16. ¿Feliz cumpleaños? (Parte 3)

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Llegamos al club a las afueras de la ciudad y nos pusimos al final de la cola que había para entrar, mientras esperábamos charlamos de temas al azar hasta que fue nuestro turno de pagar las entradas y entrar. El lugar estaba considerablemente lleno.

-Qué comience el festejo.-Canturreó Ty y nos guio hasta la barra más cercana que encontramos, había otras cuatro esparcidas por todo el lugar, mi primo le tendió su identificación al barman.-Tres shots de tequila, por favor.

-El mío de cereza.-Pidió Gabe y me miró, yo me encogí de hombros.-Para ella que sea doble y de menta.

-¿Doble?-Abrí los ojos como platos, asintió con una sonrisa.-Gabe, si quieres llevarme a la cama solo debes pedirlo.

-¿En serio?

-No.-Reí, él me miró travieso.

-Ya veremos si dices lo mismo luego de unos diez de estos.-Dijo dándome mi shot.- ¡Por la cumpleañera!-Canturreó chocando su vasito con el nuestro.

-Por mí.-Murmuré, hice mi cabeza hacia atrás y bebí de golpe el shot, hice una mueca ante el escozor en la garganta debido al alcohol y dejé el vasito de vidrio en la barra.-Vamos a bailar.-Tomé del brazo a Gabe y lo arrastré hacia la pista de baile.

(...)

-Zeus.-Miré a Gabe con una ceja alzada.- ¿Tú... quieres a Douglas?

-¿Q-qué?-Dejé de bailar.

-¿Quieres a Douglas?

-No.- ¿O sí?-Él me gusta, no lo voy a negar, pero a él le gusta tu hermana, así que no tengo oportunidad.

-Sigue pensando eso.

Ante sus palabras lo miré con desconcierto, mi estado aumentó cuando pasó su musculoso brazo en torno a mi cintura y de un tirón pegarme a su torso, lo miré a los ojos y luego desvié la mirada a sus labios, él tomó mi barbilla con delicadeza e inclinó su cabeza, uniendo sus labios con los míos.

Creé una barrera mental entre sus pensamientos y los míos, evitando así cualquier colación entre sentimientos, recuerdo y pensamientos, mientras nuestros labios se mantenían estáticos sobre los del otro, el contacto visual no había sido roto en ningún momento, así que, decidida a disfrutar por lo menos unos minutos, cerré los ojos y moví mis labios de manera inexperta contra los suyos, sonrió y, para mi alivio, tomó las riendas del beso.

Instantes después me separé de él y sus desenfrenados besos, jadeante, me sentía mareada ante el alcohol en mi sistema y el esfuerzo implicado en la barrera mental, volví a hacer contacto visual con él y, apartando todo mi sentido común, volví a besarlo.

(...)

-Hola, linda.-Saludó alguien apenas salí del baño, miré en dirección a la voz y me encontré siendo observada por un hombre pelirrojo vestido a traje cerca de cumplir los cuarenta años.

-¿Lo conozco?-Inquirí, poniéndome con disimulo en una pose de defensa que me habían enseñado en el trabajo ante su inquietante mirada.

-No, pero necesito que vengas conmigo.-Alcé una ceja y negué, tensando los músculos, él suspiró.-Puede ser por las buenas o por las malas, primor, no me obligues a elegir por ti.

En respuesta le asesté un puñetazo en el pómulo, cosa que lo mandó contra la pared tras de sí, no perdí el tiempo y me abalancé sobre él, obligándolo a darme la espalda para someterlo por las muñecas con firmeza.

-Dado a que no entiende un no por respuesta, y que huelo una cantidad considerable de alcohol en usted, debo escoltarlo a la salida y pedirle un taxi. Andando.-Tiré de él hacia mí y luego lo insté a caminar por el pasillo con iluminación casi nula, mañana volveré a darle algunas advertencias al dueño.

Absorbente #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora