15_Preocupaciones

49 4 0
                                    

-No pensaba comportarme de diferente forma. Esto no cambia nada- le aseguró la muchacha, mirándole a los ojos.

Él apartó la mirada. Ya había visto la reacción de sus compañeros unos minutos atrás. No quería que, por culpa de su secreto, Marinette lo viera de otra forma. Quería que le tratara como siempre. Que le quisiera por ser él, Adrien, por su interior y no su fachada. No por ser el superhéroe de París. Marinette le agarró la barbilla con sus dedos y le obligó a mirarla. Una vez más, Adrien se perdió en el oscuro mar de los ojos de Marinette.

-Nada va a cambiar entre nosotros. Vale, eres Chat-Noir, ¿y qué? Te quería antes y te sigo queriendo. No voy a quererte más  o de otra forma por ser él. Al final sigues siendo el maravilloso chico del que me enamoré- la convicción en las palabras de la muchacha desterró cualquier duda del muchacho, que afirmó con la cabeza. Después, como si tuvieran un acuerdo táctico, ambos acercaron al uno hacia el otro y se abrazaron. Marinette lo aferró tan fuerte como pudo. Las imágenes de él cayendo la habían asaltado las últimas noches, persiguiéndola en forma de pesadillas. Y ahora volvía a su mente y la angustia de perderle le oprimió el pecho. Sintió sus ojos arder y parpadeó varias veces, tratando de evitar las lágrimas que amenazaban con salir. Inhaló su dulce aroma, alejando las horrendas imágenes de su mente- . Chat-Noir o Adrien, te quiero- Al escuchar sus palabras, Adrien la atrajo más hacia si. La calidez que emanaba su cuerpo lo reconfortaba, le daba vida. Escondió su rostro en el hueco de su cuello mientras acariciaba su cabello con delicadeza. Algo en su interior le decía que no se merecía a aquella chica tan maravillosa.

Se separaron unos minutos después. Adrien tomó el rostro de la muchacha entre sus manos y le acarició la mejilla con sus pulgares, en movimientos circulares y delicados. Marinette puso sus manos sobre las del muchacho y cerró los ojos. Segundos después notó el suave contacto de los labios del chico sobre los de ella, que contrastaban con la aspereza de sus dedos. Fue un beso dulce, delicado, sin ir a más. Después juntaron sus frentes. Estaban tan cerca que respiraban el mismo aire. Ambos agradecieron la cercanía y calidez del otro. Después de esos aterradores días, un peso que Marinette desconocía que existía abandonó su pecho y la hizo sentirse más liviana, alejando a su vez la angustia y el temor. 

-Casi me muero cuando te vi caer- ante las palabras cargadas de dolor de Marinette, Adrien abrió los ojos de repente pero no despegó sus frentes ni bajó sus manos. Vio como apretaba sus párpados en un intento de reprimir las lágrimas-. Si tú murieras, yo... no sabría... no sabría seguir- sollozó.

Aunque lo intentó, no pudo contenerlas y dos amargas lágrimas cayeron por sus mejillas. 

-¡Eh, eh, eh!- susurró Adrien, cortando con sus pulgares el camino de las lágrimas- No digas eso ni por un segundo. Marinette mírame- la muchacha obedeció y lo miró. Tenía un poco borrosa la visión por las lágrimas. Ver aquel dolor y preocupación en sus ojos conmovió el corazón de Adrien-. Estoy aquí y no me voy a ir a ningún lugar, nunca. No voy a dejarte sola, ¿lo entiendes?- ella asintió- Nunca, pequeña, jamás- tras decir esto, la agarró por los hombros y la atrajo hacia su cuerpo, envolviéndola en sus brazos sin posibilidad de escapar-. Siempre estaré a tu lado, princesa mía.

Sintió los hombros de Marinette temblar por un segundo, pero después se recuperó. Tenía que ser fuerte. Ya había permitido que durante días esa agobiante sensación la embargara. Ahora debía ser fuerte. Con su identidad rebelada, Adrien ya no podría descansar tranquilo ni un segundo. Y Nature seguía allí fuera, haciéndose más fuerte mientras ellos se debilitaban por la maldición. Debían acabar con ella. Y pronto.

Con ese pensamiento en mente, Marinette se separó de Adrien, tomándolo de la mano y guiándolo hasta su clase. El timbre tocó cuando atravesaban la puerta. Las personas que ya estaban allí clavaron su mirada en el rubio y comenzaron a murmurar entre ellas. No era difícil imaginarse lo que decían. Adrien suspiró, cansado, y se sentó en su sitio sin decir palabra. Solo quería pasar desapercibido, ser uno más. Pero, cuando lo conseguía, algo fallaba y volvía a ser el centro de atención de todo París. Marinette observó a su novio con pena. Le destrozaba verlo así. Sabía cuanto odiaba que todos se fijaran en él. Debía arreglar aquello también. Por desgracia no había forma de arreglarlo. Se dio cuenta de ello al instante. Solo la revelación de la identidad secreta de Ladybug haría que el centro de atención pasara de él a ella. Pero eso era muy arriesgado. Tanto Nature como otros akumatizados como el propio Lepidótero podían para destruirlos.

Todos estos pensamientos la estaban ahogando cuando Alya entró por la puerta con una vitalidad propia únicamente en ella. Pasó por delante de Adrien y ocupó su lugar junto a Adrien, lo cual extrañó muchísimo a la muchacha. Esperaba de Alya algo de emoción después de revelarse un gran secreto. Era una de las mayores fans de los superhéroes de París.   Mas ella actuaba como si nada. Se quedó mirándola con atención mientras esta sacaba su libro y su libreta además de los objectos necesarios como bolígrafo, lápiz y demás. Cuando se percató de la mirada de su amiga, se encogió de hombros al tiempo que decía:

-¿Qué pasa?

-No. ¿Qué te pasa a ti?

Marinette la miraba con los ojos abiertos de par en par, con la boca abierta, sin poder creerse lo que miraba.

-A mi nada. ¿Por qué lo dices?- le preguntó mientras movía un bolígrafo entre sus dedos de forma despreocupada.

-Por...por... ¿No te has enterado?

-¿De qué?

-De lo de Adrien- dijo bajando la voz para que el muchacho no la escuchara. Alya asintió como si no le importara-. ¿Y no... no te entusiasma? No sé. Te encantan Ladybug y Chat Noir, los héroes de París. Te he visto emocionada a un nivel irreal solo con la mínima posibilidad de descubrir quién eran. Y, ahora que se sabe la identidad de uno de ellos, actúas como si no te importara. 

-Claro que me importa. Pero Adrien es mi amigo. Ahora todo el mundo está encima de él, presionándolo. Creo que debemos darle espacio, no ser como el resto.Si yo fuera él, me sentiría agobiada.

-Ahh- Marinette se giró y fijó su mirada en su libro. Alya tenía toda la razón. Se enorgullecía de su comportamiento- Me alegro de que pienses así.

La miró y asintió. Luego prestaron atención a la profesora que entraba en esos momentos en clase. Aunque Alya pensara así, el resto no. Marinette lo sabía. Y lo único que ansiaba es que dejaran tranquilo a su amor.

Este no era la única preocupación que rondaba por la cabeza de la muchacha. Ahora que sabía que Chat Noir era Adrien, ¿cómo iba a actuar cuando adoptara su forma de Ladybug? ¿Como disimular lo que sentía? ¿Y que repercusiones tendría que el resto supiera su identidad? Y no solo la gente normal. Porque estaba claro que Lepidótero había contemplado la transformación y caída de Adrien, tan bien como la había visto el resto. ¿Qué pasaría ahora? Lo dejaría en paz o acabaría con él definitivamente por miedo a que recuperara el anillo? ¿Enviaría a Nature a acabar lo que había empezado? No lo sabía. No sabía nada. Todas aquellas preguntas la rondaban y no conocía ni una de la respuesta. Solo sabía que ahora le tocaba proteger a su amado y compañero más que nunca. 

Nuestro secreto a vocesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora