Prólogo.

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La campanilla sobre la puerta de la tienda de cosas de segunda mano tintineó, anunciando la llegada de un nuevo cliente, no le presté atención y seguí rebuscando entre la monumental pila de ropa y accesorios, buscando una nueva chamarra que comprar.

-¡Dave, ¿seguro que viste una en color verde musgo?!-Le pregunté nadando, literalmente, entre las prendas de ropa.

-¡Sí, sigue buscando!-Me gritó de vuelta, bufé y me sumergí más a fondo en la pila.

-¡La encontré!-Dije triunfal levantándome de un salto. Al hacerlo choqué con un chico, haciendo que ambos caigamos al suelo.

El chico me tomó por la cintura al caer, tocando con sus manos la suave piel de mi cintura; cerré los ojos, preparándome para el bombardeo de recuerdos o premoniciones que vendrían a continuación, pero no ocurrió nada.

Abrí los ojos sorprendida y miré hacia abajo, encontrándome con un par de ojos azules como el hielo, no porque fueran fríos sino porque la tonalidad del azul era muy opaca, como lo era el hielo.

-L-lo lamento.-Tartamudeé, él sonrió de medio lado y se quedó callado, me concentré y traté de escuchar sus pensamientos.

Nada.

Fruncí ligeramente el ceño y me incorporé un poco, observando con más detenimiento su rostro.

Ojos azules, labios carnosos pero a la vez finos y un cabello castaño rojizo, como el cobre.

-Hermosa.

-¿Disculpa?-Parpadeé sorprendida.

-Eres hermosa.-Inclinó un poco la cabeza.-Y tienes unas adorables pecas, justo lo que necesito.

-¿Ah?-Volví a parpadear, confundida.

-Eso de flirtear con las pestañas no te va, hermosa.

-Por si no lo sabías es una acción básica del cuerpo humano.-Refuté, él sonrió de lado.

-Soy Douglas McGuire, y tú, hermosa dama, serás mi chica.

Lo miré incrédula y me separé de su agarre, me levanté de un salto, de nuevo, y caminé apresuradamente hacia el mostrador para pagar mi chamarra, donde Dave y mi primo, Taison, me miraban divertidos.

-¿Nuevo ligue?-Dave subió y bajó sus canosas cejas de manera pícara, solté una risita nerviosa.- ¿Qué ocurrió con aquel pelirrojo?

-¿Kair? Dave, él es solo mi mejor amigo.-Reí y le entregué la chamarra.

-No parece.

-¿Por qué?-Le entregué cinco dólares.

-Por la manera en la que te mira.-Me entregó la chamarra dentro de una bolsa color rosa donde se leía "Tienda de segunda mano del viejo Dave."

Fruncí el ceño y negué con la cabeza, Kair no siente nada por mí, de eso me he encargado yo.

-Dulzura.-Me llamó Douglas detrás de mí, puse los ojos en blanco y me volví.

-¿Qué quieres?

-Tu nombre y  número.

-Estas demente si crees que te lo daré. No te conozco.

-Sabes mi nombre.

-Sí, pero tú el mío no.

-Veo que eres lectora.-Dijo señalando mi mochila donde sobresalía el pesado tomo de Lady Midnight  de Cassandra Clare, asentí.-Ponme un reto, si logro cumplirlo me das tu nombre.

-Hecho.-Lo pensé un momento y sonreí.-Dime el lema de despedida de los Nephilim, alias,...

-Cazadores de Sombras, lo sé.-Me miró a los ojos y sonrió, de nuevo me concentré para escuchar sus pensamientos, nada.- ¿En latín o en inglés?

-Ambas.

-De acuerdo. Atque in perpetum frater ave atque vale, por siempre jamás mi hermano saludos y adiós.-Abrí la boca, sorprendida, pero nada salió de esta.- ¿Y mi premio?

-Soy...-Lo pensé un momento, volví a sonreír, traviesa.-Me llamo Zeus Smith.

-¿Ah?

-Sí.

-¡Eso es trampa, dulzura!-Soltó una carcajada.-Quiero tu nombre real.

-Soy Zeus, ya te lo dije.-Le guiñé un ojo y caminé hacia la salida.

-Toma.-Escuché decirle Taison a Douglas, me giré con rapidez, haciendo que mi libro salga disparado hacia la pila de ropa, a tiempo de ver como mi primo le daba una nota en hoja de libreta.-Llámala.-Murmuró, mirándome con una sonrisa.

Si las miradas mataran, puf... él ya estaría 10 metros bajo tierra.

-Por supuesto que lo haré.-Se giró hacia mí y me guiñó un ojo, mientras guardaba la nota en el bolsillo trasero de sus jeans.

En este momento me maldigo a mí misma por no tener la habilidad que tenía mi primo: incendiar cosas con solo apuntar, pensar y ¡CABOOM! Adiós nota.

¿Qué era lo que hacía yo? Invadir la privacidad de una persona, ver sus recuerdos o su futuro con solo tocarlos, o escuchar sus pensamientos, sin querer.

Taison me tomó por el brazo y me arrastró fuera de la tienda, en cuanto estuvimos fuera me abalancé sobre él.

-¡Eres un idiota!

-Luego me lo agradecerás.-Me guiñó un ojo, me tomó por la cintura y me cargó sobre su hombro, pataleé para que me soltara.-Cuidado, Diosa.-Puse los ojos en blanco ante su apodo a mi apodo.-Amo mi privacidad y hay unas cuantas cosas que quiero mantener ocultas.

-Ni me lo recuerdes.-Bufé y coloqué mi puño cerrado debajo de mi barbilla, pensativa.-Por cierto, ocurrió algo extraño con el chico de la tienda.

-Se llama Douglas.

-Ya lo sé, ¿quieres que te cuente o no?

-Ya qué.

-Al caer sobre él me tomó por la cintura y la blusa se me levanto.

-¿Y eso es extraño?

-¡No! Él tocó mi piel, desnuda, y no ocurrió nada.-Se detuvo en seco y me bajó de su hombro.

-¿Nada? ¿Estás segura?

-Si, además, traté de escuchar sus pensamientos pero nada ocurrió.

Escuchamos el sonido de pasos detrás de nosotros, nos volvimos y encontramos a Douglas mirándonos fijamente, nos saludó con la mano y se subió en un auto rojo chillón.

¿Quién eres, Douglas McGuire?

Absorbente #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora