Puedes contar conmigo

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Capítulo 11 :

Kathia

Cinco minutos después de recibir esa llamada estoy vestida y preparando mi maleta con los ojos llenos de lágrimas. La puerta se abre y entra Jacke.

-¿Quién demonios ha llamado a esta hora?¿Y por qué estás haciendo la maleta?-pregunta. Está borracho y lleva la ropa arrugada.

-Me han llamado del hospital. Mi padre ha sufrido un infarto y está hospitalizado.-digo mientras acabo de poner la ropa en la maleta.

-Aun no nos podemos ir. Tenemos asuntos que tratar aquí .

-Tú haz lo que quieras, pero yo me voy a ver a mi padre.

-No, ni hablar. Cuando acabemos aquí lo haremos, antes no.

-Parece que no lo entiendes. Mi padre podría estar grave.¿Crees que me quedaría aquí contigo mientras él se muere?

-Kathia, yo soy tu marido. Tienes que estar conmigo. Además, tu querido papá no es tan bueno como parece-dice con sorna.

-Puede que no sea un bendito, pero es mi padre. Y lo quiero. No pienso quedarme a tu lado mientras él está grave.-le digo mientras arrastro la maleta fuera de la habitación.

-¡Kathia, no des un paso más, maldita sea!- salgo del edificio haciendo oídos sordos a sus gritos ni al ruido de los jarrones impactando con las paredes.

Durante el vuelo una azafata me ofrece un fajo con revistas y diarios italianos para leer. Necesito entretenerme así que cojo una revista al azar. Empiezo a ojearla, ya que mi nivel de italiano es mínimo, y de repente…

-¿Pero qué…?

Alex y la modelo esa de la fiesta, Dana o algo así, están delante del Castillo Sant Angelo. En las fotos se les puede ver muy acaramelados, tanto que aparece una foto donde se ven los dos tortolitos besándose. No puedo evitar una especie de puñalada en el corazón. Cierro la revista e intento respirar de nuevo. No pensaba que iba a doler tanto. Cuando estaba en Australia evitaba mirar este tipo de revistas a toda costa, ignorando todo lo referente a Alex .Me recuesto en la butaca, intentando calmarme. Tengo que pensar en mi padre.

 Tres horas más tarde, llego a Londres. Cojo un taxi que me lleva al hospital donde se encuentra mi padre. Una enfermera me indica la habitación acompañándome. Por el cristal veo a mi padre yaciendo en la cama rodeado de tubos y máquinas totalmente inmóvil.

-Papá…-susurro mientras me acerco a él. Le aprieto la mano mientras la lágrimas caen por mi rostro.

-Querida, que sorpresa.-dice mi madre entrando en la habitación sin expresión en su cara. Mi madre es una persona muy fría; tanto que no recuerdo si alguna vez me dijo algo cariñoso o me dio un abrazo.-Pensaba que seguías en Roma.

-Hola, madre. Anoche me llamaron …

-¿Dónde está Jacke?-me interrumpe.-

-Está en Roma.

-¿Lo has dejado allí solo? Kathia, por Dios. ¿Cómo se te ocurre dejar tirado a tu marido?-me regaña.

-Papá acaba de sufrir un infarto. Podría haber muerto; no pienso anteponer a Jacke a mi propio padre.

-Es tu marido.-insiste. Llega el médico, interrumpiendo nuestra discusión.

-Perdonen que les moleste. Venía a comprobar el estado del señor Craig.

-¿Es grave, doctor?-le pregunto preocupada.

-Tenemos que realizarle unas pruebas y debe permanecer unos días ingresado .Al no ser la primera vez, se plantea la posibilidad de implantarle un baipás.-No sabía que había sufrido más infartos.¿Cuánto me he perdido estos años?

El pactoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora