[Hace aproximadamente 14 meses]
Elizabeth está en el tejado de su casa con una camisa floja, pantalones cortos y un moño mal hecho para recoger su cabello, está leyendo su historia favorita, la de una asesina con poderes de fuego como suele hacer todas las tardes, ya que no estudia y aún no trabaja, no tiene mucho más que hacer ya que nadie comete un crimen que sea de su interés para investigar, han pasado dos años desde el último caso que aceptó y esta hundida en el aburrimiento y comenzando aceptar la monotonía de la vida.
-- ¡Eli! -- grita alguien desde abajo haciendo que ésta despegue la vista de su libro, es Chris.
-- ¿Qué quieres? -- dice ella con flojera.
-- He encontrado algo interesante -- sonriendo abiertamente y haciendo una señal con la cabeza para que baje.
Elizabeth se pone de pie, cierra su libro y baja hasta donde está Chris, llena de curiosidad -- ¿Qué me trajiste? -- dice sonriente sentandose en el cesped, bajo un arbol y sobre sus piernas y colocando las manos sobre las rodillas, Chris también se encontraba sentado, pero apoyando su espalda al árbol y con las manos atrás de la espalda.
Saca lo que oculta tras él, es una especie de afiche publicitario -- ¡Ta-dah! -- dice Chris emocionado, pero Eli al ver lo que decía borra de inmediato la sonrisa y ve muy fríamente al chico, casi parece que lo fuera a matar.
-- ¿Una hechicera? -- dice al fin, molesta por el mal chiste.
-- Sé lo que piensas, ya que como tú soy bastante objetivo, pero no tenía nada que hacer y fui a verla, después de un par de horas de conversación, vi que era alguien muy inteligente, podría haber sido una gran persona de ciencia y le pregunté ¿Por qué terminó en ese lugar? -- dice aún con mucha emoción.
-- ¿Y qué dijo? -- permaneciendo escéptica.
-- Que no se conformaba con saber la razón de todo según la ciencia lo dicta, que ella creía firmemente que debía haber algo más -- dice Chris.
-- Entonces, ¿quieres que me meta a la hechicería? -- arquendo una ceja.
Gruñe -- no es una hechicera, es como una especie de guía espiritual -- hablando mas seriamente.
-- Y ¿Cuál es tu punto? -- dice ya con un poco de curiosidad.
-- Seguimos conversando y le pregunté sobre la hipnosis -- elevando ambas cejas y haciendo énfasis en la última palabra -- me dijo que no podía obligar a alguien a hacer lo que ella quiere, pero podía hacer que no hagan lo que ella no quiera, por ejemplo, no recordar algo -- sonrie muy entusiasmado como si fuese un niño.
-- ¡Podría olvidar a mi padre! -- mostrando mucho más interés y entusiasmo.
-- Si, pero eso sería poco -- esto último llena de curiosidad a Elizabeth, lo refleja en su rostro -- le diré a los chicos que nos reunamos, te veo a las 6:00 en el fín del mundo -- se levanta y sale corriendo de ahí.
Espero que éste estúpido no me esté tomando el pelo (suspira) si es mentira, al menos espero que nos secuentren por estar a esa hora en el fín, para que no sea una perdida de tiempo.
[5:30 en la entrada de la casa Monroe]
Elizabeth se encuentra fuera con un jersey flojo azul, un jeans, zapatillas deportivas y su moño mal hecho; al ver que Charlie se acerca en su auto y estaciona, ella sube al auto.
Lo besa -- acelera, habrá tráfico en el centro -- poniendose el cinturón de seguridad.
-- Claro amor -- saliendo del terreno de los Monroe.
En el camino no hablaron mucho; les tomó 25 minutos llegar a Lands End, lugar al que ellos llaman "el fín del mundo" al ver el deportivo de Chris, se estacionan al lado.
-- ¡Chris! -- grita Elizabeth.
-- ¡Por aquí! -- se escucha a lo lejos, es Chris, quien mueve los brazos para llamar su atención.
La pareja se acerca, logran ver a 4 personas, son Chris, Kahlia, otro chico y una mujer mayor con un traje similar al de un monje budista Elizabeth de inmediato se aproxima a estrechar su mano.
-- Mucho gusto, soy Elizabeth -- dice extendiendo la mano y bajando la mirada.
Ríe -- la conozco perfectamente señorita Monroe, es usted alguien muy inteligente -- dice con una media sonrisa y aceptando su mano en saludo -- mi nombre es Satonnie y el gusto es mío -- haciendo reverencia con la cabeza.
-- Y ¿Quién es él? -- pregunta señalando con el pulgar al chico desconcido.
-- Es mi pareja, se llama Alex -- dice Chris tomandolo de la cintura y tirandolo un poco hacia él -- vino a verme y vi una buena oportunidad para que las conociera -- sonriendo, a lo que Eli mueve la cabeza en señal de aprobación.
-- Lo sé, es mucho para él -- dijo Kahlia a Elizabeth para luego ambas reír, Chris responde esto girando la vista.
-- Bueno, a lo que venimos -- interrumpe Eli el momento -- ¿Qué planeas hacer Chris?.
-- Debido a que ella puede bloquear acciones al cerebro, esto incluye los recuerdos, se me ocurrió jugar un poco para matar el tiempo -- dice Chris seriamente dirigiendose al centro del grupo.
-- ¿Podrías ser más específico? -- pregunta Kahlia.
-- Podríamos cometer un crimen perfecto, pedirle a ella que borre nuestros recuerdos al respecto y luego tratar de resolverlo -- dice entusiasmado como si fuera una gran idea.
-- Sabes perfectamente que no acepto casos que no sean de asesinos seriales, un asesinato muy peculiar o de misterios que se han convertido en leyendas urbanas a lo largo de las generaciones, lo último nones posible por cuestión de tiempo, y no vamos a matar a nadie -- enfatizando en esto último.
Chris vuelve a ver a Satonnie, parece haber tenido una idea -- ¿Puede hacer que ella quiera resolverlo? -- le pregunta a la señora.
-- Supongo que podría estimular su mente para desearlo, pero no aceptaré hacer algo que pueda afectar negativamente a algún inocente -- dice Satonnie regañandolo con el dedo índice para lo último que dijo.
-- No afectar negativamente a algun inocente... -- dice Eli mientras coloca sus manos de forma similar a la estatua del pensador -- Yo soy quien está aburrida, ustedes tienen cosas que hacer, ¿que tal si yo soy la única afectada? Seguro me interesaría descubrir quien trató de matarme o algo por el estilo -- dice sonriendo y con una ceja arqueada.
ESTÁS LEYENDO
Navegando Por Mis Lagunas Mentales (primera revisión)
Mystery / Thriller¿Te imaginas despertarte un día en una cama de hospital sin recordar aquello que por naturaleza hacías? Como hablar o moverte a voluntad; esa es la situación que Elizabeth tuvo que afrontar a sus tan solo 20 años, luego del suceso que casi se lleva...