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             Había recobrado la conciencia mas no podía abrir sus ojos, llevaba muchos minutos solo sintiendo sin saber donde se encontraba

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             Había recobrado la conciencia mas no podía abrir sus ojos, llevaba muchos minutos solo sintiendo sin saber donde se encontraba. Se sentía mojado, podía percibir agua correr por sus piernas y unas manos húmedas que acariciaban su rostro con delicadeza, sonrió leve a gusto con el suave tacto. Su espalda estaba recargada sobre el pecho del otro cuerpo y sintió unas piernas envolver su cintura.

Una voz profunda comenzó a cantar una canción lenta, la melodía lo arrullaba y lo hacían sentir soñoliento. Pudo sentir cómo esas mismas manos se colaban por su pecho y desabotonaban los primeros tres botones de su camisa para después adentrarse y tocar la suave piel de sus pectorales algo marcados. Un maullido gemido salió cuando las uñas rasguñaron la piel muy suavemente. Más allá de la mítica voz podía escuchar agua cayendo y ciertos cantos de pájaros.

Se removió perezoso entre el cuerpo que lo sostenía. Un quejido confuso salió de su boca al chapotear en el agua que lo rodeaba cuando se incorporó. Abrió lentamente y confirmó el líquido que lo empapaba. Vio las piernas que lo rodeaban. Se volvió para ver el dueño de aquellas extremidades. Y lo vio, ya ni se sorprendía mucho de hacerlo.

Tú otra vez.

Deshizo el lazo de las piernas y se alejó un poco. Había desilusión en sus ojos, ya cuando había pensado que todo había vuelto a la normalidad. Se puso de pie y miró el manantial de agua cristalina donde se encontraba, tan hermoso como todo en aquel extraño lugar.

—Llévame a casa. Quiero irme. — lo miró fijo con atisbo de súplica en su voz.

Está es tu casa.

— ¿Qué? ¿De qué hablas?

— Te quedaras aquí, JungKook. Eres mío ahora. — lamió sus labios y sonrió ladino.

..:*°..:*°..:*°..:*°*

Su mirada vagaba por aquellos hombres de apariencia perfecta. Se sentía curioso pero fuera de lugar. No estaba asustado por primera vez, había aceptado que todo ese mundo alterno era muy verdadero y que ahora era su realidad. No sabía exactamente que hacía ahí o cuál era su propósito pero allí estaba, sentado en un banquillo cerca de una ventana apartado de los demás inquilinos, mirándolos con detenimiento hacer sus cosas diarias mientras dentro de su cabeza se formaban mil preguntas.

Había pasado casi dos días en esa mansión. El de cabellos rosados, quien se presentó como Jin, le asignó una habitación. Era extremadamente grande y refinada, muchos cuadros y jarrones que sentía que en cualquier momento iba a quebrar si los tocaba. La primera noche no pudo concebir bien el sueño y pudo ser por lo acolchada que era su nueva cama o por el temor de que alguno o especialmente el rubio entrara mientras dormía.

Sinner  » VKook  [ En HIATUS ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora