Capitulo 39

1K 55 10
                                    

Elora

-Estoy muerta… -Dije tumbándome en el sofá y cerrando los ojos.

Había estado toda la mañana limpiando aquel desastre, bailando y cantando; dejándome la piel en esa cocina, y ahora mismo me sentía hecha polvo.

-Elora… -Me dijo Ayrton moviéndome un poco. –Elora…

-Mmh… -Dije sin abrir los ojos.

-Tengo hambre…

-Bien… -Dije sentándome bien en el sofá y mirando a mí hermano. –A ver que podemos cocinar…

Me levante yendo hacia la cocina y abriendo los armarios, que estaban medio vacíos todos o sino llenos de comida caducada y en mal estado; empezaba a dudar si los chicos cocinaban alguna vez o siempre pedían la comida… Y sinceramente me decantaba por la segunda opción después de ver la situación de sus armarios.

-Ayrton no hay nada para comer… -Dije escuchando como le rugía la barriga mientras me miraba con tristeza. –Pero vamos a comer a fuera, venga…

-¡Bien! –Dijo feliz poniéndose su chaqueta.

-Espérame aquí, ahora bajo y marchamos.

Subí corriendo las escaleras, intentando no tropezarme. Entre en mi habitación y busque en mi maleta mi monedero con todo lo que me quedaba de dinero. Lo mire y la verdad es que me quedaba menos de lo que yo creía, y ahora no tenía trabajo. Todo genial, estaba de “ocupa”, no tenía dinero ni trabajo; vaya desastre.  Suspire pesadamente pasándome una mano por mi rostro. Me sentía inútil.

Cogí aire y sonreí falsamente, para luego bajar. Una vez abajo me puse la chaqueta y un beanie de Louis que había encontrado por allí tirado.

Ayrton y yo fuimos andando por la calle de Londres, mientras el frio viento nos daba en la cara. Mire a Ayrton que sonreía feliz, hacía mucho que no lo llevaba a ningún sitio a comer, él y yo solos, des de… des de antes de la muerte de mama. En pensar en ella una sensación extraña me subió por la garganta y sentía la impotencia de chillar, pero controle mis ganas.

-¿Podemos ir allí? –Dijo Ayrton estirando su brazo y señalándome un sitio de comida rápida.

-Claro peque. –Le dije subiéndolo a mi espalda. -¿Qué vas a comer?

-¡Patatas y una hamburguesa enorme! –Dijo Ayrton emocionado haciéndome reír.

Entramos dentro del local, que se encontraba lleno de gente, la mayor parte turistas curiosos. Fuimos hacia el piso de arriba en busca de algún sitio, por nuestra suerte una pareja se iba de una mesa al lado de la ventana y nos pudimos sentar ahí.

-Tenemos el mejor sitio. –Dije yo sentándome en frente de Ayrton que observaba la calle.

-¡Mira! –Me dijo señalando a lo lejos de la calle. –Hay gente bailando ahí el medio…

Mire hacia donde mi pequeño hermano me señalaba, forzándome a mirar entre muchas y muchas cabezas. Al final encontré a lo que se refería, había un grupo de gente bailando para recoger dinero, y la verdad lo hacían genial. Sonreí viendo cómo se movían y podía imaginarme la adrenalina que estarían sintiendo ellos ahora mismo, la música recorriendo cada parte de su cuerpo haciéndolos moverse de forma frenética.

-Buenos días, ¿Qué tomaran? –La voz de una chica me hizo volver al mundo.

-Yo quiero patatas y una hamburguesa de esas que llevan juguete. –Dijo Ayrton sonando adorable.

-Yo quiero una hamburguesa y una fanta por favor.

-Bien, ahora un compañero mío les traerá el pedido. –Dijo la chica dando media vuelta y desapareciendo de mi campo de visión.

LA CHICA DE PELO AZULDonde viven las historias. Descúbrelo ahora