Capítulo 9: Gryffindor en Slytherin

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Fue el olor lo que despertó a Harry. Una mezcla de té con menta y jengibre más el olor a alcohol proveniente de él.
Abrió los ojos un poco entrecerrados, veía un poco borroso, pero distinguió que se encontraba en una cama.

-Genial. Mi habitación- susurró agotado.

Volvió a cerrar los ojos y se acomodó en las sábanas. Faltaría a clases, seguro, luego de todo lo de ayer no había mejor manera de pasar su resaca que en su propia habitación de Gryffindor.

-¿Estás despierto?

El ojiverde se estremeció y abrió los ojos abruptamente, había creído que se encontraba solo. Se sentó en la cama, se frotó los ojos con las manos, observando una figura alta y de pelo rubio en la esquina de la habitación.

-¿M-malfoy? ¿Que haces en mi cuarto?

-Tú estás en el mío- le corrigió Draco acercándose a él.

-¿Qué? No. Esta es mi cama.

-Nop. Es la mía tontis. Toma, tus anteojos.

Harry se los colocó y observó su alrededor. Estaba en el cuarto de Malfoy, no el suyo. Las frazadas eran color verde y gris, casi como todo lo que podía ver.
Luego estaba Draco, a su lado, mirándolo con expresión extraña y preocupada. Tenía ojeras, como si no hubiera dormido en toda la noche, y su cabello lucía alborotado. Llevaba puesto un piyama (verde, por supuesto) y una poción en la mano.

-¿Te encuentras bien, Potter?- giró la cabeza preocupado.

-¿Qué pasó ayer al final?- respondió con otra pregunta- Recuerdo que estaba en el baño, había vomitado, y luego llegaste tú- dijo señalando al rubio.

-Te desmayaste, y te llevé directo a mi cuarto a rastras, no pude despertarte. Te deje en mi cama y ahora despertaste.

-¿Por qué hiciste eso?- susurró Harry mirando las sábanas grises.

-Necesitabas ayuda. Bue, la necesitas. Toma esto, te ayudará a sentirte mejor- le tendió el frasquito con un líquido lila dentro. Harry la bebió, y sintió como le recorría por todo el pecho hasta el estómago, luego susurró un "gracias" avergonzado.

-Ugh, apesto-dijo sacándose la remera y levantándose de la cama.

Draco giró la vista, sonrojado. Podía sentir el calor de sus mejillas, provocado al ver el bien trabajado pecho de Harry.

-Uhm, disculpa. Eh, no debería haber hecho eso de la nada.

-No p-pasa nada. Puedes usar la ducha. Tengo una propia. Ventajas de ser hijo de Malfoys, lo sé- dijo con aire engreído- Ehm.. ¿puedes hacerlo sólo?

-¿Bañarme? Obvio, ¿que piensas? Ya me siento mucho mejor. ¿Es por aquí, verdad?- preguntó señalando una puerta su lado. Se dirigió a esta, caminando como un bebé que acabó de aprender a hacerlo, hasta qué-

-¡Cuidado con el gato!- gritó no tan alto Malfoy, pero tarde, el morocho ya estaba desplomado en el piso, quejándose.

-¿Acaso no habías visto al gato, Potter? La poción no actúa tan rápido, pero. Ay, Potter,¿estás bien?- dijo ayudándolo a levantarse, sujetándolo del brazo. "Wow, que bien trabajado está" pensó el rubio al notar los músculos.

-¿Desde cuándo tienes un puto gato?- preguntó ya de pie, rascándose el cabello, mirando al felino de color blanco, que maullaba enojado con el morocho- Grrrrr- le gruñó Harry. El gato le maulló y se escondió bajo la cama.

Supuestos Enemigos «Drarry»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora