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Permanecí abrazado a Bell durante un tiempo indeterminado que, sin embargo, no debió de ser más que un par de minutos, porque los sonidos de la horda de zombis logrando pasar al interior del baño no tardaron en devolvernos a la realidad. Era poco probable que lograran trepar por la cisterna y atravesar el estrecho hueco de la ventana, pero era mejor no confiarse. Aquellos no eran muertos vivientes como los de las viejas películas de George Romero, conservaban atisbos de inteligencia demasiado inquietantes.

- Debemos volver - apremió Jerome - Lo que tus amigos puedan estar haciendo dentro no me da ninguna confianza.

A nadie se le pasó por alto el tono acusatorio con el que se dirigió a Bell, quien dejó escapar un resoplido frustrado y se incorporó para, movida por la necesidad de defenderse.

- Por última vez: no tenía ni idea de lo que pensaban hacer, ¿vale? No sabía nada.

- Eso es justo lo que diría alguien que quisiera que no supiéramos que sí sabía lo que querían hacer los de su bloque - intervino Hammer en apoyo de su primo.

- ¿Pero tú te entiendes cuando hablas o sólo abres y cierras la boca? - explotó Bell perdiendo la paciencia. Ahí fue cuando intervine.

- Ya es suficiente. Yo confío en Bell.

- Claro que sí, porque estás pillado por ella.

Contuve las súbitas ganas de pegarle un puñetazo, porque estaba realmente cansado. En circunstancias normales habría enrojecido hasta la raíz del cabello y habría empezado a tartamudear, pero ahora estaba harto. Había sobrevivido varias veces a una plaga de chicos convertidos en zombis, mis propios compañeros habían tratado de matarme y yo había dejado que Randy muriera. Harto era decir poco, a estas alturas sólo quería que todo terminase de una vez.

- Si supiera lo que iba a pasar no estaría aquí con nosotros. Estaría dentro con los demás. Por si no te has dado cuenta las lealtades a los bloques ya no se aplican: somos nosotros y los que apoyan a Brandon, a eso se resume todo - dejé traslucir toda la amargura y el enfado que sentía en esas palabras. Esto no debería estar ocurriendo, el único enemigo común debían ser los zombis, y nuestra prioridad conseguir salir del centro con vida, pero en lugar de eso estábamos inmersos en una especie de guerra civil entre nosotros.

- ¿Qué propones?

- Recuperar el control - se me adelantó Jerome, cuya voz estaba impregnada de la misma determinación fatídica que la mía - Volver dentro, proteger a los nuestros y demostrarles al resto hasta dónde está dispuesto a llegar Brandon para hacerse con el mando.

- ¿Y si Brandon no está de acuerdo?

La pregunta flotó en el aire sin que ninguno se decidiera a responderla en alto, aunque los cuatro intuíamos la respuesta. Jerome cruzó una mirada conmigo, esperando una réplica por mi parte que nunca llegó. Yo no quería hacer daño a nadie, eso no había cambiado, lo que sí lo había hecho era que ahora estaba dispuesto a hacerlo si era necesario. Asentí sin bajar la mirada y Jerome extendió lentamente una mano para estrechar la mía en una alianza que equivalía a una declaración de guerra.

**

Acordamos no regresar por el camino principal, que era la entrada que daba al vestíbulo. Era más que probable que se hubieran dado cuenta de la ausencia de Jerome y Hammer, por lo que no podíamos volver por donde sabíamos que nos estarían esperando. Fue Jerome quien sugirió entrar por la salida de emergencia del C. El C era el territorio de Brandon, por eso sería el último lugar donde nos esperarían. Bell confirmó que, a diferencia del A. Brandon no había considerado necesario clausurar la puerta trasera de su bloque porque ni siquiera se había acordado de ella.

Remember our namesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora