Capítulo 1.

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Publicado: 8/04/17

Conociendote.

En Tokyo.

Era una hermosa mañana, y en un día como cualquier otro, una peliroja intentaba despertar a su hijo menor para ir a su primer día de escuela.

- Naru, hijo levantate, anda, debes ir a la escuela. - Dijo con una sonrisa mientras movía su hombro. - Es el primer día, anda despierta.-

- Tengo sueño, dejame dormir un rato más. - Murmuró a la par que se tapaba hasta la cabeza, debido a que los rayos de Sol que entraban por la ventana, le daban en la cara. Su madre solo suspiró viendo como su otro hijo entraba a la habitación.

- ¿Otra vez problemas para levantarlo? - Preguntó otro rubio de ojos celestes, sólo que su cabello era más largo y tapaba su ojo derecho.

- Ya no sé que hacer con este vago. - Realmente estaba intentando no perder la paciencia.

- Anda, ve a hacer el desayuno y yo me encargo de este chico. -

- Gracias cariño. - Le dió un beso en la frente y se retiró hacia la cocina.

Cuando Kushina abandonó la habitación, Deidara sonrió como un niño que hizo una travesura, pues sabía como despertar a su hermano.

- ¡Joder Naruto despierta! ¡Neji está toqueteando a Hinata, y está por abusar de ella! - Gritó finjiendo desesperación mientras movía a su hermano. Y como por arte de magia el rubio ya estaba fuera de la cama corriendo hacia la sala.

- ¡Ni lo creas cieguito! - Se escuchó por toda la casa mientras bajaba las escaleras.

- ¿"Cieguito"? - Pensó Deidara por el "insulto" que había dicho su hermano y bajó para ver como el rubio se daba cuenta que no había nada de lo dicho.

- Deidara, ¿otra vez? - Preguntó Minato, sabiendo lo que su hijo había hecho.

- Siempre funciona. - Dijo encongiendose de hombros mientras se sentaba a la mesa con su padre.

- Neji, es su primo. - Una sonrisa diabólica adornó su rostro. - Te mato rubia. - Y se miraron dos segundos, antes de que Deidara se ponga a correr por toda la casa con su hermano detrás. - ¡Siempre dices lo mismo solo para levantarme! - Gritó mientras lo seguía corriendo y sus padres solo pudieron reir, las peleas de los rubios eran algo normales en la casa ya que siempre se peleaban por la mínima cosa.

- ¡Y tú como idiota siempre caes! ¡Te lo ganas por decirme rubia! - Se dejó caer en el patio de la casa y él menor cayó a su lado.

- E-eres un est-estúpido. - Dijo tratando de regular su respiración.

- Sí, lo sé, aprendí de ti. - Y ambos se rieron, mientras sus padres los miraban desde la puerta que daba al patio con una sonrisa. Estaban felices de ver la conexión que tenian sus hijos, sabían que eran capaces de hacer cualquier cosa el uno por el otro.

- Anda ya chicos, que está el desayuno servido. - Avisó madre volviendo al comedor.

- Ustedes nunca cambian. - Dijo Minato mirándolos con una sonrisa.

- Pero no te molesta. - Respondieron al unísono los rubios ya de pie.

- Ni un poco. - Y así los tres se dirigieron a la mesa.

Desayunaron entre risas y peleas entre los hermanos, como siempre hacían y se fueron a preparar para la escuela. Una vez listos escucharon el timbre y Minato fue a abrir encontrando un pelirojo de ojos verdes agua, una persona que conocía perfectamente.

Me enamoré de ti, ¿algún problema?/NaruSasuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora