Sinner » VKook [ En HIATUS ]

02

Él fue su ángel guardián alguna vez pero pecó y su alas fueron arrancadas, ahora es su demonio personal.

Se encontraba en esa mansión, ubicada en algún lugar del limbo, no en la tierra, no en el cielos— aunque así lo pareciera— , no en el infierno.

Caminaba descalzo por los grandes corredores interiores y exteriores que atravesaban todo el aposento. Llevaba puesto un albornoz de seda color vino y debajo de este un suave conjunto blanco de algodón. Su mano derecha sostenía una copa de vino y en la otra un cigarrillo. Taehyung iba rumbo al salón principal después de haber pasado toda la mañana en las caldas deleitándose de las aguas tibias.

Tomó el pomo de la puerta del salón principal, poniendo el cigarrillo entre sus labio para dejar la mano libre, y la abrió, encontrándose con los demás inquilinos que estaban esparcidos por todo el salón.

— ¡Vaya! El gran Taehyung decidió aparecer. Te hemos extrañado, primito. — Jimin saltó del sofá en el que se encontraba para acercarse y tratar de abrazarlo.

Jimin llevaba puesto una camisa de seda blanca de botones, botones que estaba desabrochados dejando ver su perfecto abdomen. Jimin irradiaba sensualidad y erotismo.

— Que seamos descendientes del mismo demonio no significa que seamos parientes, aparta. — Jimin hizo puchero, herido.

Empujado al rubio, Taehyung caminó hasta sentarse en un sillón que se encontraba cerca de un ventanal con vista a uno de los jardines del palacio. Dio las últimas caladas de su cigarro y bebió el último trago de vino.

— Noto una nube de malhumor. ¿Pasa algo?— escuchó decir a Jin, quien se miraba en un espejo contemplando su propia belleza. En su cuerpo corría la soberbia, era igual que su padre Belzebú, y al poseer la virtud de la belleza al punto de perfección su superioridad crecía.

— Alguien quiere bajar al mundo mortal...— Una sonrisa burlona se posicionó en la boca de Jimin, caminando danzante hasta los regazos de Yoongi, hijo de Abbadon, el demonio más sádico y cruel del infierno.

Jimin continuó hablando con impertinencia.— para poder tirarse a un mortal virgen, nada mal primito, sigue pecando. — soltó una risilla mientras mordía el lóbulo de la oreja de Yoongi.

— Soy libre de hacer lo que quiera.

— Es peligroso, Tae, lo sabes.

Namjoon se puso de pie de su asiento y se dispuso a dejar el libro que estaba leyendo en uno de las grandes estanterías. Echó un rápido vistazo a los libros para escoger otro y volver a su lugar.

— Pudiste darte cuenta de las consecuencias de las relaciones carnales y sentimentales con un mortal, pero aún no sabes lo que puede pasar si lo sigues haciendo como demonio. Pones en peligro a el chico. — Namjoon continuó. — Piensa bien las cosas.

Tae cerró los ojos y trató de ignorar cada una de las palabras de su amigo. Él podían hacer lo que quisiera, ya no tenía nada que perder, sus alas ya habían sido arrancadas. Y se prometió saciar su ser, en cuerpo y alma, con aquel chico, se prometió cometer cada pecado mortal con él. Sin importar qué.