentro.

-¡¿Alguien quiere?!-Les grité a mis chicos señalando el mango, todos me miraron y negaron con la cabeza.-Más para mí.-Me encogí de hombros y comencé a devorar la fruta.

(...)

-¡Mamá!-Me giré hacia el grito de Levi y dejé caer el melón que estaba por devorar.

-¡Levi!-Me arranqué el vestido de un tirón y corrí hacia la orilla, escuché los pasos de los chicos detrás de mi.- ¡Levi!-Volví a gritar y me adentré en el agua, observando con terror cómo mi hijo era arrastrado mar adentro.

-¡Gavin, haz algo!-Gritó Gabe.

-¡No puedo, podría ocasionar un tsunami!

-¡Mami!-Gritó de nuevo mi hijo alejándose cada vez más.

No lo pensé dos veces antes de correr mar adentro, cuando el agua me llegó hasta el cuello tomé aire y me sumergí, saqué la cabeza y comencé a bracear y patalear en dirección a mi hijo.

-¡Zeus!-Gritó alguien a mis espaldas, no le presté atención y seguí nadando lo más rápido que el embarazo me permitía.

Vamos, pequeños, ayuden a mami.

Sentí movimiento en mi vientre por primera vez que casi hace que me detenga y luego sentí varias patadas, y extrañamente mi velocidad aumentó, comprendí luego de unos segundos que los bebés me estaban ayudando a nadar.