8_Un adiós temporal

84 5 0
                                    

Tras una semana llena de momentos inolvidables, con las risas envolviendo cada instante y los sentimientos a flor de piel; una semana llena de besos de diferentes tipos: besos dulces, lentos, eternos, besos apasionados, intensos, ansiosos y extremadamente cortos; había llegado el temido momento para Marinette. 

El viernes se presentaba soleado y sofocante, dando buenas expectativas para el fin de semana. Pero para la muchacha se presentaba todo muy gris. A las preocupaciones de tener que dejar a París sin la única persona que podría acabar con Nature se le sumaban la decepción de no poder pasar aquellos dos días con su... Adrien. Aún no habían definido lo que eran. No le importaba. Estaba con el amor de su vida. Para ella eso era más que suficiente. Era lo que había deseado desde aquel lluvioso día en que él le dio su paraguas para que no se mojara. Aquel detalle había conquistado su corazón definitivamente. Desde entonces no tenía ojos para nadie más. 

Corrió hasta el instituto lo más rápido que pudo. Iba a llegar temprano. Quería pasar todo el tiempo posible con él. No quería desaprovechar ni un minuto. Encontró a Alya sentada en las escaleras de entrada. Disminuyó el ritmo de su carrera y se sentó a su lado. Su respiración era acelerada a causa de la carrera. Necesitó respirar profundamente durante varios minutos para recuperarse.

-¡Qué! ¿Te persiguen unos perros salvajes y rabioso o qué?- le dijo su amiga de forma burlona.

-Con mi suerte nunca se sabe...

Marinette vio a su alrededor con nerviosismo. Alya se percató de ello e intentó tranquilizarla.

-Si buscas a Adrien, aún no ha llegado. Y si buscas a Chloe, tranquila, está dentro con su perro faldero, intentando trazar un plan maligno.

Marinette rió ante el comentario de su amiga. Aunque le decepcionó que su amado no hubiera llegado, le tranquilizaba que la rubia no anduviera por allí. Desde que se había enterado de lo que había entre ella y Adrien, no les había quitado el ojo de encima. Por no hablar de las innumerables veces que había aparecido de repente cuando estaban juntos e intentado llevárselo como si nada, apartándola como a un chucho que no hace otra cosa que estorbar. Ese comportamiento, como si Adrien fuera suyo, la ponía furiosa. ¿Cuándo se iba a dar cuenta de que ahora Adrien era suyo? Bueno, ese tema aún  no lo habían zanjado, pero... ¡Chloe no podía llevárselo cuando le daba la gana! 

-Marinette, ¿Estás bien?- Alya pasó una mano por delante de los ojos de su amiga- Tierra llamando a Marinette.

La muchacha, al oír su nombre, reaccionó. Sacudió la cabeza y centró toda su atención en la chica. 

-¿Qué pasa?

-Volviste a quedarte en trance- dijo encogiéndose de hombros. 

-Hola chicas- saludó Nino, que había llegado en ese momento. 

Se sentó a su lado y empezó a conversar con Alya mientras Marinette volvía a sumirse en sus pensamientos. Al contrario de lo que pensaba su amiga, eran las preocupaciones de irse dos días de París lo que rondaba su cabeza y no Chloe y sus intentos de robarle a su amado. Por suerte, este llegó en aquel momento antes de que una profunda angustia se apoderara de la muchacha. Bajó de la limusina que normalmente le llevaba al instituto, se despidió de su guardaespaldas y cerró la puerta para aproximarse a sus amigos. 

-Hola Nino, hola Alya- les saludo con la mano antes de sentarse al lado de Marinette, que no le quitaba el ojo de encima desde que apareció-. Hola amor- le dijo mientras se acercaba y le daba un beso en la mejilla.

Aquellas palabras seguidas de aquel acto provocaron que el corazón le fuera a mil y sus mejillas se calentaran adquiriendo un tono rosado que al muchacho le pareció adorable. Le entraron ganas de besarla. Y, como se había prometido hacía poco, no se contuvo ese acto de cariño. Aprovechó que Marinette giró su cabeza para juntar sus labios con decisión y ternura. 

Nuestro secreto a vocesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora