No Llores Más

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Los días pasaban y esas palabras aún resonaban en la cabeza de Lluvia, dando vueltas una y otra vez en su mente: "deja de mirarlo". ¿Qué había de malo en mirar a un chico cualquiera? "Deja de mirarlo". ¿Por qué tuvo qué terminar así su primera cita? "Deja de mirarlo". ¿Acaso había fallado a su noviazgo? "Deja de mirarlo".
Dustin había faltado casi toda la semana al colegio pero a pesar de no estar a su lado ella no lo podía sacar de sus pensamientos. Los consejos de sus amigas no habían sido suficientes.

"Hola"

"Hola"

"¿Cómo estás?"

"Genial ¿y tú? :D"

"No me mientas, te acabo de ver"

"¿Por qué no me saludaste?"

"El otro día no fuiste al parque, seguramente no me quieres conocer"

"Perdóname, lo olvidé por completo :'("

"Como sea, seguramente no te importa, estás demasiado triste por lo que pasó el domingo"

"Espera, ¿cómo lo sabes?"

"Yo lo vi todo"

"Esto se vuelve cada vez más incómodo"

"¿De qué hablas?"

"Sabes todo lo que me pasa y yo ni siquiera te conozco"

"Creo que tienes razón"

"Lo siento, voy a entrar ya al salón, te texteo luego"

"Ánimo. Te quiero <3"

"Muchas gracias"

Al entrar de nuevo a clase, Lluvia se encontró con Luna, quien estaba sentada junto a Meghan. ¿Cómo podían ser ellas tan felices? Era lo que Lluvia se preguntaba. Parecían nunca abrumarse por problemas y sus vidas eran perfectas a comparación de la de Lluvia.

—Hola, chicas. —dijo Lluvia con una sonrisa de lado y un tono de desánimo.

—¿Aún no lo superas? Te digo que todo estará bien, bebé. —Meghan dijo sin siquiera responder el saludo.

—Ya estoy mejor. —ladeó la cabeza. —aunque desde el domingo no lo veo y ya es jueves.

—Él está bien. —dijo Luna y guiñó el ojo. —lo miré ayer.

—¿Ah, sí? ¿Dónde? —la expresión de la castaña cambio como por arte de magia.

—Eso no importa, ya pronto lo verás y todo se arreglará, tenlo por seguro.

—Gracias. —se acercó y sus amigas la abrazaron, haciéndola sentir comprendida.

Las clases siguieron su ritmo normal mientras afuera ligeras y pequeñas gotas de rocío caían, anunciando la próxima llegada de una fuerte tormenta, en aquella cuidad lluviosa. Los paisajes nublados le causaban nostalgia a Lluvia, pero tenía que lidiar con ellos muy seguido, teniendo qué acostumbrarse poco a poco a eso.

—Formen equipos de tres. —indicó el profesor que daría la última clase del día, a punto de comenzarla. —¡¿cuántas veces les debo decir que no jalen los pupitres?! —grito haciéndose resonar. —Lluvia, únete a Samuel y a Brandon.

Mar De Lágrimas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora