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– ¿Sr. Tarrant?

– Sí... –afirmó ella.

– Moo~ Joven Phantomhive –dijo una voz masculina tras él.

Ciel y Tn se sobresaltaron y miraron rápidamente a las puertas del armario, por donde salió alguien de cabello color plata y ojos rojos como la sangre. vestido con una camisa morada junto con un pañuelo purpura, unos pantalones hasta debajo de la rodilla de color negro, unas botas cortas color blanco con adornos morados y un distintivo abrigo de color blanco que empieza desde abajo de los hombros.

– ¿Quién eres tú? –preguntó Ciel, exigiendo una respuesta.

– Sir Tarrant Hightopp –se presentó sonriendo.

– Sr. Tarrant –dijo Tn, levantándose.– ¿Qué hace aquí?

– Hola, "Alice" –sonrió moviendo la mano en un saludo.

– Hola, "Alice" –sonrió moviendo la mano en un saludo

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– ¿Qué hace aquí? –volvió a preguntar.

– Phantomhive arruinó mi diversión el sábado –rió.

– ¿El sábado? E-Espere...entonces... –comenzó a retroceder.– ¿Usted...si estuvo...en la escena del crimen?

– Shh –sonrió.– Eso es un secreto –rió como loco.

– ¿Quién es el asesino? ¡Responde! –exigió el chico.

– Eso no te incumbe, Ciel~

– Maldito...

Ciel iba a quitarse su parche para llamar a Sebastian, pero, al levantar su brazo, Tn lo detuvo.

– E-Espera, Ciel...No lo hagas.

– ¿Por qué no?

– Porque no lograras nada, enano –dijo el mayor.

Tarrant tomó a Tn del brazo, atrayéndola a él y abrazándola desde atrás; miró a Ciel, sonriendo malicioso.

– Ella te lo dijo, ¿Verdad? Que yo dije que te mantengas alejado del caso y regresaras a tu mansión, ¿No?

– No me iré hasta resolver esto.

– Pues...si no te vas, entonces...tendré que matarte –rió.– Y a ella también –dijo tomando el rostro de la fémina con una mano.

– Ni se te ocurra –dijo amenazante.

– ¿Crees que no? –rió.

El albino cubrió los ojos de la fémina con una mano, haciéndola caer inconsciente, luego la cargó y la dejó sobre la cama; miró al del parche, con una burlona sonrisa de loco en el rostro.

– Sigues tú, Phantomhive.

Aquel levantó su brazo, estirando la mano hacia el pequeño como si quisiera alcanzarlo. Un cuchillo rozó su mejilla.

– ¿Oh~? –pasó un dedo en la herida, quitando la sangre.– Buena puntería, mayordomo –rió.

Ciel se giró, detrás de él estaba Sebastian con unos cuchillos y tenedores en sus manos. El albino rió a carcajadas, como un psicópata. La luz en la habitación desapareció, sumergiéndolos en una oscura tiniebla. El chico ordenó a su mayordomo no dejar huir a Tarrant, pero al terminar de decir aquello la luz regresó y el mencionado ya no se encontraba allí.

– ¡¿Dónde está?!

Ciel chasqueó la lengua y corrió a la cama, para su alivio la fémina seguía allí.

– Tn –murmuró y tocó su mejilla.– Está ardiendo –dijo mientras volvía la vista a su mayordomo.

Sebastian se acercó a la cama, tocando la frente de la joven y, en efecto, su cabeza ardía como el fuego.

– Parece que tiene fiebre.

– Llamaré al doctor, tú quédate a cuidarla por si Tarrant regresa.

– Entendido.

Ciel corrió con el doctor, quien se sorprendió al ver al joven tan agitado; luego de que él explicase la situación, el hombre se levantó rápidamente y corrió a la habitación de Tn.

Allí la revisó. Los 4P habían sido llamados también por el del parche.

– Tiene una fiebre muy alta y su respiración es irregular.

– Aquí están los paños –dijo Sebastian al doctor, mostrando un recipiente de agua con varios paños en él.

– Gracias.

El hombre tomó un paño mojado en agua fría, lo estrujó y lo colocó en la frente de la fémina, luego sacó un frasco de su maletín y lo enseñó a los presentes.

– Estará bien, sólo debe tomar esto en cuanto despierte y luego cada hora.

– Entendido.

– Bien, la dejo en sus manos –dejó el frasco en la mesa de noche.– Si su fiebre no baja en una hora, por favor, avísenme.

– Claro, doctor.

– Con permiso.

El doctor se retiró. Los 4P rodearon la cama de la joven, mirándola con pena.

Blue Eyes of Owl ♚♕ Ciel PhantomhiveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora