Amargos recuerdos

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Capítulo 3 :Kathia

Llevaba tres días en Roma. La ciudad era preciosa: llena de ese encanto clásico que te encandila a la primera. Cada piedra parece contarte la historia de todos los amores imposibles, de  los que se cumplieron,…Pero aún no he podido salir a explorarla. Jacke me prohibió salir nada más pisar el edificio donde estaba el ático que había alquilado. Me siento en la chaise longue de estilo clásico del salón. Odio el silencio, hace que piense en todo aquello que me resulta doloroso, hace que piense en él. ¿Donde estará ahora?¿Será feliz?¿Alguien lo hace feliz?¿Qué habrá sido de su vida? No tenía derecho a estar preguntando aquello, no después de lo que le hice…

FLASHBACK

Llego a casa después de pasar la mejor noche de mi vida. Alex y yo hemos hecho el amor. Ha sido el primero , pero no me arrepiento de nada de lo que ha pasado, al contrario. Cuando abro la puerta no hay ninguna luz encendida; mis padres deben seguir en la fiesta del club de golf .Odio esas fiesta elitistas donde solo hay hipocresía y codicia. Me acerco sigilosamente a las escaleras para subir a mi habitación cuando de repente se enciende una luz. Veo a Jacke Blume, el hijo del mejor amigo de mi padre, sentado en la butaca del despacho con una copa de coñac en su mano.

-¿De dónde vienes, Kathia?- me pregunta perezosamente, con voz suave-

-He salido un rato con las chicas, hemos ido a la discoteca Midnight-respondo tensa. En realidad hemos ido a una fiesta en un club cerca del puerto donde se celebran las carreras ilegales. Alex y yo nos cansamos y decidimos dar una vuelta por la playa cuando encontramos una antigua casa abandonada. Era muy antigua y aun conservaba las lámparas de cristal y algunos retratos del siglo XVIII. Era mágica, y allí, con el sonido de las olas de fondo y con el cielo estrellado como techo, me entregué a Alex.

-¿Estás segura?-preguntó aun sin mirarme.

-Pues claro-respondí aparentando chulería. Algo me decía que las cosas se iban a poner muy feas-.

Se me quedó mirando unos segundos y en una milésima de segundo se acercó a mi, me cogio del brazo y me estampo contra la pared.

-¡¡Eres una puta!!-gritó encolerizado-Te has acostado con él y te atreves a mentirme en la cara, furcia. Pensaba que eras diferente pero ya veo que eres una fulana barata.Pero no te preocupes te preocupes, yo te enseñaré que es un hombre de verdad.

Me subió el vestido ,arrancándome la ropa interior.Me tenía inmovilizada ,solo podía ver cómo se desabrocaba el pantalón y sacaba su miembro.

-No, no !! Suéltame ,por favor.-supliqué con las lágrimas empapando mi rostro.

-Suplica cuanto quieras putita, que esta noche vas a ser mía.-dijó con una voz escalofriante.

Cerré los ojos esperando que todo pasara lo más rápido posible. En ese momento se oyó la voz de mis padres entrando en casa. Jacke se alejó rápidamente de mí, abrochándose el pantalón.

-Ni una palabra de esto a nadie. ¿Queda claro?-me susurró cerca de mi rostro. Asentí con la cabeza lentamente. Mis padres se pensarían que nos estábamos besando cuando en realidad había estado a punto de violarme. Ellos adoraban a Jacke, sobretodo mi madre. Silvia Craig era una mujer fría, siempre perfecta, que nunca mostraba sus emociones y vivía solo por el dinero y sus intereses. Mi pobre padre, Robert, era un buen hombre con rostro adusto pero que quería mucho a su única hija, que era su ojito derecho.

-Jacke, querido, no sabíamos que ibas a venir esta noche-dijo mi madre que ese estúpido tono.

-No se preocupe señora. Solo venía a pasar un rato con Kathia. Espero que no les haya ofendido mi actitud ,pero no podía tolerar que Kathia se quedase sola en casa.-dijo Jacke con voz de perfecto caballero de brillante armadura. Me producía náuseas solo escucharlo.

