10; namjin

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(NJ&SJ)

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(NJ&SJ)

Su piel suave como el pétalo de una rosa, terso y claro.
Su perfil era perfecto y su manera de hablar elegante. Miraba a todo aquel que pasara frente a sus ojos con superioridad, él pasaba por encima de todos los que estuvieran en el mismo lugar. Él era intocable... menos para él.

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Con ociosidad caminó por la entrada del bar aterrado de personas que bailaban y charlaban creando un bullicio incómodo para él. El olor a tabaco y a esencia humana le hacía arrugar la nariz con desagrado. Se encaminó hacia la barra, buscó un libre y sin más pidió un martini. En espera de su trago miró a sus lados, en lo asientos de la par, a su derecha vio a una un hombre de unos 50 años junto con una jovencita ambos tocándose cómo si no les importa ser vistos, no queriendo ver más esa escena volvió su vista hacia la izquierda, su boca ligeramente se abrió de sorpresa al ver el más bello hombre que alguna vez había visto, anonadado tomó un sorbo de su martini y aclaró su garganta para llamar su atención, y lo logró. Sin divagaciones habló con ronca voz.

— ¿Puedo invitarte a un trago?

— No. No puedes. — rompió el contacto visual que habían construido y volvió su cara hacía la televisión que se ubicaba detrás de la barra, colocando su mano derecha en su mejilla en signo de aburrimiento.

El peliverde sonrió.

— ¿Qué te parece una cerveza?

— ¿Tan corriente luzco?

El hombre rió por bajo al escuchar su reclamo.

— Ya veo... — alzó su mano al bartender pidiéndole una orden— Su mejor bebida.

— Tenemos una alta selección, mi señor, ¿alguna de su preferencia?

— Belle Époque Rosé.

El bartender abrió sus ojos de impresión y sonrió limpiándose sus manos en un pañuelo listo para servir el caro champagne.

— Vaya... buena elección, mi señor. — se retiró.

El peliverde se volvió al perfecto hombre a su lado con una sonrisa.

— Y... ¿Es este trago merecedor de probar tu boca?

El pelirosa disfrutó plenamente aquella atención que le estaba dando. Vanidoso, sonrió esperando a que llegara la copa de champagne, ese caro champagne que muy pocos podían costear, él lo sabía, conocía muy bien lo refinado que era aquel trago y al ser de tal clase su precio era elevado, tanto así que una persona promedio no podría pagar. ¿Por que ese hombre habría de comprarle una bebida tan cara a alguien que apenas conoce en un bar? Pero sin importarle más, se mostró encantado por ese esmero de llamar su atención.

Sin ser discreto lo observó de pies a cabeza. Su físico era realmente bien proporcionando, piernas largas que aún estando sentado tocaban el suelo, sus hombros parecían anchos, sus manos eran grandes y venosas, además, su cara era bastante atractiva, labios gruesos, linda nariz y ojos rasgados. Le atraía mucho.

Cuando llegó su copa con natural elegancia tomó del líquido, primero lo olió, admirando el sutil olor a frutos rojos que le daba aquel tono color rosado, y después disgustó por completo el sabor único, fresco, ligeramente cremoso. Complacido, regresó su miraba al hombre quién lo miró expectante.

— Si que sabes como darte a conocer... ¿cuál es tu nombre? — habló lento y sensual.

NamJoon.

Bueno NamJoon... ha que venido ese arrebato de invitarme y de paso comprar el licor más caro del todo el lugar, ¿mm?

— ¿Es que no puedo invitar a un trago a alguien tan hermoso?

El pelirosa carcajeó con su soberbia burbujeando. Se dedicó unos minutos más para observarlo, y cuando su vista pasó por su cuello notó aquella marca. Una chispa de intriga saltó a sus ojos.

Deja de coquetear y dime... que hace un demonio vástago Levi por aquí, ¿cansado de estar encerrado en ese hueco?— dijo al percibir que no era un sólo hombre corriente — Yo por eso casi nunca pongo un pie ese sucio lugar, aunque no hay comparación con esta pocilga. Al menos aquí recibo mucha atención y puedo divertirme con los estúpidos mortales. — sorbió de su copa.

— La verdad es que sí, vine aquí para hacer algunos destrozos. —mordió su pulgar con una sonrisa ladina. — ¿Quieres venir conmigo a provocar algunos más?

Se levantó de la silla y acortó la poca distancia. Tomó su mentón con delicadeza y lo hizo mirar sus ojos penetrantes. Después de varios segundos sosteniendo aquella mirada cargada de sensualidad y lujuria, el peliverde acercó su boca a si oído y susurró:

— "bañémonos en pecado"

Momentos después de terminar sus tragos se esfumaron sin que nadie los viese. Nada peor que dos seres malignos juntos, dispuestos a pecar y destruir todo a su paso, así creando un oscuro vínculo entre ambos.

La delicadeza y la destrucción unidos.

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Holi

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Holi. 👋🏻

A little bit of NamJin.

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