Blue Eyes of Owl ♚♕ Ciel Phantomhive

♚ 27 ♕

[Julio]

Aquel carruaje se detuvo frente a una gran mansión, y de él bajó una joven de cabellos color oro y ojos zafiro, vestía con un vestido rosa con letras, tazas y pasteles estampados en él, de mangas largas blancas, y llevaba medias a rayas rosas y blancas, zapatos rojos y un listón en su cabello en combinación con el vestido; su cabello estaba recogido en dos coletas con bucles.

La joven caminó a la puerta de la mansión y llamó a ella. Un mayordomo abrió y sonrió al verla.

– Gusto en verla nuevamente, lady Kingsleigh.

– Prof...es decir, Sebastian –sonrió.– Buenos días.

– Buenos días, y bienvenida a la Mansión Phantomhive.

– Gracias.

Tn entró, siguiendo a Sebastian quien la guió por la mansión hasta el salón, allí estaba Ciel sentado en el sofá; él, al verla, sonrió.

– Tn –se levantó.– Bienvenida.

– Gracias Ciel –sonrió.– Es una mansión hermosa.

– Espero te sientas cómoda. Por favor, toma asiento.

– Sí, gracias.

Ella se sentó junto al Conde mientras el mayordomo les servía té, comenzando a charlar.

– Hablé con tu padre y dijo que, mientras te cuide más que a mi vida, tienes permitido quedarte.

– De acuerdo. Mis cosas están en el carruaje.

– Sebastian, baja las cosas de mi prometida y llévalas a su habitación –ordenó.

– Entendido.

Sebastian fue a hacer lo ordenado.

– ¿Cómo te va en Weston?

– Bien. Tío Under...quiero decir, el Director explicó que gracias a mis investigaciones y las tuyas logró capturar al asesino y que este fue arrestado en anonimato, por lo que ya no debían preocuparse pues ya nadie más moriría.

– Comprendo. También...ahora entiendo el por qué Sebastian dijo que sentía un impregnante aroma a sangre en ti.

– Lamento si cause problemas, y me gustaría disculparme con las familias de las víctimas...él me manipuló, usándome como una marioneta.

– Esta bien, ya no importa; además, con esa piedra conmemorativa con los nombres de las víctimas que pusiste en el jardín es más que suficiente.

– Gracias Ciel –sonrió.

– ¿Has dejado Weston?

– No. Mi padre no me lo permite, no después de todo lo que tuvo que hacer para que una chica entrara allí.

– ¿Y cómo haremos?

– Asistiré a clases, pero viviré contigo. Un carruaje pasará por mí para llevarme a mis clases y me traerá cuando termine.

– Entiendo. Bien.

Tn sonrió.

– Por cierto...es raro verte sin tus vestidos de Alicia.

– Eso quedó atrás, ahora usaré vestidos de diferentes colores y diseños.

– Es bueno que lo hagas –sonrió.– También...quiero disculparme por haber creído que estabas...

– ¿Loca?

– Sí, algo así.

– Ah, no te preocupes –sonrió.– Si tú me hablabas de Sebastian como yo lo hacía del Sr. Tarrant tampoco te habría creído –rió.

– ... –sonrió.– Me alegra que no estés molesta.

– Jamás lo estuve. Además...creo que debo ser yo quien se disculpe, ya sabes, por haberte..."extorsionado".

– No importa eso. Eres igual a mí, usas a las personas a tu gusto y no te descubren...Creo que...el que tengas una parte inocente y una manipuladora fue lo que me atrajo de ti.

– Ya veo –rió.– A mí me gustó tu inteligencia...y la forma que tenías de mentir tan fácilmente –rió.– Siempre me pareciste interesante, por eso hablé contigo aquella vez.

– Entiendo –sonrió.– Bien –dejó la taza.– Tengo algo para ti.

– ¿Qué?

Ciel se levantó y se acercó a ella mientras sacaba de su bolsillo una pequeña caja negra, la cual le entregó. Tn ladeó la cabeza confusa y tomó aquella pequeña caja, la abrió y sonrió.

– Ciel...es hermoso –dijo mientras sus mejillas tomaban un ligero tinte rosa.

– ¿Te gusta?

– Mucho –lo miró.

– Me alegra. Tómalo como el primer regalo de tu prometido.

– Ah... –sonrió sonrojada.– Gracias.

Ciel tomó el collar y se colocó tras ella, Tn se puso de pie y levantó sus coletas para que él le colocase el colgante. La fémina acomodó su cabello y se giró, miró al del parche y lo besó. El chico se sonrojó.

– Eres un buen prometido, Ciel.

– G-Gracias –sonrió.

Tn rió. Ciel la tomó de la cintura y la besó, ella correspondió.

– Te amo, Tn –susurró.

– También te amo, Ciel –sonrió.

Finis.