-Me voy a dormir, estoy agotada-dije de malhumor. No podía estar ni un segundo más allí. Cuando pase al lado de mi padre me interrogó con la mirada. En sus ojos había una mezcla de pena, arrepentimiento y amor paternal. Ahora no podía hablar con él. Habían pasado muchas cosas en apenas unas horas.

El día siguiente, por la tarde, Jacke se presentó en mi casa. Era la última persona que quería ver pero mi madre prácticamente le arrastró hasta mi habitación.

-Pasa ,querido. Lleva todo el día en su habitación.-dijo mi madre mientras abría la puerta de mi habitación y hacía pasar a Jacke.

-Hola Kathia.-dijo mirándome fijamente. Su mirada me ponía los pelos de punta.

No le contesté, simplemente continué mirando la pantalla de mi portátil. Cuando mi madre se fue, se acercó a mi despacio. Yo continuaba mirando la pantalla pero me tensé con su cercanía.

-No piensas hablarme-al no recibir respuesta continuó-Me gusta que la persona con la que estoy hablando me preste atención. Seguí mirando la pantalla, ignorándole.

-¡Te he dicho que me mires cuando te hablo!-me cerró el portátil de un manotazo.

Finalmente fijé la mirada en él, pero sin despegar los labios.

-Escúchame atentamente Kathia por que solo lo voy a decir una vez. A partir de hoy no volverás a la universidad, ni verás a tus amigos y a esemenos. ¿Te ha quedado claro?-me habló pegado a mi cara.

-A ver si te queda claro a ti. Tú no eres nadie para prohibirme nada. Yo hago lo que me da la gana con mi vida. Y si quiero ver a Alex lo volveré a ver. Por que yo lo quiero, en cambio tú me das ASCO.-le dije de vuelta. Sus ojos estaban rojos de furia.

Sus manos rodearon mi cuello y comenzó a apretar.

-Mira, zorra, como juegues conmigo vas a acabar muy mal. Hazte a la idea: tú eres mía. Yo soy el único que te tocará. Y si vuelves a verle, ten por seguro que acabará en un callejón con una bala entre ceja y ceja. Conozca a mucha gente, Kathia, gente que me haría el encargo incluso gratis. Sería una pena que tus amigos corriesen la misma suerte. Mark, Chloe, Denise, John,…Un accidente de coche lo puede tener cualquiera, ¿verdad ,Kathia?-preguntó entre dientes mientras apretaba más los dejos en mi cuello. Me estaba quedando sin aire así que asentí con la cabeza- Buena chica. Ya sabes lo que tienes que hacer. Voy a disfrutar mucho haciéndote mi esposa.-dijo mientras salía de la habitación y me dejaba tirada en el suelo intentando recobrar el aliento, llorando en silencio con el corazón roto en mil pedazos.

No podía permitir que hiciera daño a mis amigos. Si tenía que hacer lo que él quisiera para proteger sus vidas, lo haría. Si el precio por la vida de Alex era no volver a verlo, no era un precio alto para nada. Pero para hacerlo sin que sospecharse tenía que romperle el corazón.

FIN DEL FLASHBACK

Estoy tan sumida en mis pensamientos que ni me entero que Jacke está en la puerta llamándome.

-Joder, es que estás sorda. Llevo un rato llamándote-Genial, está cabreado. Se habrá quedado sin sus “polvitos mágicos”.-Esta noche tenemos una inauguración de un hotel del centro. El dueño es una persona muy importante así que arréglate.

Por lo menos podré presumir de mujer en la calle, por que en casa de poco me sirves.-dice desdeñoso.

-No te preocupes, seré la perfecta esposa de empresario cabrón-le respondo furiosa por su humillación. Se acerca a mi con la intención de darme una cachetada pero se retracta antes de golpearme.

-Te salvas por que no te puedo marcar para la fiesta. Pero controla tu lengua viperina porque la próxima vez no será solo la cara.-dije mientras se marcha de la habitación.

Cierro los ojos intentando aguantar las lágrimas. Constantemente me imagino cómo habría sido mi vida si Jacke no hubiese aparecido. Ahora podría tener mi casa, viviendo con Alex y podría ser médico, que es mi sueño. Pero hace tiempo descubrí que los sueños, sueños son.

El pactoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora