Supuestos Enemigos «Drarry»

Capítulo 17: La pareja

Habían pasado aproximadamente dos meses desde que Harry y Draco eran una pareja oficial. A decir verdad, les costó un poco de trabajo abrirse a todo el colegio como una. Al principio tuvieron que aguantarse miradas de asco por los pasillos, susurros, e incluso burlas a través de las redes sociales. Y cómo no, el que más los criticaba, especialmente a Draco, era Thomas, el chico de Slytherin que recibió un puñetazo por parte de Malfoy tiempo atrás.

Harry siempre trataba de calmar a Draco diciéndole que no había que hacerle caso a esa gente, pero el rubio siempre les lanzaba alguno de estos comentarios a los alumnos:

"-¿Qué miras, estúpida? Seguramente estés celosa de que Harry es mío y no tuyo"

"-Cariño, ya sé que mi novio tiene tremendo cuerpo, pero ¿puedes dejar de mirarle el culo? Muchas gracias, corazón"

"-Sí, Harry es mi novio, perras. Y sí, es un chico. Idiotas"

"-Harry, dame un beso. Esa Ravenclaw no deja de mirarte"

"-¿Soy solo yo o McGonagall siempre está allí cuando estamos teniendo un momento?

E infinitos más. Harry sólo se reía nerviosamente y a veces se avergonzaba, pero en el fondo se sentía muy orgulloso por su Draco.

Luego de un tiempo algunas personas se fueron acostumbrando a verlos juntos, y lo mejor de todo fue que su relación ayudó a abrirse también a otros alumnos de Hogwarts. Gryffindors y Slytherins empezaron a hablar más entre sí, y la rivalidad que solía haber entre las dos casas había desaparecido. Gracias a ellos, también hubo más gente que también se declaró bisexual, lesbiana, etc, ¡e incluso Dumbledore salió del closet!
De alguna forma, Harry y Draco habían alegrado los días en el colegio.

Pero había un problema mucho más grande que cualquier insulto, y se llamaba Lucius Malfoy.

Ese era un tema delicado para hablar, siempre que Harry incitaba a Draco para conversar del tema, o el rubio se hacía el idiota y cambiaba el asunto, o en el peor de los casos, le agarraba una depresión que no se le iba hasta el día siguiente.

Las pocas veces que llegaron a intercambiar palabras sobre esto, Draco decía de mantenerlo en secreto, y no decirle sobre su relación al temido de su padre.
Hasta ahí quedaron, y lo único que Harry pudo hacer fue aceptar guardar el secreto con respecto a su suegro, el cuál el azabache y el rubio le tenían mucho miedo.

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-Bueno, Harry, ya has tenido mucho descanso y hemos dejado de lado un tema muy importante. -dijo Hermione en el almuerzo en el Gran Comedor.

-¿De qué hablas? -preguntó el mencionado antes de llevarse el tenedor a la boca.

-Tú sabes, no lo diré en voz alta. -contestó la castaña rodando los ojos, manteniendo aún así una expresión seria.

-¿Puedes ser clara por favor?

-Hay que empezar a buscar los Horcruxes, amigo. Hasta yo lo entendí. -intervino Ron a su lado.

Harry se quedó en silencio e inmóvil. No habían hablado sobre Voldemort desde que empezó el año, más o menos. Entonces, fue que sintió cómo si una bolsa de mil toneladas cayera sobre él. Todo este tiempo había estado en las nubes, besuqueándose con Draco por aquí y por allá, ignorando la situación en la que estaban.