Sinner » VKook [ En HIATUS ]

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Todo empezó a cambiar lento y casi imperceptible, JungKook lo sentía. Algo no iba bien y no sabía si era en él o el entorno que lo rodeaba, pero aún así hacía todo lo posible para no pensar constantemente en ello y trataba de continuar su vida normal, si es que tan siquiera le podía llamar normal.

También había estado teniendo sueños bastante raros que lo hacían despertarse en medio de la noche sudando y respirando agitando. No le gustaba estar solo en ningún momento, ni siquiera en su propia habitación, siempre procuraba estar con alguno de los demonios a su lado y para su suerte no tenía que esforzarse demasiado en esto ya que TaeHyung estaba extremadamente apegado a él.

Al principio Jungkook se encontró algo cohibido y extrañado, no debido a su insistente presencia sino a su inusual actitud melosa. Parecía como si ese ser demoniaco de mirada profunda, de voz dura y que radiaba provocación se hubiera convertido en una bola de abrazos y besos.

—¿TaeHyung...? ¿Podrías... amm... apartarte un momento?

Recolectaba duraznos para que Jin le prepara mermelada, sin embargo su labor fue interrumpida cuando un par de brazos se enredaron en su cintura y un cuerpo se pegó a su espalda. Sintió la tibia respiración en su cuello y le erizó la piel cuando los labios húmedos lo besaron dejando caminos hasta su oreja.

—Hablo en serio, aparta.

El rubio gruñó en negación y se apresó más. Inmóvil entre los brazos suspiró rendido y se dio la media vuelta hasta quedar cara a cara. Miró sus ojos azules y estos parecían desprender destellos, su pupila estaba dilatada creando la sensación de inmensidad. Desde un principio le habían encantado sus ojos.

—¿Por qué son azules? ¿Por qué todos aquí tienen ojos de color? —preguntó de la nada.

Eso era algo que se preguntaba a menudo. Porque parecía ser que los seis demonios tenía colores distintos en sus ojos, pero nunca se atrevió a preguntar por qué.

—¿Mis ojos? Pues... una mirada de iris azul es seductora—explicó creando un pequeño mohín—. Llama la atención a la primera vez y hace el contacto visual más duradero — acercó momentáneamente su cara, agrandado los ojos y chocando las narices —. Ya lo sabes, soy un demonio de la lujuria, es mi forma de llamar la atención de los humanos. ¿Dime si no te ha seducido mi mirada?

—Para nada. —negó con la cabeza.

La cara del mayor quedó en blanco y borró la sonrisa socarrona que llevaba para después reclamar, haciéndose el dolido.

—¿Qué? ¡No mientas! Yo sé que te gustan mis ojos.

El menor negó otra vez, alzando la barbilla y sonriendo. Sólo trataba de molestarlo. Porque claro que le gustaban sus ojos, ellos le provocaban mil sensaciones y reacciones en su cuerpo.

—No me gustan. Son realmente feos.

Entonces TaeHyung lo apartó, volviendo su cabeza hacia un lado, dramático y actuó como si estuviera llorando. El castaño soltó una risilla al ver lo patético que era. No prestándole más atención, volvió a su tarea de juntar duraznos, aprovechando que lo había soltado. Sin embargo, eso no duró mucho, porque de pronto sintió que algo lo empujaba hasta caer al suelo, y por un mili segundo se asustó y su cuerpo se heló por completo, por su cabeza pasó una serie de imágenes que le recordaban lo sucedido días atrás en el bosque y pensó lo peor, pero entonces escuchó una risa que jamás había escuchado antes, tan linda y juguetona. Taehyung riendo.

—¡Te vas arrepentir de haber dicho eso, Jeon JungKook!

Lo próximo que pasó fue JungKook revolcándose en el césped muriendo de la risa y el demonio rubio encima de él haciéndole cosquillas y riendo a la vez también. Y poco después los dos se encontraban corriendo y persiguiéndose por todo el jardín, saltando sobre el otro y jugando a las luchas. Parecían niños pequeños que jugaba en un parque como si no hubiera un mañana, encerrados su propio mundo.