Ciel esperó a Tarrant en el jardín a la mañana siguiente, sin embargo este no apareció.
[Día siguiente]
Al siguiente día, por al noche, Ciel y Sebastian salieron a hurtadillas al jardín cuando el demonio oyó la melodía de un violín, temiendo lo peor. En efecto, en el jardín estaba un joven en el suelo, gritando, pero sin que salga voz alguna de su garganta. Una mano pálida levantó un cuchillo y miró al conde con sus fríos ojos jade, llevó un dedo a sus labios en un ademán de silencio y volvió la vista a la víctima; tras el asesino apareció una figura de ojos rojos, ya bastante conocida para el joven Conde.
– Tarrant... –murmuró.– Sebastian, deténlos –ordenó.
– Entendido.
El demonio saltó contra aquellos dos homicidas para detenerlos; el de ojos rojos saltó a un lado, quedando expuesto ante la iluminación lunar, el otro esquivó a Sebastian y tropezó al hacerlo, cayendo al suelo de espaldas. Ciel y su mayordomo se sorprendieron al ver su rostro. El asesino era una chica, de largo cabello castaño y ojos jade, vestida con un vestido azul, parecido al que usaba Tn, y medias de rayas rojas y negras junto a un par de botas altas de estilo gótico.
Ella se levantó y tomó su cuchillo, atacando al mayordomo, quien la esquivó mientras intentaba retenerla, pero aquella fémina tenía una fuerza casi descomunal.
– ¿Quién eres? –preguntó Ciel.
– ¿Acaso no la reconoce, Conde? –preguntó Tarrant divertido.
– ¿Qué? –lo miró. Él sonrió.– No... –volvió la vista a la fémina.– Tn...
– ¡Bingo! –rió a carcajadas.
– ¡Sebastian, deténte, no le hagas daño!
Aquella fémina cayó al suelo mientras Tarrant reía; se levantó y comenzó a retroceder hacia la oscuridad, de la cual salieron manos que comenzaron a arrastrarla.
– ¡Tn! –gritó el chico del parche.
El joven corrió hacia ella, tomando su mano y atrayéndola a él. Tarrant reía como loco. Tn elevó el cuchillo e intentó apuñalar a Ciel, pero antes de hacerlo Sebastian la tomó de la muñeca, apretando el agarre hasta hacerla soltar el arma.
– ¡Tn, detente! –pidió.
– No puede oírte, ¿No es divertido? –rió.
– ¿A qué te refieres?
– Ella está bajo mi control, es mi pequeña marioneta. Tus palabras no servirán –rió más.– ¿No es divertido?
– ¡Déjala en paz!
– Oblígame.
Ciel frunció el ceño, quería asesinar con sus propias manos a aquel demonio. Tarrant seguía riendo como un psicópata.
– Ciel... –susurró ella.
Todas las miradas se posaron en la fémina, quien tenía los ojos ocultos bajo su cabello. Ella levantó la mirada, mostrando como sus lágrimas comenzaban a correr por sus mejillas escapando de sus cuencas.
– Ciel...deténlo... –pidió con voz débil.
– Tch, me aburre que hables –dijo Tarrant.– Déjate de charlas y mátalo –ordenó chasqueando sus dedos.
Tn se soltó bruscamente del agarre de Sebastian, tomó el cuchillo y comenzó a atacar a Ciel, quien esquivaba por poco los hábiles ataques de la fémina. El mayordomo iba a intervenir, pero antes de hacerlo Tarrant lo detuvo.
– No interfieras...o perderás la cabeza –rió.
Sebastian y Tarrant comenzaron a pelear. Ciel esquivaba a Tn mientras ella lloraba, incapaz de controlar su cuerpo.
– Ciel...huye...No quiero...dañarte –pedía.
– No. No voy a dejar que él te haga daño.
– Pe-Pero...
– Detendremos a Tarrant y volveremos a beber té tranquilos...Lo prometo.
– No...Aléjate... –sollozó.– No puedo controlar mi cuerpo...él me tiene...Huye antes de que sea tarde...
– Nunca.
Una risa se oyó. Todos se detuvieron y miraron al receptor de aquella risa, era el Director.
– ¿Director? –preguntó Ciel, confuso y sorprendido.
– ¿Cómo está, Conde?
– Esa voz... –mmurmuró Sebastian.
El Director se quitó el sombrero, revelando así su identidad: Undertaker, el Shinigami. Todos se sorprendieron.
– ¿Undertaker?
– Will me pidió ayuda en esto, por eso estoy aquí.
– Así es –dijo Will, apareciendo tras el peliplata.– Yo solicité su ayuda.
– ¿Qué hacen aquí ustedes, malditos shinigamis? –preguntó Tarrant, molesto, con odio en su voz.
– Venimos a detener tu "gourmet", demonio –dijo acomodando sus lentes.
– Tch.
– ¿Por qué siempre eres tan problemático, Luke? –preguntó Undertaker.
– ¿Luke?
– Su nombre no es Tarrant Highttop, es Luke Rivers.
– Luke...Rivers... –repitió Sebastian.– El demonio titiritero, quien consigue víctimas que maten por él para comer las almas de los asesinados y finalmente comerse la del asesino, ¿Es así?
– Exacto.
– Maldición –se quejó Tarrant/Luke.– No esperaba que me descubriesen...
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Blue Eyes of Owl ♚♕ Ciel Phantomhive
Fiksi Penggemar"Ojos azules de búho que todo ven...mirando a través de la oscuridad, penetrando hasta lo más profundo de las almas mortales..." Al Conde Ciel Phantomhive, el "Perro Guardián de la Reina", se le ha asignado un caso de asesinatos; y para resolverlos...