Confesiones

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Capítulo 8:

Kathia

He estado todo el trayecto hasta mi casa pensando en ese beso. Soy una auténtica estúpida, en vez de alejarlo lo atraigo hacia mí. Abro la puerta de casa y veo la luz del salón encendida. Jacke está recostado en el sofá, de espaldas a mí, mirando la televisión. Me fijo en la mesa y veo unos restos de polvos blancos. A vuelto a las andadas; cuando consume se le va la cabeza.

-¿Dónde has estado?-me pregunta relajado.

-He salido con la hija de Bellucci a tomar algo.-contesto con voz firme. Se me queda mirando con las pupilas dilatadas.

-¿De verdad? No me gusta que me mientan, Kathia.

-Es la verdad.-me está asustando.

-Bien.-se queda callado unos segundos y después explota.-¡Jodida mentirosa! Has estado en la discoteca Essence con ellos. Y no lo niegues porque mande a alguien seguirte.-me pega una bofetada, haciéndome girar la cara. En lo único que puedo pensar es en que si alguien me ha estado espiando pudo ver el beso con Alex. -¿Cómo has podido traicionarme así?¡¿Cómo?!-exclama mientras se sacude agarrándome fuertemente del brazo.-¡Yo te amaba!

-¡Tú nos has querido a nadie en tu vida!¡Si quisieras a alguien no la amenazarías para que estuviera contigo, ni la maltratarías!-estallo sin poder contener las lágrimas.-Apenas me dejas salir, solo para tus jodidas reuniones. ¡Eres un monstruo!

-¡¿Te atreves a insultarme?!Yo te lo he dado todo, todo lo que él no podía darte. Pero tú actúas como si fueras la reina de hielo.¡ Si fueras una buena esposa yo no me vería obligado a enseñarte como hacerlo.-me sujeta la cabeza con las dos manos, impidiéndome girarla.-Todo lo que he hecho es por ti, porque te amo.

-¡¿Amarme!?¡¡Tú mataste a mi hijo!!Lo único bueno que me quedaba y lo asesinaste.-le espeto con rabia. Se queda callado-

-¡Era un bastardo!. Olvídalo ya. Eres mi esposa y vas a actuar como tal, y si hace falta lo aprenderás por la fuerza-me suelta bruscamente y me caigo al suelo, llorando.-Recuerda, Kathia, eres mía. Hasta que la muerte nos separe-.

FLASHBACK

Llevaba algunos días encontrándome mal. Pensaba que era por lo del matrimonio y lo de quedarme encerrada, pero un vistazo al armario del baño me hizo darme cuenta de que hacía tiempo que no me venía la regla y yo solía ser puntual. Un pensamiento cruzó mi mente. Llamé a Ana, era la única que me transmitía buenas sensaciones.

-Ana, necesito que me hagas un favor. Pero no se lo puedes decir a nadie.

-Tranquila, señora. Puede confiar en mí.

-Necesito que vayas a la farmacia y me compres unas cuantas pruebas de embarazo-me miró asombrada.

-Por supuesto. Ahora mismo voy-salió corriendo de la habitación. No podía quedarme embarazada ahora. Y menos de Jacke. No sabía que iba a hacer.

Veinte minutos más tarde llegó Ana con una bolsa escondida entre las toallas. Juntas nos leímos las instrucciones y se quedo esperando mientras yo me realizaba las pruebas. Cuando salí mi cara lo dijo todo. Estaba embarazada, con 18 años y de un hombre al que odiaba. Me dirigí al médico para hacerme la prueba y dos días después me aseguró que estaba embarazada. Yo no podía dormir y apenas comía. Lo pasé bastante mal, porque este bebé me ataría para siempre a Jacke. Fui a la visita de la ginecóloga para que me examinara y me informara del tema del embarazo.

-Mira, Kathia. ¿Ves ese puntito? Es tu bebé-me dijo la doctora.

-No sabía que se podían ver los bebés de tan poco tiempo.

El pactoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora