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Antes de irse, Bell me había pedido una sola cosa: que no hiciera nada estúpido. Aún no lo sabía, pero en la próxima media hora estaba a punto de cometer dos de las mayores estupideces que podría haber hecho desde que se inició todo esto.

Al principio no ocurrió nada, en el A todo era quietud y calma. Después el bloqueo de la entrada empezó a moverse, pieza a pieza, hasta que un pequeño camino de salida quedó despejado. Jerome apareció el primero. Hammer también había tenido razón en que estaba diferente: era como si en el transcurso de unas pocas horas hubiera envejecido años de golpe. Profundas arrugas de agotamiento y preocupación deformaban sus facciones pero había un rictus de ferocidad y determinación en su cara que, al igual que la locura que se adivinaba en Brandon, daba miedo.

Tras él se posicionaron Chris y Wyatt, este último tan maltrecho que Chris le servía de apoyo. La paliza que me habían propinado a mí horas antes no era nada en comparación con el aspecto del chico. Star, Sonja y Ryan aparecieron después. Eran los tres que supuestamente estaban enfermos, y efectivamente ninguno tenía buen aspecto. Sólo Sonja aparentaba mejores condiciones que el resto. Ese detalle hizo que alguna parte de mi mente luchara por establecer una conexión, en Sonja había algo importante que se me escapaba, y eso hizo que echara aún más de menos a Richard. Estaba seguro de que mi amigo habría comprendido al instante lo que a mí se me escapaba.

- Ya nos tienes aquí, Brandon - dijo Jerome con un claro desafío en la voz. A pesar del maltrecho grupo al que representaba no dejaba traslucir ni un ápice de miedo. Yo estaba asustado, podía notar el miedo en Hammer y en muchos de los otros chicos, pero Jerome se mantenía firme e impasible. Lanzó tal mirada de desprecio a Lex y a los suyos que estos se encogieron y el propio Lex bajó la cabeza - ¿Disfrutáis del cambio de grupo, Judas? - preguntó fríamente y escupió con asco a los pies de los antiguos miembros del A.

Lex retrocedió, incómodo, sin tenerlas todas consigo, pero Brandon le retuvo y se encaró con Jerome.

- Lex ha hecho lo que tenía que hacer, se ha puesto del lado correcto, el de los que queremos vivir. Aquí el único Judas eres tú y los que están contigo. ¿Has tomado una decisión?

- Sí: he decidido que te jodan - respondió Jerome mostrando una sonrisa digna de un tiburón y enseñándole el dedo corazón - Vas por ahí haciéndote el valiente y no eres más que un mierda que salió corriendo del B llorando y cagándose encima. ¿A cuántos de los tuyos dejaste tirados ahí dentro mientras tú te preocupabas de salvar el culo? ¿A cuántos de los que están ahora contigo harás lo mismo para salvar tu pellejo? No eres más que una basura, ¿quieres que te entregue a los míos? Ven y pasa por encima de mí si eres tan valiente.

A Brandon se le borró la sonrisa de suficiencia de la cara. Sujetó el hacha con fuerza e hizo ademán de levantarlo, como si fuera a abalanzarse sobre Jerome, pero de repente soltó una carcajada siniestra.

- Somos nueve. Vosotros seis y sólo dos servís para algo. Estás acabado y eres tan penoso que no te das cuenta.

- Siete - interrumpió Hammer posicionándose junto a su primo.

- Ocho - dije yo colocándome junto a ellos, hombro con hombro con Hammer. Me quité el trozo de tela negro que tenía enrollado en torno al hombro y lo tiré al suelo, a los pies de Brandon que me mostró los dientes en un rictus de rabia.

- ¿Te has vendido, niñato de mierda? Siempre supe que no eras más que un traidor y que no se podía confiar en ti.

- Hago lo que creo que es correcto - repliqué. Seguía asustado pero intentaba que no se notase - Según tú, no he hecho más que lo mismo que Lex, ponerme del lado de los que queremos sobrevivir pero sin olvidar quienes somos.

Remember our namesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora